Callado lamento

Llevo en mi alma un tenue silencio
que me disipaba y ya sin razón
en alegorías esparzo el lamento
que susurrando en mí se impregnó.
Llevo en mis años humor pasajero
que disimula el frío dolor
que me infundía en gran mal agüero
y así negaba seguir al amor.

Llevo en mi mente el más loco intento
de ir a probar el fuerte calor
que la mujer esparce con genio
para atrapar algún corazón.
Llevo en mi mente el fuerte deseo
como un hambriento yacer al ardor
que la mujer destila cimero;
supuestamente es el amor.

Pasan los años y aún sigo cuerdo
en realidad, pues así soy yo,
esta manía – me llaman gamberro –
de siempre estar solo es más que pasión.
Pasan los años e igual aún anhelo
al fin hallar lo que mi interior
ha deseado en callado lamento;
es encontrar por fin el amor.

Y así pasan años, y así pasa el tiempo
y este poema nada explicó,
no estoy confundido, sólo me entiendo,
pues célibe anhelo quedarme yo.
Empero igual yo sigo creyendo
en que la mujer que mi corazón
siempre buscaba en callado deseo
sin duda alguna no se extinguió.