Ayer, Hoy y Mañana

Quizás hayas pensado alguna vez que la vida era una broma.
O quizás tu mente absorta en sinsentidos vagaba desnuda por el filo de lo que creías era la vida.

Te has reído de toda precaución, has burlado a la sensatez y a la razón.
Otros te miraban cual temeroso eras por andar con los ojos vendados y las manos atadas a la espalda, sin sujetarte a nada.

En cambio, tus pies siempre supieron dónde ibas, supieron andar por ti, hablar, escuchar y sentir por ti. Y ahora que lo piensas, mirando desde donde estás al pasado que una vez fue tu presente, no te ha ido tan mal.
Rozaste el vacío, pendías de un hilo. Tus pies andaban lo que tu corazón callaba.

¿Y ahora? Andas con pies firmes, posees razones suficientes que mueven inertes tus pisadas para abrir camino a lo desconocido.
Aunque no llevas venda, te gusta quitar de vez en cuando la mirada del camino para dejar en manos del destino los “qué pasaría si… “solo unos segundos, para no perder la esencia de lo que fuiste y lo que te hizo sentir aquella libertad del no tener miedo a fracasar, del no estar atado a un mundo con normas, unos objetivos impuestos por la sociedad, y un camino que creíste escogido por ti pero que te fue dado de antemano.

Por eso, aunque ahora eres firme en cada paso que das, aunque ahora eres dueño de tu presente, no olvides que cerrar los ojos y dejar que el viento te lleve no es tan mala idea cuando sientas que no puedes respirar, que la vida te ahoga con sus garras de lo que debes ser. Y recuerda que cuando tu corazón no pueda hablar, tus pies te guiarán.

Nunca pierdas la esencia de lo que eres, ayer, hoy y mañana.