Cabalgando

CABALGANDO

Una caravana caminaba dentro el silencio,
en una ruta brotando de tus ojos.
Galopabas en el trote
resaltando del recuerdo,
aquel ayer de tus manos desnudas
besando el azul de lo desconocido;
si, lo mismo que eres tu.
Mujer, te veo, te miro,
cruzando el desierto de la vida.
Recuerdo lo sé;
cada línea de tu cuerpo
en el polvo de la cabalgata al futuro.
Y tu naciste entonces amada
naciste del canto de los vientos,
aquellos que de tus cabellos recogieron
el amor que emerge de tu alma.
Eres mi caravana comente,
no recuerdo nada de tu ser
porque el día que naciste en mi alma,
broto el retozo de caballos galopando
al poblado eterno de mis besos.

Amada que no te conozco
en el secreto de tus caricias,
déjame que estreche tu anhelo
con el hambre de mis ojos.

Déjame amada que me extienda
como un sonido que acaricie tu silencio,
que acaricie la humedad de besos.
Besos si, piscados del jugo de tus labios,
una tarde que el sol durmió desnudo
alumbrando los colores de tus líneas.

Esas líneas que trazan el mapa de tu cuerpo.
ese paisaje adornando el universo.
Dos volcanes se rinden
como pleitesía,
como faros que se extienden alumbrando,
la dulzura de tus brazos navegantes.

Señora, te escribo el canto
de mis letras, ya que mis palabras
se mueren en la esperanza de mis deseos,
estos que nacen del fuego y el vino,
cosechando la esperanza
que tu corazón y el mío,
engendren algún día la melodía y el eco,
que vive en la sinfonía de tus besos.

Me voy cantando porque mire tus ojos,
en el amor perdidos sin camino.
Perdidos sin puerta, ni vereda;
pensé mejor entregarte mis secretos,
en un anillo que esconde las palabras
que viven en mi mirada.

Negor Len

 

Tu mirada me hace recordar la de Whitman, amigo, aunque estos poemas tan largos no te merecen. Yo te admiro por ser el poeta de los versos breves, pero intentos, como tu barba hermosa. Un saludo