BÁrbara... Elena

Acuérdate Bárbara,
llovía sin cesar en Brest
(Jacques Prévert)

Acuérdate Bárbara… Elena,
llovía sin cesar en Brest
o en esta comarca
y marchabas muda, dolida y silenciosa
bajo las nubes,
acuérdate Bárbara…Elena,
llovía en tus ojos,
llovía sin cesar como en Brest.
Yo me crucé contigo
porque iba a encontrarte
sin embargo no sonreías y creo que yo tampoco.
Acuérdate que nos conocíamos,
acuérdate de aquél día de aquél año
no lo olvides
como ya todos lo olvidaron.
Un hombre se cobijaba en un portal
y gritó tu nombre,
Elena,
y corriste dolorida,
muda bajo el aguacero
pero no hacia mis brazos,
acuérdate Elena de eso,
porque no puedo olvidarlo
no te ofendas si nunca puedo
porque recuerdo todo lo que amo,
aunque nunca pude abrazarte
acontece que insomnio siempre mis olvidos.
Acuérdate Elena
no me olvides,
esas gotas dolorosas cayendo
sobre tu rostro infeliz
sobre la calle infeliz,
ese océano que te ahogaba sobre la acera,
sobre el estallido en la carne,
Elena,
menuda estupidez las dictaduras.
Dónde estarás ahora,
qué de aquella ráfaga cegadora
y del hombre que te gritaba
desanclando mis brazos que nunca te alcanzaron.
Quizás también haya muerto
o arrastra su desgracia por el mundo,
oh Elena.
El aguacero persiste sobre esta comarca
como en Brest,
los destinos se confunden
y mojan la tierra maravillosa y condenada
que echa de menos una sonrisa,
como lo hacía en Brest para Bárbara.
El amor está envejecido
y una mancha azul y agujereada
parece un cielo que hecha flores.
Ni siquiera son flores de sangre
están dolorosas, cayendo,
son simplemente flores muertas
que se pudren en las calles,
calles que las llevan hasta las alcantarillas
a desaparecer en la memoria de esta tierra,
en el remanso de Brest,
oh Bárbara… Elena,
y van a germinar lejos,
tan lejos de Montevideo como de Brest
donde salvo el recuerdo
ya nada queda.

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A Elena Quinteros, aún desaparecida , víctima de la dictadura uruguaya.


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...donde salvo el recuerdo, nada queda.

Difícil afirmación, contradictoria quizás porque a pesar que nada queda, queda mucho recorriendo las calles de la memoria.
Una bella y profunda poesía, contrariando esa triste y profunda realidad.

Saludos poeta.

 

Es profundamente bello..de verdad, mi admiración por tus versos...

 

No será acaso a propósito esa contradicción que acicatee a pensar al lector??? jajaja... Bueno... la memoria de los pueblos hay que mantenerla encendida... sólo así construiremos sociedades mejores. Un abrazo. Y no soy poeta... soy sólo un hombre que escribe... que ya es suficiente. Sergio.

 

En realidad mas que bello, es triste...muy triste... mas allá de una forma satifactoria de decir... lo que importa es lo que se dice... al menos, un texto debería decir algo que valga la pena... si no dice... será maravilloso pero infructuoso... no le dejará nada al lector... sólo luces de colores... y ya hay muchas por todas partes... jajaja... un besote Ludmila. Sé feliz. SErgio.