Cada mañana.

CADA MAÑANA: Cuando el alba se introducía a en mi habitación, colocaba un sombrero que ceñía mi frente y con una pala pequeña, empezaba recoger piedras y poco a poco formaba montículo, con el afán de convertir en montañas, esas piedras y poder caminar con ellas, el horizontes, por las tardes sembraba de guitarras y de trombones esas pequeñas montañas y le cantaba al universo. Muchos días siempre que despuntaba el alba, recogía arena y piedras y cada día mi montaña, era más alta, algunas veces sembré semillas, flores, nubes, ríos, ensueños, amores perdidos, y nostalgias, de otros tiempos, con el afán de hacer crecer la montaña. una tarde fresca, apareció un hombre con la mirada más dulce que he visto en un ser humano, traía una vasija y acercándose hasta donde yo podía percibir su voz, me preguntó: "¿Que haces? Su sonrisa era tan sincera, le dije sobre mi proyecto y puso su mano en mi hombro y sonriendo siempre me dio de beber de su vasija y me dijo:"Amigo Dios ya hizo todo..." pero ÉL se regocija cuando tú cantas, nunca dejes de hacerlo..." Me abrazó y luego se alejó con el ocaso y entonces el crepúsculo, fue tan bello, que o descubrí la mejor canción para mi Dios: "Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre..."
augus