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Capitulo 3 de la quinta historia de Periódimen.

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por sergio Bermúdez, 12 de Enero de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 746

  1. sergio Bermúdez

    sergio Bermúdez Poeta que considera el portal su segunda casa

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    CAPITULO 3: LA ESQUIZOFRENIA DE KÍDER EL LUNÁTICO.



    Entre las campanadas de sueños destrozados por el fuego más odiado, a la vez que las luces de los infiernos eran el apodo de los destrozados, y llenos de pánico descontrolado. Las rabias eran signos de violencia, decapitadas entre una atmósfera que crujía su mirada, y la hacia llenar de una maldad, que nadie podía poder descubrir a primera vista. Las montañas eran su región, su vida su pasión, y nada más que el dolor, que engullía sus pestañas, y las dejaba sin el aliento de la ultima lágrima, que era evaporada y cicatrizada en la locura. Las tormentas eran su almohada, para dormir entre grandes luchas, que habitaban sus sueños, y los dejaban listos, para que se apoderaran de su mente, y así hacer que todo lo enfurecido de su alma, pudiera traspasar cada rincón del planeta, que era su lado de ardor, su lado depredador, para jurar a la ley de su amanecer, que sus ojos quedarían como cristales sin rayarse su vistosidad. Cada gota de su piel, no podía contener ni una lágrima dulce, porque en realidad su función era plasmar sus horribles sentimientos, y hacer de ellos su más protector escudo. De todos sus recuerdos, no existía presente en sus vivencias, no había futuro en sus palabras, solo el pasado que cuajaba en su mente, y le arrebataba el corazón hecho de piedra oxidada. Las fuentes de su inspiración no eran palabras de amor, solo eran personalidad oscura, de la cual los presentes ante su ley, eran matados, y destrozados por los Jertéjes, unos vaqueros con cabeza rapada, que montaban en leones, y disparaban flechas eléctricas con pistolas de magnetismo. Este personaje en el que describo todo esto, se llama Kíder el Lunático, pues sus horribles crimines, su mal humor, y su lucha constante para matar almas inocentes, eran a causa de una esquizofrenia que le condenaba a las sombras oscuras, de las cuales las orillas eran brasas, y su color era tan negro como rojo, pues las manchas de sangre se evaporaban y se refugiaban en las tormentas platónicas, esas que provocaban las pesadillas de los mortales, y la risa de los malvados, que destrozaban con sus silbidos a la naturaleza, que estaba entre las rejas sin nombre, pues no podían aparecer como siempre solía hacer su más noble aventura hacían un mundo sin cadenas. Periódimen debería de luchar duro y convertir la crueldad en algo bueno, pues entre las montañas de Kíder el Lunático las sombras deberían ser perseguidas y acuchilladas, para borrar las sonrisas malignas. La cumbre era el pico de poder ver desde lo alto la gran ley de la supervivencia, pero una maldición lo impedía pues se notaba un gran sudor en las pesadas piernas de los habitantes, que eran humillados con bombas electrógenas, las cuales producían una gran electricidad, y estallaban en los labios de las personas que no querían abrir los ojos, para ver como los cielos se quemaban como si fueran hojas de papel, a la vez que los tronos de Omicaldus, iban a ser los símbolos del miedo y la locura sin control, pues sus armas eran de sabores sin poder oír voces, pues solo asomaban para crear el más duro estrés de los túneles que pedían a los corazones, y los dejaban con unas sabanas de puntas, que llevaban incrustadas dientes de serpiente, pues Kíder el Lunático era el que las mataba, y les sacaba sus colmillos, para ponerlas en sus cuevas, a la misma vez que estas mediante una palanca que era pulsada se movieran, y fueran formando el arco de sangre y masacre, hasta agrandar la más diabólica figura, que le daba el aire fresco a los muertos de Sofaléo.
     
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    Última modificación: 12 de Enero de 2010

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