Camarada

In Memoriam

Indignado por la corrupción que en las instituciones impera, tomó las calles para manifestar su rechazo a la estupidez en el poder. Su espíritu humanista pudo conciliar “el nosotros y los ellos”, estos últimos, en referencia a los que visten uniforme, portan tolete o armas de guerra, y que por circunstancias ajenas a su voluntad -así lo creía- se habían visto obligados a moverse en sentido opuesto al de sus hermanos de clase social. Y que no obstante la inicua tarea de “los ellos”, también estaban a merced de la perversidad del gobierno que ahora servían.

Tenía la esperanza de que cuando eso sucediera, se integraran -algunos de ellos- a las filas de los ciudadanos que luchan por una vida digna. Sin embargo, estaba consciente que en el caso de una represión generalizada, se les debería tratar como mercenarios al servicio del opresor.

Su seductora personalidad le otorgaba autoridad sobre muchos de sus compañeros; por esta razón y otras, durante la escaramuza inevitable, su voz-guía emergía como un rayo de sol entre la violencia de la tormenta. En varias ocasiones, fue prisionero de y por sus convicciones, por ellas vivió-murió, siempre entregado a la auténtica manifestación de amor, que era a su parecer: conquistar para los oprimidos Justicia y Paz con Libertad.