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Ausencia

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por c.eldrick driven-zavala, 18 de Enero de 2010. Respuestas: 1 | Visitas: 717

  1. c.eldrick driven-zavala

    c.eldrick driven-zavala Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    13 de Octubre de 2009
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    Género:
    Hombre
    La primera vez que debí haber muerto estabas ahí, arrojándome por el cristal de aquel autobús tú mirada casi violenta a la cara; con esos monumentales y brillantes ojos cafés que derriten hasta el más gélido hielo antártico; con tu rostro angelical, que tiene el divino y necesario toque de perfección pero sin rayar en lo vanidoso y lo fútil. Tu cabello negro resaltado por la inmaculada piel que te envuelve, dándote un aire de diva al estar rozando en tus delicados y finos hombros femeninos.
    ¿Cuánto podía valer mi vida? Yo únicamente atiné a mirarte. Pero eso bastó para darme la fuerza suficiente de llegar a una clínica por mis propios pies antes de morir anémico en el charco de sangre que bañaba mi blanca camisa. Después de todo si había decidido sobrevivir era únicamente por la ilusión de encontrarte.

    Dos largos meses después, por fin pude volver a ver la luz fuera del hospital. Sentía los rayos del sol dándome su calido saludo en la cara, mientras mí aun débil cuerpo era auxiliado por un par de buenos amigos que gastando sus fuerzas me mantenían de pie andando en un lento paso. Al cabo de varias horas llegamos al viejo hogar, el de las paredes grises que te hunden en un mar de melancolía; el de la puerta carbón, más oscura que mi alma. Esa que al entrar te recibe con un fuerte frió que te hace pensar que el infierno debe de ser un lugar sumamente acogedor.

    Por la noche, y aun confundido completamente al no saber si habías sido producto de una fantasía o de la realidad, tomé la decisión de, a partir del la mañana próxima, salir de esa angustiosa duda y buscarte sin descanso el tiempo que fuese necesario.


    Luego de casi once meses de búsqueda, me llegó el segundo aviso de la muerte. Un día tan normal como los demás, juro que te volví a encontrar del otro lado de la avenida; y cuando sin la más mínima precaución cruce abruptamente la calle, porque me disponía a toparme contigo, uno de mis fieles amigos se arrojó sin reparo al auto rojo que se enfilaba a atropellarme.
    ¿Cuánto vale la vida de un amigo sincero? Fue devastador ver su cadáver rodar hasta mis pies; aunque lo fue más darme cuenta de que habías desaparecido entre la numerosa gente que se aglutinaba alrededor nuestro.

    Tiempo después, luego de una merecida venganza y una cruel muerte del conductor aquel, decidí reanudar tu búsqueda. Te habías convertido en lo único que me importaba y quizá lo ultimo que me quedaba.

    Pero la vida es tan sencillamente irónica que el día menos pensado te encontré; en la casa de al lado del viejo hogar. Ahí estabas, tu frente a mi; ahí estaba yo frente a ti. Me tomaste de la mano con una calidez sumamente reconfortante, tanto que por un momento me sentí tuyo. Y en un fugaz instante me arrancaste con ambas manos el corazón, y ahí morí, solo, vacío, con menos de lo que había iniciado; después de todo eso es la vida, una apuesta al azar.

    Eldrick Driven

     
    #1
  2. cesar curiel

    cesar curiel Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    23 de Noviembre de 2009
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    Interesantes lineas, un placer saludarte colega, un abrazo.
     
    #2

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