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Atrapada...

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por Iromi, 15 de Julio de 2010. Respuestas: 3 | Visitas: 730

  1. Iromi

    Iromi Poeta recién llegado

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    Bueno, voy a colgar la historia más triste que he conseguido hacer hasta el momento... Es un relato extenso, unas 165 páginas en word... espero que no os canse.

    Por supuesto podeis mandarme todas las críticas que queráis, así podré mejorar cada día más ^^

    ___________________________________


    CAPÍTULO I



    Cuando lo tienes todo, cuando todo está de tu parte y crees que te va a durar para siempre, te es muy difícil pensar que la vida pueda jugarte una mala pasada y que te pueda cambiar con tanta brusquedad que te pondría los vellos de punta. No piensas que pueda ocurrir algo que, de la noche a la mañana, pueda cambiar tu manera de pensar, de actuar, de comportarte con los demás… y sin embargo, eso no es así.
    Para todos aquellos que piensan que lo tienen todo consigo y que les va a durar para siempre, la vida no es más que un juego que espera a que te levantes para ponerse en marcha. Para aquellos que viven intensamente la vida sin ninguna preocupación en sus mentes, les es muy difícil pensar que pueda haber alguien más en el mundo que, en estos mismísimos momentos, esté pasando por su infernal y odiosa vida actuando como un robot, como una máquina que espera a que se le acaben las pilas para dejar de funcionar.
    Al principio yo era como vosotros. Creía que mi buena suerte, mis amigos, mis padres, mi vida en general iban a durarme para siempre… que no habría nada en este mundo que pudiese arrebatármelo de una forma cruel y despiadada. Sin embargo un día descubrí que yo no había nacido en este miserable y superficial mundo para pasar de inadvertida… yo había nacido para hacer algo grande, para dejar mi huella en él. Y, por muy duro y difícil que resultase para mí, una cría de apenas dieciséis años, ¿quién era yo para romper los hilos del destino?
    Ésta es mi historia. No es ni hermosa, ni feliz… pero es lo que me ocurrió. Quizás no sea la típica historia que acaba con un final tan alegre que nos deja sonriendo durante horas, pero si lo fuese… sería una gran mentira.
    Corría sobre los charcos de agua sucia que había sobre el asfalto, contemplando mi reloj. El cielo estaba completamente negro pese a ser las ocho y media de la mañana, ya que las nubes grisáceas que había en él oscurecían las calles y el ambiente matinal. Tenía que darme prisa… la clase saldría a la excursión en diez minutos y no se molestarían en esperarme. ¿Cómo se me podía haber olvidado la autorización si mi madre la había firmado precisamente la noche anterior?
    Derrapé al doblar la esquina llevándome la mano al pecho, jadeando. Gotas gruesas de lluvia corrían libremente sobre mi rostro, tiñéndolo de un brillo especial y anormal. Los coches que pasaban por la carretera salpicaban a todos los transeúntes que pasaban cerca de ellos, por lo que tuve la debida precaución de apartarme lo suficiente de su trayectoria para no acabar chorreando. Aunque más mojada no podía estar…
    Justo acababa de recorrer unos diez metros cuando pude vislumbrar mi casa entre aquel chaparrón que caía sobre mi cabeza; poseía dos plantas y un color rojizo precioso. La puerta estaba entreabierta, pero, teniendo en cuenta que mi madre debía estar a punto de irse, no era tan extraño. Seguramente estaría a punto de marcharse cuando se le había olvidado coger algo, como a mí acababa de pasarme… Sin pensar nada más, me adentré velozmente en el pasillo principal.
    La casa estaba completamente a oscuras, lo que consiguió llamar mi atención. Aminoré la marcha conforme me acercaba a la mitad del pasillo, sintiendo de pronto un terrible mal presentimiento en el fondo de mi alma… y temí que pudiese haber ocurrido algo malo. Avancé más deprisa al ver la puerta de la cocina a diez escasos centímetros de mí. Lo que vi dentro de la estancia jamás podría olvidarlo…
    [COLOR=black]Me quedé completamente estática ante el umbral de la puerta de la cocina, asombrada ante aquello que veían mis ojos. Mi rostro pasó del color carne al verde, e instantáneamente se tiñó de un blanquecino perla. Avancé unos cortos pasos mientras dejaba caer al suelo la mochila que llevaba sobre hombros. Mis manos comenzaron a temblar de pura impotencia, pensando que quizás aquello que veía en el suelo no era más que una cruel pesadilla que estaba teniendo antes de despertar. [/COLOR]
    [FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]Junto a la encimera negra sobre la cual mis padres cocinaban, se hallaban sus cuerpos sin vida rodeados de un gigantesco charco de sangre. Las extremidades de ambos estaban colocadas en un ángulo completamente anormal, dando la sensación de haber caído al suelo de una forma extraña. La cabeza de mi madre estaba limpiamente atravesada por un orificio de bala entre ceja y ceja, mientras que en el caso de mi padre le había atravesado el abdomen. [/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]Llevé las manos a la boca sintiendo una ligera presión en el pecho mientras retrocedía unos pasos, completamente horrorizada. Lágrimas cristalinas comenzaron a correr por mis mejillas, que habían cogido un tono sonrosado. Aquello no podía estar pasando, aquellos no podían ser mis padres… ¿Cómo demonios…? ¿Y quién...? Las preguntas ni siquiera se atinaban a formar en mi mente, que estaba absolutamente bloqueada por el horror que acababa de ver.[/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]Fue en ese instante cuando me fijé en que había una cuarta persona en esa habitación. Era un hombre… un tipo vestido elegantemente de unos aparente treinta años. El hombre se volteó para mirarme mientras se guardaba una pistola en la parte anterior de sus pantalones. Mi primer instinto fue salir corriendo, pero algo me frenaba: quizás la sonrisa maliciosa de aquel hombre, que me observaba estudiando mis reacciones. [/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]Entonces se fue. Pasó como si nada a mi lado sin que yo hiciese nada por detenerlo, sin atreverme a seguirle con la mirada ni a exigirle que se quedase para darme explicaciones del asesinato que acababa de cometer. Solo me importaba el hecho de que mis padres estaban en la cocina atravesados por una bala, sin ninguna apariencia de levantarse para volver a arroparme entre sus brazos… Un portazo me avisó de que aquel hombre ya no estaba en la casa, y seguramente jamás lo volvería a ver.[/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]Al alzar la mirada me percaté de un extraño mensaje sobre la pared del fondo de la instancia, justo al lado de la pared donde me encontraba; estaba pintado con la propia sangre de mis padres, sin lugar a dudas.[/COLOR][/SIZE]


    [CENTER][I][FONT=Constantia][SIZE=3][COLOR=red][B]“Nada es lo que parece ser, y lo que parece ser algo… no es nada”[/B][/COLOR][/SIZE][/FONT][/I][FONT=Constantia][/font][/CENTER][FONT=Constantia]




    [CENTER][B][FONT=Comic Sans MS][SIZE=3][COLOR=black]***3 meses después***[/COLOR][/SIZE][/FONT][/B][FONT=Comic Sans MS][/font][/CENTER][FONT=Comic Sans MS]



    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]Una gran tormenta acaeció de golpe en ese lugar. Estridentes rayos y truenos retumbaban por todo el bosque, dejándolo tan iluminado que parecía que no existía ese gran manto de nubes negras que se cernía sobre todos los árboles del pasaje. El viento acompañaba a la tempestad, que hacía bailar bruscamente todos los abetos que había a mi alrededor. Y, por si fuera poco, el suelo arenoso que pisaban mis pies se había vuelto de un blando barro, hundiéndome varios centímetros en él.[/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]Comencé a temblar de frío, mas no me importaba caer enferma. Cerré los ojos esperando paciente a que todo terminara, a que todo acabase de una vez. Y de pronto llegó a mi mente la imagen de dos cuerpos sin vida sobre el suelo, una imagen que aún perturbaba mis pesadillas… una imagen que nunca podría olvidar. Volví a abrir mis ojos, y ésta vez posé mi mirada sobre el rostro de mi oponente.[/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]Aquel hombre que me sonreía con verdadera maldad no podría tener más de treinta años. Sus ojos eran de un tono plateado, y su corta cabellera, que le llegaba hasta los hombros en cascada, morena. Poseía una tez bronceada, y unos músculos tan marcados que parecían haberle costado meses de gimnasio. Verdaderamente yo, una chica de dieciséis años con un largo cabello rubio ondulado hasta media espalda, de ojos castaños y menudita, no podía hacer nada contra un hombre así. Eso era lo que realmente me ponía tan nerviosa. [/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]-Al fin he dado contigo… -susurró mientras me miraba con malicia. –Mira que eres escurridiza.[/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]No le contesté. Le seguí fulminando con la mirada, presa de una ira que no había sentido en meses. No me preocupaba morir, ya que no le importaría a nadie. Durante mucho tiempo había estado completamente sola, por eso sabía que no era el fin del mundo que una chica como yo desapareciese de la faz de la tierra. Recordé con tristeza esa etapa de mi vida en la que me había visto obligada a esconderme como una vil rata, a ocultarme de mi enemigo. Meses de dolor recordando una y otra vez que, si no hubiese sido por mí, nada de todo esto estaría pasando ahora… Jamás podría dejar de sentirme tan culpable. Apreté los puños con furia contenida, recordando que el desgraciado que había conseguido amargarme la vida estaba a pocos centímetros de mí.[/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]-Y tú un maldito asesino que… -comencé, mirándole a los ojos con furia. [/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]-No digas cosas que ambos ya sabemos –me interrumpió el hombre. –Por cierto, nunca nos hemos presentado, ¿cierto? Me llamo Saúl, y no podría decir que es un placer, porque mentiría. [/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]No me enfadé por ese comentario. De todas formas no era nada hiriente para mí. Mi rostro y mi cabello estaban completamente mojados a causa de la lluvia que sucumbía, que no parecía tener ganas de concluir. Era una suerte el que estuviese diluviando, ya que al menos podía ocultarle a Saúl las lágrimas que desbordaban por mis mejillas. [/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]-Me has dado grandes quebraderos de cabeza –continuó Saúl como quien no quiere la cosa. –No ha sido hasta Diciembre que he podido dar contigo, y eso que te persigo desde Septiembre… -dijo pensativo. –Bueno, pero de todas formas eso no es lo importante. ¿Qué tal si me acompañas a dar un pequeño paseo? A mi jefe le encantará conocerte…[/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]-¿Acompañarte? Ni lo sueñes… -respondí con asco. –Dile a tu jefe que no se siga esforzando, jamás iré a verle el careto. [/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]-Esa respuesta no le gustará, Samantha… –murmuró secamente, con voz amenazante y el rostro tenso. [/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]Abrí los ojos de la sorpresa.[/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]-¿Cómo… sabes mi nombre? [/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]-Uno hace bien los deberes. ¿Sabes? –comentó de pronto, llevándose la mano hacia el interior de su abrigo. –Pensé que esto podría acabar bien. Ya sabes, sin que tuviese que matarte –apreté los puños mientras retrocedía. –Pero… me parece que no me dejas otra opción -entonces sacó del interior de su chaqueta negra de cuero una impresionante mágnum 38 y me apuntó a la cabeza sin más miramientos.[/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]Me quedé estática. Primero observé con terror el rostro macabro de Saúl, y luego desvié la mirada hacia el cañón, que mantenía suspendido en el aire a cinco escasos centímetros de mis ojos. Mi mente se quedó completamente bloqueada, y mis manos comenzaron a temblar del miedo que comenzaba a sentir. La carrera había concluido. Ahora solo estaba Saúl, su mágnum, y yo… que estaba sin ningún arma con la que poder defenderme. [/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]Fue entonces cuando me decidí. No podía dejar las cosas tal y como estaban, no podía dejar que ese tipo se saliese con la suya… Había llegado el momento de plantarle cara, aunque no sabía muy bien cómo iba a hacerlo. Bajé la cabeza sumiendo mi rostro en la más completa oscuridad, concentrándome en toda la ira acumulada desde aquel fatídico día... Saúl me miró con desconcierto, olvidando por un momento que entre sus manos portaba un arma con la que poder destruirme cuando quisiese. Levanté la cabeza en un segundo y volví a mirar a Saúl, con tal rabia en los ojos que haría retroceder a cualquiera. Pero no a mi adversario. Ese hombre seguía observándome con su arma entre las manos… cosa que cada vez conseguía ponerme más ansiosa. [/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]Mis ojos se mantuvieron durante unos minutos sobre los plateados de Saúl, que me observaban con cierta expectación y emoción. No me interesaba eliminar a aquel tipejo del mapa, porque no quería convertirme en alguien de su mismo calibre. Me conformaba con infundirle tanto miedo en el cuerpo que saliese corriendo de aquel lugar olvidándose de mí, y ésta vez para siempre… Para que no volviese a buscarme, para que me dejase vivir en paz de una maldita vez. Pero antes de poder siquiera pensar cómo iba a conseguirlo, algo me distrajo.[/COLOR][/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3][COLOR=black]Saúl disparó. [/COLOR][/SIZE]
    [COLOR=black] [/COLOR][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/font][/font][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT]
     
    #1
    Última modificación: 15 de Julio de 2010
  2. lluvia de enero

    lluvia de enero Simplemente mujer

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    Bueno, Angeles... Indudablemente me has sorprendido gratamente con tu relato. Ha sido una lectura muy amena, con gran fluidez y captó mi atención desde el comienzo hasta el final. Ya quiero saber como continúa esto, lo que es un muy buen comienzo. Gracias por compartir tu obra. Seguiré cerca.

    Un besito.
     
    #2
  3. ROSA

    ROSA Invitado

    Un relato fuerte puesto que metes a tus padres, espero que sea una novela ....La cabeza de mi madre estaba limpiamente atravesada por un orificio de bala entre ceja y ceja, mientras que en el caso de mi padre le había atravesado el abdomen....
    FUERTE ESCRITO SEGUIRE TU RELATO.UN ABRAZO
     
    #3
  4. Iromi

    Iromi Poeta recién llegado

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    Muchas gracias, lluvia de enero ^^ Me alegra de que te resulte interesante :p

    Rosa: tranquila es un relato imaginario, nada de esto pasó de verdad. En lo referente a lo impactante de la historia... la mayoría va a ser trágica y dura. Es un relato trágico hasta el final con mucho dolor, así que... ^^

    Gracias a las dos ^^

    Aquí traigo la continuación... ¡Besos!
    ________________________________

    CAPÍTULO II

    Saúl disparó.
    Grité de dolor cuando sentí la bala impactar contra mi piel. Choqué contra el árbol que había detrás de mí, y luego resbalé por el tronco hasta quedar sentada sobre las duras raíces que sentía en el suelo. Gemí de dolor mientras llevaba la mano hacia mi brazo derecho, presionando sobre el rasguño que me había causado a la vez que sentía la sangre caliente fluir por la herida.
    No había disparado a matar.
    -Esto no es un juego –amenazó Saúl con voz sorna poniendo una mueca de disgusto. –El jefe de la banda quiere hablar contigo, así que deja de complicar las cosas si quieres seguir viva. No hagas tonterías –me advirtió mientras cogía mi brazo izquierdo, obligándome a que me levantase. Luego se guardó la mágnum.
    Comencé a caminar a su lado sin quejarme. No podía hacer nada de todas formas. Era demasiado débil para poder escapar con vida de semejante lío, por lo que sólo me dejé arrastrar.
    Tropecé con el barro, pero no me dio tiempo a caerme porque mi opresor alzó mi brazo con dureza, levantándome. Resoplé con consternación. Aunque me llevasen a su guarida y me amenazasen con subfusiles o metralletas, jamás conseguirían nada de mí. Sobre todo porque no tenía ni idea de qué era lo que buscaban. ¿Para qué si no hubiese malgastado casi tres meses intentando descubrir cuál era el objetivo de la organización? Por más que había pensado muchísimo el lugar donde podrían mantenerse ocultos, aún no había logrado siquiera saber qué era lo que buscaban en verdad…
    -¿Qué vais a hacerme? –pregunté de pronto. Tan sólo tenía que esperar un momento de distracción para salir corriendo.
    -Oh, tranquila, no vamos a matarte –comentó sonriendo perversamente. –Tenemos una pequeña sospecha acerca de ti... Ya sabes que mi jefe tiene mucho interés en conocerte.
    [SIZE=3]Hice una mueca desdeñosa. No sabía por qué gente como aquella quería conocerme a mí, pero la verdad es que no me importaba en absoluto. Entonces se me ocurrió algo.[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]-No tienes ni idea, ¿verdad? –inquirí con sarcasmo. –Ni siquiera sabes qué es lo que tu maldito jefe está buscando…[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]-¿Y tú sí? –comentó irónicamente, apartando de enfrente una rama gigantesca.[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]-Por supuesto –contesté sin temor.[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Nos detuvimos a la vez. Le miré con una sonrisita: había conseguido lo que quería, que era desviar su atención de seguir caminando para que me mirase a mí. Tras unos segundos de vacilación, me dijo:[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]-¿Qué es? –preguntó agarrándome duramente por el rasguño. [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Cerré los ojos de dolor.[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]-No te lo voy a decir… -susurré apartando su manaza de un golpe. –Pero, lo que sí te diré, es que todo hombre tiene un punto débil… [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Sonreí con malicia cuando observé que el rostro de Saúl se tornaba de un color blanquecino perla. Al segundo después, se retorcía sobre el suelo ante la patada que le acababa de dar en la entrepierna. Reí un instante y luego salí corriendo sin tiempo que perder. Saúl no tardaría en levantarse y venir a por mí, debía darme prisa y encontrar un lugar en el que poder esconderme al menos hasta que anocheciese, lo que no ocurriría hasta dentro de un rato. [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Miré en derredor mientras corría entre las raíces y las lianas de aquel bosque, jadeando. No valía la pena esconderme tras un árbol, ya que acabaría encontrándome en poco tiempo. ¿Dónde podía ocultarme? Entonces empecé a escuchar pasos acelerados a mi espalda que sólo podían significar una cosa: Saúl se había recuperado del golpe y venía a toda prisa a por mí. Miré al frente y comencé a correr, agarrándome la herida con un gemido de dolor. [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]No llevaba recorridos ni diez metros cuando me puse alerta: el sonido de balas impactando contra los árboles resonaban contra mis oídos. Me agaché en un intento de esquivarlas mientras corría, pero los proyectiles pasaban a dos escasos centímetros de mi cuerpo. No podía seguir así, tenía que perderle de vista o de lo contrario jamás podría vengar la muerte de mis padres… ¿pero cómo escapar de un loco asesino que me estaba disparando a cinco metros de distancia?[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Me apoyé contra un árbol, jadeando, a la vez que veía a Saúl pasar al otro lado del camino. Tapé mi boca con mi mano izquierda, intentando controlar el cansancio para no delatarme mientras sacaba mi cabeza por el lado del tronco lo suficiente como para poder escrutar entre la maleza de los árboles: Saúl estaba parado a dos metros de mí, con los brazos en su cintura y mirando a su alrededor. Volví a esconderme, esta vez dejándome caer contra la dura raíz que tenía debajo de mí.[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]¡Crack![/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Maldije por lo bajo cuando la raíz cedió bajo el peso de mi cuerpo, delatando mi posición en un segundo. Hice una mueca de disgusto a la vez que comenzaba a correr nuevamente, escuchando a mis espaldas una risita jovial que indudablemente pertenecía a Saúl. Gruñí molesta mientras pensaba a toda máquina un plan con el que poder dejar atrás a ese tipejo, pero entre el agobio de seguir corriendo y el de escuchar los proyectiles a mi espalda me resultaba prácticamente imposible hacer otra cosa que no fuese escapar.[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Y de pronto, sin saber muy bien cómo había ocurrido, me encontré en el suelo tras sentir un duro golpe en la cabeza. Una mano con la piel bronceada surgió de la nada en mi dirección con la clara intención de ayudar a que me levantase. Alcé una mirada atónita y desconcertada para encontrarme con un chico de unos diecisiete años aproximadamente. Poseía una corta cabellera castaña hasta las orejas, unos ojos verdosos profundos, y una amplia sonrisa en su bronceada piel. Abrí los ojos de la sorpresa. Eso no pintaba nada bien… [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Todo sucedió en un segundo: Saúl derrapó por la húmeda tierra al detenerse a dos metros de nosotros; después se quedó perplejo mientras observaba el extraño panorama que había delante; un gran trueno iluminó súbitamente el lugar, alumbrando el rostro indeciso que Saúl poseía en esos momentos y el desconcertado que aquel chico había adquirido. Me levanté con torpeza mirando a los dos aleatoriamente: aquello iba a acabar muy mal… sobre todo porque el chico castaño acababa de ver la mágnum que Saúl portaba en su mano derecha. [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Y entonces, disparó.[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Mi rostro se descompuso de terror cuando el chico cayó al suelo con unos ojos de sorpresa y un orificio en el corazón. Mi mente se bloqueó unos instantes mientras me volvía para mirar el rostro sonriente de Saúl, que volvía a apuntarme con su arma. [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]-Eres… eres un… ¡eres un maldito bastardo! ¡Este chico no había hecho nada malo, ¿por qué has tenido que matarlo?! -bramé con lágrimas en los ojos.[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]-Era un pequeño incentivo. Quizás ahora no tendrás que pensártelo tanto para acompañarme –comentó Saúl con una sonrisa maliciosa. –Además, es el pago por lo de antes –masculló con un gesto de dolor. –Y ahora, si no quieres correr su misma suerte, camina –ordenó. [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Pero no me moví ni un milímetro. Me quedé mirando a Saúl con un rostro de desafío y a la vez de furia contenida mientras me quitaba las gotas de agua con un violento movimiento. Y sin pensármelo ni un segundo más, me lancé al suelo al mismo tiempo que cogía una gigantesca piedra que había en el sendero. Saúl abrió la boca de la sorpresa, pero era demasiado tarde para él: ya había lanzado contra su cabeza esa gigantesca piedra y, con un duro golpe, cayó al suelo con una línea de sangre en su nuca y los ojos blancos. Se había desmayado. [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Me quedé paralizada unos instantes mientras observaba con ojos entristecidos el cuerpo del chico que había muerto sin ninguna razón ni culpa. Sin tiempo que perder, miré por última vez a Saúl y salí corriendo de allí para separarme lo máximo posible de sus garras antes de que despertase. [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Corrí en silencio unos quince minutos hasta que di con la salida al pueblo. Ya había dejado de llover para aquel entonces, pero aún así se podía ver una débil niebla rodeando todas las casas, lo que le daba un aspecto tenebroso. La copa de los árboles también habían dejado de mecerse, y el frío que había hecho empezaba a disiparse levemente conforme se comenzaba a ver una fina línea anaranjada sobre el horizonte. Me asombré enseguida. ¿Ya estaba anocheciendo? [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Conforme me adentraba en el pueblo, sentía cómo la inquietud de mi estómago se iba haciendo cada vez más notable. Pero era absolutamente normal, ¿qué iba a hacer, seguir caminando hasta que finalizasen las casas del pueblo? Mi único hogar desde que había llegado allí había sido, muy a mi pesar mía, un trozo de césped entre unos arbustos del bosque que acababa de dejar atrás. Por lo que, como pensé con tristeza, había vuelto a perder mi “casa” otra vez.[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Y esto hizo que recordase algo desagradable. Era el primer lugar desde que me había ido de casa en el que había conseguido sentirme medianamente agusto. La gente del pueblo, pese a que no habíamos congeniado aún, parecía muy amable y bondadosa. Pero estaba el pequeño inconveniente de que Saúl sabía en esos momentos en qué pueblo me encontraba, dónde me ocultaba. No podría quedarme en ese lugar durante mucho más tiempo… quizás lo más conveniente sería que me largase a otro lugar al día siguiente, a más tardar al ocaso. Alcé la mirada observando el precioso atardecer que se producía ante mí, y no pude más que esbozar una gran sonrisa. [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Desvié los ojos con rapidez hacia el suelo. Aquel chico... Ese era otro buen motivo por el que debía marcharme lo más pronto posible. Y es que, ahora que Saúl había asesinado en pleno bosque a un chico del pueblo, no tardaría en levantarse una gran investigación para intentar descubrir al asesino. Y teniendo en cuenta que yo estaba siendo perseguida por un criminal peligroso, no me convenía en absoluto que me comenzasen a interrogar sobre la muerte de ese chaval inocente. Sobre todo porque Saúl aún andaba suelto por el bosque y no tardaría en volver a por mí…[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Ese simple hecho me produjo un escalofrío.[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Me detuve en una calle de aquel pueblo. Ya no podría volver a aquel bosque porque se había vuelto demasiado peligroso para mí, y tampoco podía quedarme en el pueblo porque eso sólo conseguiría que más gente inocente muriese por una causa injusta. Había estado muy bien el vivir allí durante una temporada, pero ahora que habían dado conmigo de nuevo lo único que podía hacer era volver a empezar en un lugar en el que no hubiese estado jamás, otro lugar en el que Saúl jamás me hubiese encontrado antes.[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Pero ¿dónde podría ir? A los alrededores de aquel pueblo había kilómetros y kilómetros de explanada, cultivos y bosques: el lugar idóneo para que Saúl me matase sin que nadie se enterase. Había elegido ese pueblo porque parecía realmente improbable que diese tan rápido conmigo. De hecho había tardado dos semanas en alcanzarme, pero nunca me había planteado la idea de que algún día tendría que partir hacia un nuevo destino… Sobre todo porque me separaban dos días de camino hacia cualquier lugar con civilización. [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]En ese instante descubrí un pequeño escondrijo que me serviría para pasar al menos esa noche. Era una pequeña callejuela olvidada en la cual, al final del camino sin salida, había un pequeño boquete que parecía ser para gatos abandonados. Pero antes de eso tenía un pequeño problema que resolver. Nunca había tenido problemas para encontrar comida ya que el bosque estaba lleno de árboles frutales… ¿de dónde sacaría ahora mi cena? Si la robaba llamaría más la atención, y necesitaba provisiones para el día siguiente…[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Miré en derredor, descubriendo una pequeña tienda de comestibles al final de la calle. Volví a mirar a mi alrededor para comprobar que apenas había nadie y me encaminé hacia allá con paso lento. Me sentía realmente mal por eso que iba a hacer, ¿pero qué otra opción me quedaba? Si no lo hacía moriría de hambre antes que asesinada por Saúl, y eso era un poco humillante para mí. Además, el Mercedes rojo que había a la puerta de la tienda indicaba que no haría ningún mal quitándoles un poco de comida que, obviamente, necesitaba más que los dueños. [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Al llegar observé con satisfacción que, además de frutas variadas, había comida en lata como albóndigas, croquetas, cayos con carne, y un sinfín de variedad. Suspiré con un rugido de barriga, muerta de hambre. ¿Cuánto hacía que no comía un buen plato de potaje? Alcé la mirada para encontrarme con la sonrisa de la dependienta, que aguardaba a mi pedido. ¿Qué iba a hacer? Esa mujer estaba demasiado pendiente de mí como para poder coger algo y salir corriendo…[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Me sentí mal. No me apetecía robarles comida, no era una ladrona. Ni aunque esa mujer tuviese más dinero que todas las casas de los alrededores juntas… no se lo merecía. De modo que negué con la cabeza a modo de disculpa y di media vuelta para encaminarme hacia el lugar que antes había escogido como posible escondrijo. Me agarré la barriga haciendo un gesto de dolor. Tenía muchísima hambre, pero con suerte encontraría algún manzanero o algún naranjo en el camino que hiciese al día siguiente. Nadie se moría por llevarse un día sin comer. [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]El agujero de la pared estaba aún más oscuro que el propio callejón. Me asomé unos diez centímetros por mera precaución, pero era más que evidente que, salvo ratas y cucarachas, allí no había nada. Puede que fuese un poco peligroso usarlo como escondite, sobre todo considerando que si Saúl pasaba por allí y vislumbraba ese lugar iría a echar un vistazo de todas formas, pero era lo mejor que había encontrado para pasar la noche. En mi opinión, cantaría aún más si me quedaba a dormir en un banco de los parques del pueblo. Sabía que Saúl no tardaría en estar dando vueltas por la ciudad para localizarme, pero todavía estaba tranquila… Todavía.[/SIZE]
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    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Me desperté al día siguiente con los rayos del sol bien altos en el cielo. Me restregué los ojos mientras miraba a mi alrededor, fijándome por primera vez en el sitio en el que me encontraba. Era una especie de cueva con piedras, arena y deshecho por todos los rincones. Me sobresalté asustada cuando sentí algo húmedo y rasposo sobre el dorso de mi mano derecha, pero tan sólo era una cría de gato blanca. Sonreí con felicidad cuando comencé a acariciarla, y entonces aparecieron dos gatos más: otra cría y seguramente la madre. [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Me arrastré hacia la salida de aquella especie de cueva, y comprobé con alegría que ese día iba a volver a ser nublado, con viento y con posible tormenta. Mejor, así a Saúl le costaría aún más encontrarme. Hice un mohín cuando me estiré completamente a las afueras de mi escondite. Había vuelto a soñar con lo mismo: sangre por todas partes y dos cuerpos sin vida, unidos al mensaje de la pared. ¿Cuándo iba a dejar de soñar con lo mismo? Estaba harta de levantarme por las mañanas siempre con el mismo recuerdo… Como si no pensara en eso bastante durante el día.[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Entonces gemí de dolor llevando mi mano izquierda a la herida de la bala del día anterior. Me dirigí sin tiempo que perder hacia una fuente de agua que había visto al pasar por la tiendecita, justamente al lado. Me llevó cinco minutos llegar al lugar que andaba buscando. Sin más miramientos, rompí la camiseta por la manga en una tira y accioné la fuente. Lancé un gemido de alivio cuando sentí el agua fría y cristalina sobre la herida, limpiándola y quitando cualquier rastro de sangre que aún seguía por ahí. La contemplé unos segundos, cerciorándome de que había dejado de sangrar. [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Luego miré por las inmediaciones a la par que me colocaba por encima la chaqueta de algodón de color azul celeste. Decidí descansar un rato en el parque que había frente a mí, de aspecto hermoso y acogedor. No tenía ganas de regresar todavía a la oscuridad y la negrura de mi pequeño e improvisado escondite, donde tendría demasiado tiempo para poder pensar y recordar cosas que quería olvidar… Se estaba mejor tumbada al aire libre, aunque no hubiese precisamente mucho sol ese día. Algo era algo.[/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]De modo que me adentré en el parque traspasando la valla abierta. Un caminito blanquecino recorría el lugar de punta a punta, dejando a cada lado una naturaleza sumamente hermosa: frondoso césped verdoso con un olor a recién cortado, flores de vivos y brillantes colores, naranjos y limoneros… Era un parque repleto de naturaleza por todas partes donde uno podría sentirse apacible y tranquilo. Lo único antinatural que había por allí era el camino, de un blanco y duro mármol. [/SIZE]
    [FONT=Calibri][FONT=Calibri][SIZE=3]Me dirigí sin demora hacia un banco que había a cien metros de la entrada, colocado a la sombra de un abeto y rodeado por capullos de amapolas. Me tumbé en él mientras daba un hondo suspiro de placer, cerrando los ojos. Ese lugar era el paraíso. Había sido una verdadera lástima que Saúl hubiese dado conmigo, ya que tendría que dejarlo para siempre, y me gustaba tanto ese sitio… Sus cristalinos arroyos rodeando el pueblo, su hermoso bosque a las afueras, las gigantescas praderas… y por supuesto sus preciosos parques. Sus parques con florecitas aun sin salir y sus árboles rodeándolas… [/SIZE]
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    Última modificación: 16 de Julio de 2010

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