Brindar sin copas

Detrás del sueño prestado, dónde dormía junto a tí, aparece la aurora que todo lo esclarece.
Y juntos amanecemos, me llevas el café a la cama, ya sabés cómo me gusta.

El sueño creo que no era prestado. Ahora me estoy quemando con el cafecito que has traído entre tus manos.

Sería humilde y cotidiano,
simple y llano
pero era amor y el amor es para siempre, aunque a veces, se hace un hueco para el olvido.