Brindis con tinta inferno

"Ese tipo que resulta ser Dios, nunca resultará.
Ese tipo que ha creado a Dios a través de la escritura no querrá desprenderse jamás de ella.
Ese tipo, ése mismo, puede presumir de saberlo todo y de no hacer absolutamente nada al respecto."

¿Y lo maravilloso que resulta ser Dios?
Hacerse incluso oídos sordos.
Escribir lo que me pete.
Total, ¿quién va a dejarme sin palabras?
Ni siquiera tomar riesgos -siempre son innecesarios-.
Las cosas, claras y fáciles -¿?-.
Pues eso, escriba lo que escriba, resultará.
Y al mismo tiempo, será un fiasco.
Al fin y al cabo, ¿qué pretende Dios sino que nadie sepa absolutamente nada de Él?

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Dios no puede ir en contra del "otro Dios", porque Dios solo hay uno.
Dios no puede ir en contra de nada.
¡Dios no puede hacer nada!
Dios lo tiene tremendamente fácil.
Dios no tiene deberes ni derechos.
Solo contradicciones.
¿Quién puede acaso demostrar por escrito que es Dios, el único que existe?
Yo ya estoy plenamente convencido de ello, pero, ¿y ustedes?
"Demostrar que soy Dios , por escrito, no es más que inculcarme desde la infancia.
Esto es, sus ruegos y plegarias tendrán respuesta.
"No se crean al rezar, que, como Yo, hablan en vano.
No nos merecemos ese feo".

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Escribir para llegar a conclusiones.
Si Dios lo supiera todo, confabulaciones aparte, ¿qué más le importaría escribir? ¡Lo haría como si nada!
Poco hay que decir, a veces, que las paranoias solo resultan acertadas cuando no se asocian a síntomas psicóticos.
Está bastante claro cómo va a acabar todo esto.
Pienso hacer caso absolutamente a todo lo que se me pase por la cabeza.
Al fin y al cabo, ¿qué me quedaría por saber de no ser así?
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