Buen viaje Chichi

Se nos fue la abuela, y no pudimos decirle “chau” o “te quiero mucho”. No. Se nos fue y lo único que pudimos decirle fue “mañana paso a buscar los pantalones” o “se me embichó el malvón”. Se nos fue la abuela, y sin previo aviso. Es verdad, todos sabíamos que le gustaba hacer las cosas de imprevisto, espontanea y caprichosa, así era la abuela. Pero bue, atrás quedamos nosotros, los convencionales, los que nunca van a tomar el camino desconocido para volver a casa, y por eso es que la noticia nos cayó encima como un balde de agua helada. Se nos fue la abuela, “son cosas que pasan”,“ahora estarán juntos por siempre”, “la vida continúa”.Todo verdad, pero todo mentira también, porque no son cosas que pasan solamente, y la vida no continúa como si nada, porque ahora cada vez que vea una sombra rondando por la casa pensaré en lo peor,porque cada vez que escuche aquellos viejos discos no podré evitar pensar en la nada, en la ausencia. Estamos aquí reunidos... ¿Estamos aquí reunidos? Ahora, todas las certezas que alguna vez tuve se desploman como los endebles castillos de cartas que solía construir sobre la mesa del comedor, junto con la abuela, en aquellos interminables veranos, lejanos, pequeños. Y si ahora entrara por esa puerta, saludando y repartiendo souvenirs como si volviera de uno de sus largos viaje, la miraríamos con sorpresa, y ella con aquella sonrisa nos diría algo como “¿qué pasa? Parece que vieron un muerto”, y todos reiríamos. Pero la puerta no se abre, y en lugar de risas escucho pequeños sollozos en el cuarto de al lado. “Senos fue la abuela”, me dice esta calidez en las mejillas, “Si, senos fue” responde esta sonrisa, pero no se olvido de nuestros souvenirs. Buen viaje abuela, descanse en paz.