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Bandido de amores

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por jorge enrique mantilla, 16 de Noviembre de 2022. Respuestas: 0 | Visitas: 255

  1. jorge enrique mantilla

    jorge enrique mantilla Poeta asiduo al portal

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    Bandido de amores



    Una mañana soleada de primavera, del pueblo de los mayores

    Los jardines florecieron con sus pétalos en todos sus esplendores

    Las mujeres lucían hermosas con sus sonrisas y sus bellos trajes encantadores

    Todo era algarabía y de sus rostros el rebozo alegre de sus ardientes calores

    De bufandas y pañoletas, de camisones y enaguas de vivos y sofisticados colores

    Marchaban sonrientes y otras en los balcones florecidos, posaban para los pintores

    Corrió la voz y las habladurías, como se prende rápido el carro en sus motores

    Que venía bajando al pueblo, el pistolero y bandido de amores

    Las preciosas y encantadoras mujeres, dejaron a sus esposos, maridos y novios, solitarios en los corredores

    Sonaba la música y alegres melodías, en las tabernas, bares y mostradores

    Corrían hechas bolas, saltaban cercas, cañadas y caminos, dejando atrás sus enaguas y sus protectores

    Lo esperaban a la entrada del caserío, con algarabía y con los vítores intensos de sus pudores

    Bandido de amores, con botas de charro y sombrero de vencedores

    Las abrazaba y besaba a la vista de todos los mirones y por las rendijas de los observadores

    Ladrón de corazones, de mirada furtiva del picaflor de los seductores

    Vagabundo, fugitivo y andariego, de pueblo en pueblo, de sudores y emociones agotadores

    Bandolero de amores y pasiones de frenesí y de lujurias del delirio, aterradores

    Salteador de caminos, de mujeres y quereres, como la neblina esparce sus vapores

    Facineroso y adoración de las queridas mujeres y amante, que les esculcaba la ropa y la fragancia de sus interiores

    Bandido de amores y ladrón de hermosas pasionarias, la llama y el pabilo encendido de los invasores



    Esposos, maridos y novios celosos y atrevidamente furiosos, solitarios en sus habitaciones

    De ver que un bandido y ladrón, les estaba robando sus sangrantes corazones

    Las hermosas y placenteras esposas, novias y amantes, no querían con ellos tener nada de placer, ni calores de sus sensaciones

    Sólo pensaban en aquel bandido de amores, en la cocina, en la alcoba, en la sala y en todas las ocasiones

    Se derretían por el bandolero de pasiones, con la mirada ida en sus carnales lujurias, en las impudicias de sus imaginaciones

    Que las dejaba idas, mudas y boquiabiertas, de mirada perdida y somnolienta, sin aire para sus respiraciones



    Una noche clara de luna llena, de aires suaves, apacible de horizontes y sombras misteriosas

    Iba raudo el bandido de amores a una cita de placer con una bella mujer pueblerina, ardiente y maravillosa

    La luz de los faroles era tenue y se prestaba para una furtiva pasión extenuante y amorosa

    Una ventisca huracanada con relámpagos presagiaba llantos de lágrimas dolorosas

    En la esquina de la calle real, cerca del cementerio desvencijado y triste de soledades rigurosas

    Aparecieron unos malhechores con puñal al cinto, vociferando insultos y groserías asquerosas

    A mansalva, a traición y en gavilla, le asestaron una puñalada por la espalda con furia y soberbia celosa y tenebrosa

    Partiéndole el corazón al bandido de amores, con gritos desgarradores, espeluznantes, de sombras miedosas y de atrocidades horrorosas

    La sangre del ladrón de corazones, corrió a borbotones calle abajo, en forma abundante escalofriante y miedosa

    Entrando a las casas de tapia pisada, donde lo esperaban sus amantes, manchando las paredes con su sangre de pánicos y de pavores escabrosas

    El rumor y el chisme, corrió como pólvora por el pueblo, con llantos y alaridos de las queridas amantes, de terrores estruendosas

    Había muerto el salteador de caminos y el picaflor de quereres y de pasiones furtivas lujuriosas

    Y allí en medio de un charco de sangre quedó boca arriba, inerme y moribundo el bandido de amores y de mujeres placenteras y muy hermosas

    Una flor, una rosa de pétalos rojos y una bella orquídea, fue lanzada al cadáver en forma escondida y silenciosa

    La quebrada del riachuelo se desbordó, saliéndose de su cauce y arrastró al ladrón de corazones, envolviéndolo en sus aguas turbias asombrosas

    Una y otra lágrima se derramó por aquel bandido de amores, en forma de llanto misterioso y de miradas cariñosas dolorosas

    Los jardines florecidos siguieron esparciendo sus perfúmenos y fragancias en las mujeres hermosas, placenteras y de sus cuerpos y maridos, vanidosas

    El pueblo olvidó al bandido de amores y la vida volvió a alegrar los corazones en las cabañas con pasiones ardientes y muy fervorosas.



    “Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga noviembre 09-2022
     
    #1

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