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Capitulo 3 de la sexta historia de Periódimen.

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por sergio Bermúdez, 26 de Febrero de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 759

  1. sergio Bermúdez

    sergio Bermúdez Poeta que considera el portal su segunda casa

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    CAPITULO 3: PERIÓDIMEN SE CONVIERTE EN EL NUEVO PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA.



    Periódimen se iba a convertir en el nuevo presidente de los Estados Unidos de América, ya que los ciudadanos se sentirían mejor con el de presidente. Seria acción con el poder de hacer galopar a la aventura, pues ahora que todo entraba en el poder, se haría un gran hueco a la ciudadanía, pues deberían de luchar contra el esqueleto del diablo, que había quedado sellado en todos los edificios de los Angeles, pues ahora era el momento de avisar a la suerte, que haría que se quedara instalada la mirada, de dejar en blanco al enemigo. Omicaldus era el sacerdote satánico, que hablaba en nombre de Lucifer. Lucifer era como el poder oscuro de la penumbra, que hacia caer las velas de las brasas, y fundía lo que pillaba a su paso. No sabían que los dolores eran como ver exterminada la dura rivalidad, que existía en ser una brasa pegada y unida al fuego, donde los puentes eran de calaveras, y en donde cada origen se haría llamar, como su poder, ya que si las oscuras atmósferas, no poseyeran las cuevas que buscaban con ansiedad, dando paso a los ardores, que no daban ni si quiera la luz de un blanco reflejo, que siendo como un agujero sin fondo, no pasaría ni si quiera hasta los ardores, pues estos se daban como perdidos, por no saber mirar más allá del horizonte. La fuente de inspiración ya no llegaría ni a una piel sagrada, de la cual hasta las montañas se harían como si les quitaran su tierra y sus piedras, quedando perdida en la nada. Omicaldus sabía perfectamente que un ejercito convertido en armas de guerra, donde los Disosiyermanios eran seres que miraban sin ver crecer sus piernas, además de ir metidos en cuevas, que renacían como cadáveres, ardiendo en tormentas, para cristalizar, lo que de espuma eran sueños que se quemaban, sin ver soplar a la curiosa sintonía, del temido fenómeno, que al llegar a su declive, no vería formado ni un muro, porque ya vería más tarde, que las profecías eran especialmente llenadas de grandeza, pues ni si quiera en los ansiados aciertos, se podría averiguar que los llantos de los fenómenos llegarían al lugar, perdido entre los sangrientos esqueletos, que al haber sido desintegrados, llevarían al poder, sus caminos, hasta verse sin observar, por los Ángeles que daban paso a la ley, que escrita como si fuera una advertencia, significaba que hasta los pensamientos eran de cristal, para ser recortados como si el papel pudiera ponerse en el lado, que al llegar a ser escrito, no hiciera más que verse reflejado, para construir los momentos que llegarían a ser vistos, por las huellas de un nuevo presidente, que llevaría al País Americano a su grandeza, pues deberían de luchar contra el esqueleto del diablo, ya que si podían con el, quizás se derrumbarían sus cuernos, para caer separados, y no juntar sus puntiagudas puntas de dardos de fuego.
     
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    Última modificación: 26 de Febrero de 2010

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