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Blood Nights

Tema en 'Prosa: Torre de Babel de Prosa' comenzado por Lis Charm, 18 de Mayo de 2009. Respuestas: 2 | Visitas: 1409

  1. Lis Charm

    Lis Charm Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    18 de Mayo de 2009
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    Bueno, soy nueva por aquí. Acabo de llegar y no sé si esto estará bien en este subforum, pero yo lo pongo.

    Ah. Me gusta que me maten a críticas. De hecho he entrado en este foro esperando que me critiquen mucho ò.o Constructivamente, por supuesto.

    Sin más... cuelgo:




    [FONT=Chiller, fantasy]Capítulo 1: Sangre sobre piedra.


    [FONT=Times New Roman, serif]Las risas rompieron la quietud nocturna, volaron hasta el cielo y se perdieron en el aire. Cayó sobre el grupo, reunido a las puertas de la discoteca, el sonido de los besos al chocar los labios contra mejillas u otros labios, siendo estos más silenciosos en el roce y más ruidosos en el escándalo general: más carcajadas, pícaras y cómplices; comentarios sarcásticos o dichos con la intención de hacer enrojecer. Las despedidas, las de algunos más efusivas quizá por el alcohol ingerido o sencillamente por el entusiasmo de una buena fiesta, las de otros más apagadas por el cansancio, resonaron en la calle desierta, recubierta de tinieblas y oscuridad ante la noche sin luna.
    [FONT=Times New Roman, serif]-Hasta mañana -se despidieron dos chicas al unísono. Una de ellas casi no se tenía en pie, pero mantuvo el equilibrio apoyándose contra la otra, ahogando una risita.
    [FONT=Times New Roman, serif]Otra muchacha sacudió la cabeza. Unos cabellos alumbrados por la luz desperdigada de una farola, de un color rojizo claro, se mecieron con el movimiento, acariciaron sedosos la delicada piel de su rostro, suave, decorada en sus mejillas por unas graciosas pecas imperceptibles. Eran las suyas unas facciones dulces, suaves, envueltas por una fina y disimulada capa de maquillaje. Se encontraban en plena adolescencia, quizá dando el paso a una etapa más adulta. Aún así, su estatura no era demasiada, pese a que los tacones negros intentaran en vano dar otra impresión. Su cuerpo sin embargo poseía curvas, aunque tampoco demasiadas, sin poder denominar a su cuerpo como algo voluptuoso.
    [FONT=Times New Roman, serif]Un joven se inclinó sobre ella. Los labios chocaron contra los labios una vez más, se acariciaron sin rodeos, sin ningún tipo de pesar o vergüenza pese a que el resto del grupo observaba: las chicas ahogaron unas risitas, los muchachos hicieron un par de comentarios por lo bajo y luego rieron.
    [FONT=Times New Roman, serif]-Vamos, Ryan -comentó uno, tirando de la camiseta del muchacho que había besado a la joven. El chico trastabilló y se separó a regañadientes de la chica pelirroja, que rió entre dientes-. La vas a dejar sin aire.
    [FONT=Times New Roman, serif]El aludido no respondió. Se limitó a pasarse una mano por el pelo. A la luz de la misma farola que había querido iluminar a la muchacha, sus cabellos se descubrieron morenos. Los ojos, de un suave color azulado, casi grisáceo, brillaron también bajo aquella artificial luminosidad que aparentaba querer luchar contra las sombras, combatirlas y ganar terreno en una batalla sin nombre. Sus facciones -bastante suaves en apariencia, descubiertas de cualquier vello facial- se mantuvieron inescrutables aún cuando sus ojos lanzaron un escrutinio general al cuerpo de la chica que tenía delante, para luego pasearse por las oscuras callejuelas que solo podían adivinarse ante la noche cerrada.
    [FONT=Times New Roman, serif]-¿Seguro que no quieres que te acompañe a casa?
    [FONT=Times New Roman, serif]-[FONT=Times New Roman, serif]Casa[FONT=Times New Roman, serif] -repitió con suavidad una voz femenina. Era clara, más de lo que lo podían haber sido las otras dos, sobria, tranquila y sosegada, pese a que poseía un cierto tono sarcástico-, que no [FONT=Times New Roman, serif]cama.
    [FONT=Times New Roman, serif]-Ashley y su encantadora personalidad -comentó la joven de cabellos rojizos. Una ceja se alzó en su rostro, divertida. La que respondía al nombre emitió una graciosa carcajada, que aparentó maléfica, aunque era una tonalidad dulce y de cierto encanto infantil. La muchacha se giró hacia Ryan con una elegancia innata en sus movimientos-. ¿Qué podría pasarme desde aquí a mi casa, a dos manzanas?
    [FONT=Times New Roman, serif]El muchacho esbozó una imperceptible sonrisa, a modo de aceptación. No les dejaron despedirse de nuevo, pese a que se acercaron y sus labios se entreabrieron a un tiempo, ansiosos de un último gesto: tiraron del cuerpo del chico hacia atrás con prontitud, alejándolo de la muchacha.
    [FONT=Times New Roman, serif]-Adiós, Marian -canturreó la voz, algo enturbiada, pastosa, de la joven que aparentaba más ebria
    [FONT=Times New Roman, serif]Ella no respondió, a pesar de que sí que alzó una mano pequeña, de estilizados y finos dedos, pálida, y la movió de uno a otro lado con calma, en un gesto de despedida. Las siluetas de sus compañeros pronto se convirtieron en meras sombras recortadas contra la oscuridad. Podía distinguir, solo con aquello, a Emily apoyándose en el hombro de Lia, a la que aún oyó reír durante unos momentos más, con aquella carcajada suave y disimulada, sentida, que solía emitir. Ashley iba detrás, como si temiese que la muchacha que andaba en [FONT=Times New Roman, serif]eses[FONT=Times New Roman, serif] fuese a desplomarse en cualquier momento. Kaden se situaba a su lado, pero no hablaba con ella, sino que le daba palmadas en la espalda, jovial no por el alcohol, sino definitivamente solo por su carácter, a un Ryan que aparentaba indiferencia. Aún le escuchó decir algo, con aquella voz fuerte y animada, antes de que girasen una esquina y las sombras les arropasen en la fría noche.
    [FONT=Times New Roman, serif]La joven esbozó una sonrisa y aún se le escapó alguna risita mientras giraba sobre sus talones. Los tacones resonaron sobre los adoquines de la calle al chocar contra el suelo, en un incesante ritmo que bien podría haber pasado como una melodía al ser acompañada de sus silbidos despreocupados. ¿Sus silbidos?
    [FONT=Times New Roman, serif]Marian paró en seco, el repiquetear constante de sus zapatos deteniéndose. Ella no silbaba. De hecho, ni siquiera debía saber hacerlo. Giró de nuevo, solo medio cuerpo, pero solo alcanzó a ver, ya a lo lejos, otro grupo de personas que salía de la discoteca entre risas. Entrecerró los párpados. No había bebido demasiado aquella noche, pero quizá habría sido lo suficiente como para imaginárselo. Empezando a alejarse de nuevo, solo distinguió ahora las voces del nuevo grupo, que terminaron perdiéndose en el aire, extinguiéndose, muriendo las palabras o sencillamente convirtiéndose en un sonido tan inaudible que no pudo realmente escuchar una vez giró una esquina, adentrándose en otro camino. Si alguna vez se había tensado, como una niña pequeña y asustada, el silencio fue suficiente como para tranquilizarla.
    [FONT=Times New Roman, serif]Una vez más, el soniquete de sus tacones contra la acera fue lo único que llenó la quietud de una madrugada de abril. El frío empezaba a hacer mella en sus brazos cubiertos por una chaqueta demasiado fina, blanca, que dificilmente podría ser considerada como algo que cumpliese la función de abrigar su cuerpo. Las piernas, por aquel entonces, ya estaban congeladas bajo el fino amparo de sus medias de cristal.
    [FONT=Times New Roman, serif]Y el silbido. Dio un respingo de nuevo, sabedora de que el escalofrío que acababa de recorrerle la espalda no tenía en realidad nada que ver con la temperatura que podría calarle los huesos. Tragó saliva. Durante un instante, decidió que había sido el viento. Cuando se dio cuenta de que pese al frío no soplaba ni una brizna, intentó aferrarse aquella a idea. Pero la melodía incesante rompió sus esperanzas.
    [FONT=Times New Roman, serif]Aún así, no se giró. Retomó la marcha. Sus tacones empezaron un monótono sonido semejante al que puedan provocar las manecillas de un reloj. Un paso, luego otro. [FONT=Times New Roman, serif]Tic, tac, tic, tac[FONT=Times New Roman, serif]. Pensó que si Ashley hubiera estado allí, con ella, podrían haberse reído de su susto y la joven habría dicho alguna extraña metáfora macabra. Quizá algo así como que su propio caminar parecía el reloj que anunciaba su final. Pensarlo ella, sin el apoyo de la risa de su amiga o sin aquel brillo juguetón que poseía su mirada, no ayudó.
    [FONT=Times New Roman, serif]¿Qué me podría pasar de aquí a mi casa?, [FONT=Times New Roman, serif]se recordó.
    [FONT=Times New Roman, serif]El silbido se detuvo, como si el causante hubiera sido consciente de aquel pensamiento y quisiera decir algo. Pero solo llegó el silencio, que se instaló a su alrededor como un ángel guardián, flotando a su alrededor inquebrantable. Miró alrededor una vez más y una vez más solo la oscuridad la recibió, su negrura al acecho.
    [FONT=Times New Roman, serif]-Nada, por supuesto -se respondió a sí misma, con un tono seguro, autoritario, que sin embargo le sonó sin fuerzas. Fue, de hecho, apenas un susurro, un hilillo de voz que el silencio capturó y asesinó sin piedad.
    [FONT=Times New Roman, serif]Tic, tac, tic, tac. [FONT=Times New Roman, serif]Ahora ya no se permitía el mirar al suelo, a sus pies cubiertos por los zapatos negros de tacón. Miraba alrededor, a cada instante. ¿Por qué de pronto se sentía tan observada, tan vigilada desde algún punto inconcreto de los alrededores? Aceleró el paso. Si aquello era una broma de sus amigos, que habían decidido seguirla, no tenía ninguna gracia.
    [FONT=Times New Roman, serif]El silbido. Palideció, porque estaba vez fue tan verídico como que ella estaba allí, tenía diecinueve años y estaba asustada de lo invisible, de lo inexistente, de las meras quimeras e ilusiones que se forjaban en una mente nublada por el alcohol. Sí, aquello era. Culpa del alcohol. Tenía que ser eso.
    [FONT=Times New Roman, serif]Pero aunque así fuese, su delirio no se detenía. Lo que antes había sido un mero siseo agudo, que empezaba y terminaba en prácticamente el mismo segundo, se había convertido ahora en toda una melodía: dulce, suave, tranquilizadora. Quizá semejante a una nana, la canción derribó las defensas del silencio y se hizo con el poder de los alrededores, flotando entorno a la chica mientras ella caminaba. Su paso cada vez era más rápido, acorde con los latidos desbocados de un corazón que amenazaba con salírsele del pecho. Como el tiempo que pasa más deprisa, los tacones incrementaron el sonido de su repiqueteo. [FONT=Times New Roman, serif]Tic, tac, tic, tac.
    [FONT=Times New Roman, serif]Pronto, su caminar se convirtió en una apresura carrera, todo lo rápida que el calzado le permitió. Su respiración se tornó jadeante, entrecortada, la parte visible de su desasosiego. Vislumbró finalmente la primera esquina que debía tomar para ir en dirección a su casa. El estar más cerca de su destino quizá la hubiera tranquilizado si se hubiera parado a pensarlo friamente, pero la melodía incesable no se lo permitió. Llenaba su mente, su alma, repartía escalofríos por un cuerpo que empezaba a estar cálido ante la rapidez de sus pasos.
    [FONT=Times New Roman, serif]Terminó. O mejor dicho, ella la cortó. Fue cuando chocó contra algo y emitió un grito ahogado, entre el susto y la sorpresa. Trastabilló y cayó; uno de sus tacones emitió un sonido sordo antes de romperse. Cerró los ojos con fuerza, preparándose para el golpe, pero éste no llegó. Una presión sobre su muñeca fue lo único que sintió en los instantes siguientes. Los párpados se apartaron para que sus pupilas pudieran contemplar un silueta recortada contra la oscuridad, apenas una alta sombra que había tomado vida propia.
    [FONT=Times New Roman, serif]Una farola fundida parpadeó cerca de allí, permitiendo que la muchacha descubriese una mano que se aferraba a su muñeca cargando con todo su peso. Una extremidad pálida, tersa, grande. Entornó los ojos en un pobre intento de distinguir algo cuando la luz dejó de parpadear y se apagó de nuevo, cubriendo todo de la inminente oscuridad de una noche sin luna. Solo tuvo que esperar un par de segundos más antes de que hubiese otro centelleo. Esta vez, la luminosidad sacó un destello a unos ojos verdes, increíblemente brillantes, de cierto encanto mágico que llegó a turbarla. Quizá no fuera precisamente aquella tonalidad clara y suave, en realidad, sino la fijeza con la que aquellas pupilas se fijaban en las suyas, como si pudieran verla perfectamente aún cuando las sombras la acunaban.
    [FONT=Times New Roman, serif]La iluminación desapareció tan rápido como había llegado y no pudo ver mucho más.
    [FONT=Times New Roman, serif]-¿Estás bien?
    [FONT=Times New Roman, serif]Marian dio un respingo, saliendo de su ensimismamiento. La voz de muchacho, grave pero sedosa, dulce en cierto modo, increíblemente pausada y tranquila, le arrancó del hechizo provocado por el breve vislumbre de aquellos ojos. Solo se dio cuenta entonces de que el silbido incansable había desaparecido, pese a que su pulso continuaba acelerado y su buscaba en grandes bocanadas un oxígeno del que carecía.
    [FONT=Times New Roman, serif]La alta silueta le ayudó a erguirse. La chica dejó escapar un gemido de disgusto al comprobar que el tacón se había roto.
    [FONT=Times New Roman, serif]-Sí... -susurró, sin ninguna convicción en su tono-. Disculpa, no veía por donde iba y...
    [FONT=Times New Roman, serif]-Tranquila -respondió la voz, con un tono aterciopelado-. ¿Te encuentras bien? Pareces nerviosa.
    [FONT=Times New Roman, serif]Incluso entre la negrura aquello era algo demasiado obvio. Quizá el muchacho podría escuchar los latidos de su corazón desde su posición, de tan rápido que latía, o quizá lo había sentido cuando la había cogido. Incluso aunque así no fuera, su respiración acelerada, que en vano intentaba normalizarse, la delataba, así como lo hacían sus pies inciertos, que cambian el peso de uno a otro constantemente.
    [FONT=Times New Roman, serif]La verdad fue suficiente para hacerla enrojecer. Las sombras ocultaron su rubor.
    [FONT=Times New Roman, serif]-Estoy bien. Solo... -rió, en un intento no demasiado productivo de deshacer el nudo que se había instalado en su garganta- algo exaltada -determinó.
    [FONT=Times New Roman, serif]La farola se encendió de nuevo tras un breve titubeo por parte de su bombilla, que finalmente chasqueó y derramó toda su luz -tenue, bastante debilitada, como si estuviera cansada- por la calle. La joven dio un respingo y alzó la vista, parpadeando al encontrarse de frente contra la luminosidad. Apretó los párpados y sacudió la cabeza después.
    [FONT=Times New Roman, serif]Sus ojos vagaron entonces hacia la figura que se descubría ante ella. Y si había creído que su corazón jamás podría haber ido más rápido, supo en ese momento que se equivocaba.
    [FONT=Times New Roman, serif]El muchacho que se encontraba frente a ella ladeaba la cabeza con inocencia. Un flequillo rubio, algo oscuro, de mechones finos, acariciaba una frente lisa, perteneciente a un rostro pálido, y se mecía dulcemente ante la suave brisa nocturna. Era como si el mismísimo viento quisiera rozar con sus dedos invisibles aquella cara, tacharla como de su pertenencia. Sus facciones, que aparentaban tan suaves, se antojaban irreales ante su mirada incrédula, de rasgos afilados sin ser rudos, sino más bien todo lo contrario. Sus labios, de un color rosado, débil, se entreabrían apenas perceptiblemente.
    [FONT=Times New Roman, serif]Los ojos verdes, por su parte, brillaban con la magia que había percibido en el primer atisbo. Y seguían fijándose en ella con insistencia, sus pupilas clavándose en las de la muchacha sin ningún tipo de pudor. Por un instante, a Marian le pareció percibir unas manchas carmines en medio de todo aquel mar de color esmeralda.
    [FONT=Times New Roman, serif]No podía ser humano. Quizá fuera algún ángel, alguna presencia divina que se había aparecido ante ella en el momento más oportuno. Creer en los ángeles de la guarda no le pareció de pronto tan bizarro como alguna vez lo había considerado. Confiar en lo sobrenatural no era una idea tan descabellada delante de aquel joven que no debía llegar a la veintena de años, siquiera.
    [FONT=Times New Roman, serif]Su cuerpo se ataviaba con una camisa blanca de primeros botones desabrochados, cuyo cuello también se mecía de uno a otro lado. Sus manos, aquellas extremidades grandes que ya había visto en el primer rápido vistazo, se refugiaban ahora en los bolsillo de un vaquero, aunque no aparentaban buscar calor, sino más bien se limitaban a esconderse allí en una pose despreocupada. Sus ojos se pasearon por la piel que estaba descubierta, de una tonalidad blanquecina, demasiado pálida, casi marmórea. Y sin embargo, no era la suya una palidez enfermiza, sino algo que realzaba aún más aquella belleza que parecía innata, un don divino.
    [FONT=Times New Roman, serif]-¿Ocurre algo?
    [FONT=Times New Roman, serif]Una vez más, la suave voz la sacó de su ensoñación. Le miró a los ojos, turbada, y no pudo responder. Parpadeó un instante más. Era como si no se creyera lo que viese o sencillamente fuese demasiado para contemplarlo. ¿Había bebido más de la cuenta? Si así había sido, sin duda aquellas copas habían sido las más provechosas de toda su vida. Solo iba a lamentar no recordar aquello a la mañana siguiente, tras la resaca que le iba a tocar sufrir.
    [FONT=Times New Roman, serif]-Nada... -susurró. A ella misma su respuesta le sonó a mentira.
    [FONT=Times New Roman, serif]Una sonrisa se apoderó entonces de las facciones del muchacho, paulatinamente. No era un gesto completo, sino más bien algo que se mantenía a medias entre la diversión y la dulzura. Era raro, pero aún así hermoso. Ver cómo sus labios se curvaban con aquella lentitud era casi tentador. Marian no pudo mirar otra cosa que no fuera su boca durante los segundos siguientes.
    [FONT=Times New Roman, serif]-Quizá debiera acompañarte a casa, pareces algo mareada.
    [FONT=Times New Roman, serif]-De hecho, lo estoy.
    [FONT=Times New Roman, serif]Una vocecita en su fuero interno le dijo que aunque no lo hubiera estado, cualquier excusa era buena para recrearse en la visión de aquel cuerpo y poder pasar unos minutos más gastando su mirada. Quizá si observaba más -dificil era; poco le quedaba por observar, a no ser que contase lo que pudiera encontrar bajo la ropa- podría recordar algo cuando se despertase. Se lo contaría a las chicas y fardaría hasta que ellas le lanzasen miradas envenenadas, muertas de la envidia.
    [FONT=Times New Roman, serif]Dio un respingo cuando él se inclinó hacia ella. Su frente chocó contra la de la muchacha, que abrió un poco más los ojos, sorprendida. Las manos del chico no abandonaron el resguardo de sus bolsillos, mientras que las de ella se cerraron en puños, nerviosamente.
    [FONT=Times New Roman, serif]-No pareces tener fiebre -comentó el joven con naturalidad.
    [FONT=Times New Roman, serif]Pues estoy ardiendo[FONT=Times New Roman, serif], comentó en su fuero interno, en un impulso. Se mordió la lengua para que sus pensamientos no la traicionasen. Él se separó y lanzó una mirada alrededor.
    [FONT=Times New Roman, serif]-Ven.
    [FONT=Times New Roman, serif]No le dio tiempo a replicar. La mano del muchacho capturó la de ella y prácticamente la arrastró hasta un banco cercano. A la joven ni siquiera le importó, si es que se dio cuenta, que su caminar fuese anormal e incómodo ante la diferencia de altura de sus pies.
    [FONT=Times New Roman, serif]Cuando el muchacho hizo que se sentara en el alargado asiento de piedra, la chica suspiró. Siguió con la mirada los pasos de él, que terminaron a su lado. El cuerpo masculino se dejó caer en el banco despreocupadamente.
    [FONT=Times New Roman, serif]-¿Cómo te llamas? -quiso saber la muchacha.
    [FONT=Times New Roman, serif]Los ojos verdes se centraron en ella con más fijeza de la que hubiera podido existir antes. Tanta, que consiguió que ella se estremeciese y tragase saliva. Ruborizada ante la intensidad de aquella mirada, turbada, se obligó a apartar la vista a unas manos que entrelazó sobre su regazo, por encima de la falda del vestido de fiesta.
    [FONT=Times New Roman, serif]-¿Importa? -murmuró la voz de él-. No nos vamos a volver a ver.
    [FONT=Times New Roman, serif]Marian frunció ligeramente el ceño ante la sequedad de aquella oración. No era una suposición, era una completa afirmación. Tampoco estaba dicha con amargura o con un tono que pudiera dar pie a que le diese su número de teléfono, como un “a no ser...”. No. Era la anunciación de un hecho, proclamado con toda la seguridad del mundo.
    [FONT=Times New Roman, serif]-Ya me encuentro mejor.
    [FONT=Times New Roman, serif]Se levantó, o al menos tuvo la intención de hacerlo. Sus pies se echaron ligeramente hacia atrás y su espalda se inclinó un poco hacia adelante, en ademanes que dejaban claro que se marchaba. Pero el ángel fue más rápido.
    [FONT=Times New Roman, serif]Se sobresaltó cuando sintió la mano del muchacho sobre la suya, cubriéndola con su palma. Al alzar la vista tuvo que coger aire bruscamente al sentir que los ojos verdes le arrebataban el aliento. Definitivamente, la mirada del chico no daba pie a ningún tipo de vergüenza, como si el joven desconociera aquella palabra. Ahora que se encontraba más cerca de él, podía asegurar que sus irises poseían una extrañas pinceladas carmines que no hacían más que hacer embellecer sus ojos.
    [FONT=Times New Roman, serif]-¿Te has enfadado? -cuestionó el muchacho en un susurro.
    [FONT=Times New Roman, serif]Ella solo se vio capaz de negar torpemente con la cabeza. Él sonrió. Fue de nuevo un gesto incompleto, de cierto encanto misterioso. Aún así, habría jurado que algo, aún no sabía qué, le resultaba divertido.
    [FONT=Times New Roman, serif]No se paró demasiado a pensarlo. Cuando él se acercó más y su aliento se entremezcló con su respiración irregular, repentinamente acelerada, no puedo pensar, de hecho, en mucho más. A su mente solo llegó la imagen de los labios entreabiertos de él cuando sus ojos descendieron hasta ellos, la imaginación de la textura de los mismos, la ensoñación de un beso.
    [FONT=Times New Roman, serif]No tuvo que imaginarlo durante mucho tiempo más. Cuando sintió la boca de él sobre la suya, dejó caer los párpados. Sus labios estaban fríos, presumiblemente por la temperatura exterior. Se sintió desfallecer ante el gesto, lento pero no por ello menos bueno. La frialdad de su boca fue sustituida por la calidez de una lengua maestra que le acarició el labio inferior y luego la invadió sin reparos.
    [FONT=Times New Roman, serif]Marian se aferró a él. Sus brazos rodearon el cuello del muchacho y le acercaron más a su cuerpo, con una urgente necesidad, el corazón latiendo disparatado contra su pecho, amenazando de nuevo con abandonarlo y dar brincos fuera de este. Se sentía volar ante la suavidad de su boca, ante el deseo que derrochaba la caricia. Estuvo segura de poder quedarse así durante lo que le quedase de vida y ser perfectamente feliz, sin necesitar nada más que el roce de sus labios, el abrazo de sus lenguas.
    [FONT=Times New Roman, serif]De igual modo que los brazos de la muchacha se habían aventurado al entrelazarse entorno a él, una de las manos del chico acarició el pómulo de la muchacha. En caricias sinuosas sus dedos descendieron hasta el cuello. Marian sintió como se detenían allí, un instante, y luego seguían bajando. Se estremeció cuando la mano acarició fugazmente su pecho, por encima de la tela del vestido, para continuar descendiendo después, en una quisquillosa expedición de sus curvas. Volvió a sentir piel contra piel cuando la mano del muchacho alcanzó su muslo descubierto por la falda del vestido. Sin reparos se coló por la tela, hacia la parte inferior de la pierna.
    [FONT=Times New Roman, serif]Ante el contacto, que cada vez se perdía más dentro de la ropa, la muchacha tuvo que separar su boca de la de él. Echó la cabeza hacia atrás, jadeante, y dejó escapar un suspiro. Sus párpados, pese a todo, no se separaron para permitir a sus ojos ver. Estaba bien en la oscuridad, limitándose a sentir. La boca del muchacho rodó por la comisura de sus labios hasta su mentón y desde ahí se apoderó del cuello de la muchacha, que cubrió de besos.
    [FONT=Times New Roman, serif]Marian sonrió y se acomodó en el banco. Sus manos se aferraron más a la camisa del muchacho, hubo otro suspiro que escapó furtivo de sus labios. Sintió la lengua cálida rozar su garganta, se estremeció. Un sueño. Cada caricia era parte de una perfecta ilusión, una quimera perfecta que podía rozar y tocar, que sentía entre sus brazos.
    [FONT=Times New Roman, serif]Todo el sueño se rompió con el dolor.
    [FONT=Times New Roman, serif]Sus ojos se abrieron desmesuradamente, el cosquilleo de su cuerpo perdiéndose en algún lugar lejano, como si hubiera huído despavorido. El gemido que emitió su garganta fue algo a medio camino entre la sorpresa y el malestar. Sus manos se aferraron más a la ropa de el joven que se inclinaba sobre ella. Hubo un líquido cálido que sintió corriendo por su cuello; una risita queda, escalofriante, divertida, que inundó todos sus sentidos, acongojó a su alma e hizo encoger su corazón, que tembloroso latió apresurado contra su pecho. Fue apenas un susurro, pero ella pudo oírla perfectamente.
    [FONT=Times New Roman, serif]Pese a todo, seguía sintiendo los labios del muchacho contra su piel. A ella se le escapó una exclamación dolorida cuando sintió algo apartarse de su garganta, aquellas dos aparentes agujas que se habían clavado, sin ningún tipo de cuidado o delicadeza. Se mareó. Se le fue la cabeza repentinamente y agradeció estar sentada y con la espalda apoyada en un respaldo. Por unos momentos, se le nubló la vista. Las estrellas titilantes en el firmamento se convirtieron en puntos borrosos, bailarines en un escenario de cortinas negras.
    [FONT=Times New Roman, serif]Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando sintió la lengua del muchacho recorrer de nuevo su cuello, allá donde había sentido que el sueño se desquebrajaba en mil pedazos, que todo el calor se tornaba en un frío propio del invierno más helado. Entrecerró los párpados, entreabrió los labios.
    [FONT=Times New Roman, serif]-No esperarías pasártelo solo tú bien, ¿no, princesa?
    [FONT=Times New Roman, serif]Marian no respondió. Apretó los ojos con fuerza, durante un momento se mantuvo estática. Solo pudo sentir un par de besos más del chico: el primero en su boca, el siguiente de nuevo en el cuello. Tomó una brusca bocanada.
    [FONT=Times New Roman, serif]Se vio con fuerzas de abrir los ojos de nuevo en ese momento. Sus ojos aparecieron tras la piel de sus párpados, enturbiados y confundidos. Les costó un instante más situarse, pero finalmente lo consiguieron.
    [FONT=Times New Roman, serif]Quizá hubiera preferido ser ciega en vez de vidente, o sencillamente no haber abiertos los ojos.
    [FONT=Times New Roman, serif]Era extraño imaginar a un ángel. Era raro creer que ellos pudieran existir. Pero en caso de que lo hicieran, Marian tenía bien claro cómo debían ser: hermosos, dulces, amables. Habían de tener la palabra perfección escrita con mayúsculas en su rostro. Nunca, jamás, debería haber sangre relacionada con ellos. Mucho menos, provocada por ellos.
    [FONT=Times New Roman, serif]El chico nunca fue un ente divino. Se lo dijo la sonrisa que esbozaba el joven, carmín, sangrienta, divertida, a cierto punto macabra. Lo comentó su lengua al pasarse por los labios e intentar limpiar, sin poner mucho empeño en la tarea, la sangre que había quedado allí, rezagada, sin querer morir en su paladar.
    [FONT=Times New Roman, serif]No fue hasta que vio al muchacho sonreír de medio lado cuando se dio cuenta de que lloraba, de que las lágrimas se derramaban por sus mejillas de pecas casi imperceptibles. Su propia existencia le recordó a la efímera vida de sus propias lágrimas: Confiadas aparecían y corrían en busca de alguna aventura. Después, sencillamente el destino les reservaba el final: rodaban por su piel y morían en sus labios. Las más valientes descendían hasta su mentón y desde ahí caían sin más.
    [FONT=Times New Roman, serif]-Ah... No, no llores, pequeña -la mano de tacto helado sostuvo la barbilla de la joven-. La muerte es sencilla, y no puedes decir que no te lo has pasado bien, ¿no?
    [FONT=Times New Roman, serif]Sintió el roce de un dedo en su clavícula, descendiendo hasta su pecho, acariciando el borde del escote de pico del vestido femenino. Ella se removió inútilmente, un sollozo rompió su voz.
    [FONT=Times New Roman, serif]-Basta... Déjame...
    [FONT=Times New Roman, serif]-¿Bromeas? -el joven se mostró escandalizado, abriendo los ojos desmesuradamente ante lo que a sus ojos aparentaba ser una locura-. Soy un caballero: ¿cómo pretendes que te deje marchar si te desvanecerías a los dos pasos?
    [FONT=Times New Roman, serif]La chica se sacudió de nuevo, sus puños intentaron en vano golpear un pecho que parecía de piedra. Se arrepintió en seguida de haberse atrevido a intentar algún golpe ofensivo contra el chico, porque pronto sus muñecas quedaron aprisionadas en una simple mano de él. Tragó saliva. Los ojos verdes volvieron a fijarse en los de la muchacha. No había en ellos enfado, solo una creciente diversión.
    [FONT=Times New Roman, serif]-Adelante, intenta luchar. Pelea contra mí. Salva tu vida. ¿Crees poder hacerlo?
    [FONT=Times New Roman, serif]Murieron un par de lágrimas más. El regusto a óxido de la sangre, que había quedado en su boca tras el beso del muchacho, se mezcló con el sabor salado de éstas. Él no aparentaba hacer fuerza con su mano, no le costaba ningún esfuerzo mantenerla así, maniatada en cierto modo. Era imposible luchar contra su agarre.
    [FONT=Times New Roman, serif]Cogió aire en una brusca bocanada, reunió la voz que le faltaba, aquella que había perdido entre los sollozos y el miedo.
    [FONT=Times New Roman, serif]Su grito rompió la noche durante un instante. El breve segundo en que los colmillos tardaron en volver a clavarse sobre la piel de su cuello, sin ningún tipo de miramientos ni delicadezas en esta ocasión. Desgarraron la piel, atravesaron la vena aorta y la sangre llegó a la boca del muchacho como venida de una fuente, a borbotones.
    [FONT=Times New Roman, serif]El eco de la petición de socorro se extendió por los alrededores como un fantasma que nadie pudo ver.
    [FONT=Times New Roman, serif]El cuerpo de la muchacha se destensó bajo su peso, pese a que aún pudo forcejear un último instante. Se quedó quieto, congelado, tranquilo. La sangre cálida se tornaba fría, el torrente dejaba de ser tal.
    [FONT=Times New Roman, serif]Cuando se separó, no había ya en sus irises aquel rastro de carmín. Si cabía, sus ojos verdes brillaban con luz propia, toda aquella magia resurgida y renovada. A las facciones suaves, hermosas, salpicadas por un par de gotas de sangre entre toda aquella bella palidez, asomó una media sonrisa. No la soltó en el momento, sin embargo. Su lengua aún se paseó morbosamente por la herida abierta, capturando los últimos resquicios de una vida extinguida, desaparecida para siempre.
    [FONT=Times New Roman, serif]-Un placer haberte conocido -le susurró al oído, entre los mechones pelirrojos.
    [FONT=Times New Roman, serif]Una mano blanquecina se perdió en sus bolsillos un instante, solo para sacar una navaja que abrió con tranquilidad. La empuñadura era de plata, no demasiado trabajada, pese a que los grabados entorno a ella aparentaban antiguos, quizá portadores de algún extraño mensaje especial en un idioma olvidado. La hoja peligrosamente afilada lanzó un destello ante la luz de la farola, que volvió a parpadear, como si ella también estuviera asustada de aquella presencia falsamente angelical.
    [FONT=Times New Roman, serif]Con tranquilidad, como si fuera algo a lo que estuviera acostumbrado, el muchacho dejó reposar el cuerpo fallecido contra el respaldo del asiento. La cabeza cayó hacia atrás y su cuello quedó perfectamente expuesto. Con el filo de la navaja realizó un corte limpio, horizontal, no demasiado hondo ni tampoco demasiado complicado, aunque bastante grande. La poca sangre que quedaba dentro de aquella silueta femenina se derramó limpiamente. El chico se echó hacia atrás antes de que la sed le ganase terreno y su boca quisiera limpiar hasta la última gota. A los médicos forenses, en especial a uno, no le gustaría encontrar un cuerpo completamente vacío de sangre, con solo un par de orificios en su cuello; un degollamiento era siempre más sutil.
    [FONT=Times New Roman, serif]Esbozó una media sonrisa, recreándose un instante con el cadáver: ella era hermosa, aún cuando la Muerte ya debía haberla tomado entre sus brazos huesudos. Sus facciones se mostraban calmas, con los últimos resquicios de las lágrimas de desesperación acariciando su rostro sin expresión. De pronto la centelleante luz de la farola se apagó, como el foco de una teatro que da fin a la escena de una obra, y solo pudo adivinar la silueta sentada en el banco de piedra.
    [FONT=Times New Roman, serif]Su lengua se pasó por los labios de nuevo en un primer instante, acto seguido alzó la pequeña arma hasta su boca y el músculo se paseó por la hoja mancillada con el color carmín, limpiando el resto de sangre, capturando hasta la última gota. Sus ojos verdes, brillantes en la oscuridad como si de los de un felino se tratasen, no aparentaban querer abandonar la visión del cuerpo inerte, inamovible, cubierto de las sombras que lo tapaban de miradas indiscretas. Oscuridad. Eso debía de ser lo que ella estaría viendo en aquel preciso instante. Nada más.
    [FONT=Times New Roman, serif]Finalmente, su vista se apartó. La navaja descendió hasta ocultarse de nuevo en uno de los bolsillos, tal y como hicieron las dos manos de él. Entre las sombras, una media sonrisa se extendió por sus labios perfectos. Sus pies giraron en otra dirección, el resonar de sus pasos contra los adoquines de la calle rompió la quietud de las calles.
    [FONT=Times New Roman, serif]El viento se llevó entre sus brazos invisibles una escalofriante melodía silbante.



    Por favoooor ò__ó criticas, criticas.
     
    #1
  2. ROSA

    ROSA Invitado

    Ojú, niña eres la biblioteca publica, pá publicar el primer escrito te has lucio mi "arma",¿no tendras más escrito por ahi.....? ufffff despues te comento, porque tengo que pedir hora pá leerte, como has escrito poco.... por eso te lo digo,un abrazo y bienvenida seas,este es un buen sitio pá dejar tus escritos, pero no te enfades como te comenten ,¿ok?
     
    #2
  3. Lis Charm

    Lis Charm Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    18 de Mayo de 2009
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    0
    Ups. ¿Entiendo ese comentario como que quizá debería haber colgado menos? Perdón >///<
     
    #3
    Última modificación: 19 de Mayo de 2009

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