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Capitulo 2 de la cuarta historia de Periodímen.

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por sergio Bermúdez, 1 de Noviembre de 2009. Respuestas: 1 | Visitas: 978

  1. sergio Bermúdez

    sergio Bermúdez Poeta que considera el portal su segunda casa

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    CAPITULO 2: OMICALDUS CREA LA MAQUINA DE LAS SOMBRAS.



    Omicaldus era dueño de las sombras, pues estas decían frases que se instalaban en el ambiente de un ardor de luz, que iba apagándose entre tormentas que se quedaban llenas de alientos que hacían desaparecer la belleza de los grandes momentos. Omicaldus era el rey cuyo lado oscuro intensificaba la crueldad sin nobles actos de coherencia. Periodímen estaba tras su busca, pues este no detectaba la señal para encontrar su pista. Las nieblas de los horizontes, los cuales quedaban como montañas sin tierra. Todo era muy oscuro, y nada podía a ciencia cierta saber que el paréntesis del destino, iba quedando instalado en las noches de tristes locuras por un imperio, que iba siendo más poderoso. Periodímen y el Lázaro Andrajoso tenían que impedir que tanto Omicaldus como su ejército, estuvieran día y noche, llevando a la ciudad de los Ángeles a enterrar sus historias por las malas artes. Habían miles de sonidos de esos que daban miedo escuchar. Las pistas eran escasas, y los cielos quedaban ciegos, por la visualidad dañina que iban adquiriendo, pues de tanta amargura, todo quedaba desnudado violentamente contra su sentir más íntimo. La gente cuando salía a la calle, para trabajar, tenía muchos problemas para llevar una vida normal, pues terminaban siendo aniquiladas de una forma cruel y despiadada. Periodímen salió a la calle y empezó a luchar contra los Cabrajuelas, que estaban decapitando a niños pequeños de un pargulario. Pero Periodímen saco su espada de información, que además estaba llena de electricidad, y empezó a matar a grandes grupos de Cabrajuelas. Los oídos de la gente se ensordecían, por cada grito que daban los Cabrajuelas, que eran cabras mono. De pronto empezaron a aparecer Minogatmios, liderados por el príncipe oscuro Yamagádo, pues este iba con un velo en donde habían miles de calaveras dibujadas. Le acompañaban los Mardílagos, que iban también montados en Minogatmios, los cuales se llenaban de oscuridades profundas, además de ir llenos de bacterias en su piel, las cuales hacían mucha herida a la naturaleza, pues esta quedaba totalmente marginada, y sus aromas se hacían el aire de una violenta mirada, que llevaba en su interior el negro sabor al dolor de un calvario, que quedaba quieto y sin ayuda, la cual estaba siendo buscada por Periodímen y compañía, pues algo no quería que viera ni sintiera nada de buenos actos, tal era la angustia, que los Minogatmios iban corriendo haciendo temblar al suelo perdido en llamas y relámpagos. Oscuridades que cegaban al cielo de las creencias malignas, y que pudrían a los ojos del viento, dejando al mundo sin caricias. Periodímen actuó, mediante un escudo de triángulos, que llevaba sellos con clavos de sangre, y así en esa forma de interpretar el lado de las sombras de Omicaldus, se auto inyectó en la atmósfera una estrella de grandes dimensiones, que catapulto a la leyenda de los Joryógas, que eran mujeres ratas, con orejas de lobo, y colmillos de vampiro. Todo este imperio venia del gran malvado Omicaldus. Omicaldus en medio de la gran lucha, aconsejo a los suyos lo siguiente:

    Omicaldus: Criaturas del mal, que cosen mis labios de maldad, que se ciñen en mis ojos, y dejan que vuele el poder de los deseos, para ser fundidos entre mis dientes de fuego, haced de vuestro orgullo una realidad, que haga que el mundo caiga en mi red de orgullo, para así ser como siempre he querido, porque mi vida depende de matar a Periodímen. Yo creo que lo conseguiremos.

    Pero justo cuando estaba dando su discurso, Periodímen se lanzo hacia Omicaldus y este cayo al suelo. Fue entonces cuando todas las criaturas empezaron a atacar a Periodímen. Unos Monorritidos atacaron y escribieron sangre con sus venas, calcularon el líquido con el que hacían los kilómetros, y después le prendieron fuego a esas líneas, y empezaron a salir gusanos libélula, unas criaturas muy extrañas, que picaban cada vez que salía el miedo al exterior. A los gusanos libélula, le decían los Libérganos, y consumían agua envenenada, y la guardaban en su base del organismo, para después picar, y dejar que la asfixia hiciera el resto, para conseguir la muerte. Periodímen intentaba quitarse a todas las criaturas de encima, y uso un Insecperioker, que era un insecticida de marca Perioker muy importante. Además mataba por asfixia a toda clase de seres, y los dejaba sin ganas de abrir sus ojos, a la vez que los dejaba en trance, entre la vida y la muerte. Pero Omicaldus iba clonando a los seres, y estos nacían iguales físicamente, ya que justo una vez hecho eso, Omicaldus creo a la maquina de las sombras, las cuales eran figuras que mataban mediante vudú a la sombra de la persona que tenían como objetivo atacar, después quemaban la sombra de esa persona, y más tarde los enemigos de los malignos, se convertirían en sombras sin fuerzas, y caídas en las tinieblas, sin reparación ninguna, sin ayuda de nada, solo eran sombras coronadas de la corona de la maquina, la cual te destruía el cerebro, y lo dejaba sin recuerdos de infancia, sin saber quien era en realidad, y además se uniría al imperio de Omicaldus.
     
    #1
  2. rodrigotoro

    rodrigotoro Poeta adicto al portal

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    Bueno...finalmente Periodimen puede pelear mano a mano con Omicaldus.
    Claro que con toda esa ingente masa de monstruos, el combate se ve complejo. Espero que ese insecticida le baste para limpiarse el camino.... Y mientras tanto, te dejo un abrazo y un aplauso por tu imaginativa pluma....R. toro
     
    #2

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