Buena fe

Se les llena la boca hablando de libertad, te regalan los oídos dulcificando su discurso de mentiras calculadas y te persuaden de que ellos, que velan por el interés general, saben mejor que tú lo que te conviene. Y tú volverás a creerlos, necesitas creerlos, porque esta vez... no sé, esta vez parecen sinceros y arrepentidos, pero sobre todo les creerás porque tu cerebro es incapaz de procesar tanta miseria.
Y te dices: ¡última oportunidad!, ¡si las cosas no cambian jamás volveré a confiar en ellos! y ese "jamás", como mucho, te dura cuatro años... o seis meses.
Porque, admítelo, el problema, el verdadero problema no consiste en la buena fe de tu voto, en la honradez de tus intenciones o en la integridad de tu adormecida conciencia. El problema, querido homónimo, reside en cuánta estupidez puede albergar tu/mi desmemoriado cerebro.

 

La verdad es que mi cerebrito está apático o falto de fe
o harto de verme hacer el gilipollas,pero soy tan ingenua
que creo que mi voto es importante, lo mismo me pasa
con mi presencia aún creo que me echarían de menos
si dejan de verme...Hay cierta ingenuidad en mí
que cuando la pierda, definitivamente,pensaré que me hice mayor.
Lo cierto es que además de ser más o menos" borregos"
uno ha de actuar con miras al futuro de los hijos,
aunque se arrugue toda aquella "rebeldía" de la juventud,
siempre nos quedará la suya, su juventud,una nueva generación
con las pilas recargadas y un cerebro más fino
Si no podemos cambiar el sistema con un voto
tendremos que preparar a las nueva generaciones,desde la cuna.

Te dejo un café y un abrazo

 

De cerebrito, nada. Me da a mí que tié usté un "celebro" la mar de bien amueblao.
Anda que no!

Eso sí, de ingenuidad es muy posible que andemos parejos. Ya sabe, aquello que decía Rousseau sobre la bondad individual del ser humano y tal...

Otro coffee y otro abrazo para ti.