Ausencia de ti

Sobre la estrecha mueca de mi sonrisa te deslizas, suave, como un sueño tibio, apaciguando al necio féretro que guarda mis memorias; dejas caer tu pesada sombra, mientras mis lágrimas se columpian de las negras pestañas del cadáver de los días infinitos de tu ausencia, vuelas, te recoges en las comisuras profundas de una pesadilla, resucitas como la blanca esperanza vana, de un circulo de vagabundos que ciegos y tomados de sus manos, giran en danzante alegría, alrededor de la endulzada mirada que los ve y no los toca.

La voz de vidrio se rompe en polvo de nada y atemorizado abrazo el sabor de la muerte, oh! princesa colgada de tu blanco cuello, arremetes contra mí como una jauría de lobos hambrientos, sacias mi sed con excomulgados besos; de rodillas sobre los escombros afilados de mi cordura, miro vuestra mirada fría, que despiadada arranca el alma del cuerpo de quien la ha esperado siempre.

Vuestra delgada mano acaricia mi rostro, habla discreta en el silencio estéril de mi mirada, mientras abrazas las heridas del tiempo, las coses con hilos de tus alas que ahora se desprenden de tu estrecha espalda, tomas mis manos las llevas a tu pecho que palpita en la delgada campana que mis oídos escuchan, sentada frente a mí, los laberintos se han roto, negra cascada, rebota en los ojos de cielo y cae en la mueca sonriente de tus labios de sangre.

Profundo mar que naufragas a la orilla de mi boca, deja que mis besos toquen tu sombra pues ya luz oscurece, se oculta tras las ilusorias horas indignadas, donde te beso, te acaricio, te tengo, pero la noche te reclama en su reino y tu tibio cuerpo se funde en cenizas de rosas, dejando a mi cuerpo a dos pasos más de tu huida.

 

Estremece la lectura, amigo.

Muy bueno.

Gran prosa, sigue así.

Un abrazo.

 

Interesantes imágenes de un encuentro ente esperanzador y no. Saludos, grato leerte