Balada triste de distancia.

¿Y qué es la muerte sino
distancia contigo?

¿Y cómo llamo ahora
a lo que necesito?


¿Acaso puedo volar?
¿Acaso puedo?

Cuéntame el cuanto otra vez,
aunque ya bien sepamos
que falta el final oficial,
el que nos enseñaron.

Jamás tuve suerte y lección
contra las puñaladas,
dame mentiras,
dame más,
que sabe agüita clara.

Sóplame el miedo aquí, hazlo bajito,
llévate ya volando sus cenizas,
no importa que me duela ni si grito,
ni que lo entiendas arma arrojadiza.

Quisiera no decir: "te necesito",
sacarte de mi sangre y me granizas,
yo, sin paraguas, sin refugio adscrito,
sentí el peligro, no encontré baliza.

Camino encomendado a San Alejo.
Por convicción seré de los pendejos
el príncipe más rano y deficiente.

Por devoción me sabe insuficiente
lo que me ofrece el resto de la gente
y sin embargo te escribo desde lejos.

 

Un poema de interpretación difusa por lo que tiene de intimismo intenso.
Curiosa esa suerte de rimas que combinas en distinto número gramatical. Y divertida la alusión a San Alejo, recurso milagrero al uso para alejar a la gente que pretende arrebatar a las personas que amas. No conocía la jurisdicción de este venerable en el devocionario popular para tan delicada causa.

Como buen gaditano, el arte te acompaña.

Un abrazo hasta Tarifa.

 

Precioso poema de un alma que llora a gritos la falta del amor que ahora está lejos. Mil aplausos a su bella pluma, poeta J Carlos Campos.
Mis saludos más sinceros.
Azalea.