bailando jazz con milena braun en gricel en los 90

esta mùsica endiablada màs la escucho y màs me llena la cabeza y el alma de una felicidad insospechada, dulcemente intolerable,
una dicha tiernamente inaguantable, un placer cariñosamente insoportable, un goce ìdem, me gusta màs bailar esta mùsica que
hacer el amor, aunque esto es lo màs parecido: de todas formas, me parece que si nos llevamos bien bailando nos llevaremos
rebien tambièn haciendo el amor en la cama, y viceversa: despuès de hacer el amor, bailaremos mucho mejor: no, querida mìa:


no es un verso, un chamuyo sutil: lo sè por experiencia propia, lo digo con conocimiento de causa: entre la danza y el sexo los
cuerpos se conocen mejor: se rompen muchos prejuicios, perjuicios, obstàculos diversos, barreras varias, mientras nos miramos
a los ojos: escucho la mùsica mientras me miro en el espejo de tus ojos, tu mirada sonriente o bailamos mejilla a mejilla, tete a tete
o tu boca que me susurra al oido cosas indescifrables, innominadas como contratos: y siento el perfume de tu cabello entonces:


mientras bailoteamos: esto es lo màs parecido a la dicha, nunca te olvidarè querida, mi querida: esta mùsica endemoniada puede
volver loco a cualquiera: dentro de un rato haremos el amor, hoy lo dejamos para despuès por expreso reclamo tuyo pero ahora
mismo mientras nos movemos por la pista estamos haciendo el amor hay tantas maneras de hacerlo bailar es una, sì la vida es


sueño, viaje de placer: ese violìn dulce bellamente maldito me està enloqueciendo, feliz demencia, ergo, no se puede no bailar aquì:
dar vueltas y vueltas como trompos, mientras sonreimos, mientras felizmente nos miramos como mutua recìprocamente
hipnotizados, obnubilados, galvanizados, amalgamados como si fuèramos un 1, no un 2, o acaso nuestra relaciòn sea un 3, tal vez

 

De acuerdo existen muchas maneras de hacerlo solo que nos ponemos empeño ni imaginación,
siempre es un lujo leerle, Gaston,

Saludos desde una tarde lluviosa,