Capitulo 4 de la 9 historia de Periódimen.

CAPITULO 4: EL MISTERIO DE LA IGLESIA.​

El misterio de la iglesia, en donde las calaveras de la muerte salían encharcadas de sangre, violadas en la muerte, destinadas hasta más allá de los denominados paraísos endemoniados, así se crucificaban los pueblos entre las sombras, así hasta enrabietarse entre energías, energías que se cristalizaban entre los poderes, esos que se ahogaban, que se quemaban, en sus energías, hasta ver el poder de las rabietas ancestrales, más allá de los lugares encharcados de sangre, de los violines que se tocaban en el viento oscuro, de los lugares sagrados decapitados, hasta más allá de sus miradas, así hasta decir adiós, en todos los mundos, para caer en la depresión que ocasionaban las luces que archivaban los luceros, para después aclimatar los poderes, de los cuales se harían tormentas, entre cada palabra que enrabietaba a los mortales, a los cuales sus orillas eran poseídas por los duendes Lefómonos, unos duendes mudos, que luchaban con espadas castellanas, unas espadas traídas de los bosques de España, así para enloquecer a cada punto enemigo, que se caracterizaba por la orden de secuestrar a los mundos de Yorgan, el dragón universal, el dragón que quería matar con su colmillo sagrado, ese que apuntaba a la destrucción y que ocasionaba la victoria de los mundos de Daryas, el príncipe de los Elfos, ese que se caracterizaba por la vida ocultada entre los monasterios de alarmas, ese que se aclimataba en cada puente de información, el cual se quedaría sin espuma que procedía de las lenguas de los elfos, esos que se absorbían, que eran destruidos y consumidos por las puertas, esas que que se quedaban sin idiomas, esas que se rompían entre cada forma de vida, que caracterizaban cada signo, esas que se disolvían entre los sueños ocultados y atareados, que no disponían de información para la vida, pero ese corazón robado del cura más poderoso de la iglesia, era el autentico misterio de la iglesia, esa que soplaba en cada mundo, más allá de los lugares aislados, que penetraban en el porque de los corazones, esos que se rompían en partes y se mezclaban con los vientos pintados de dolores, esos que se avecinaban, que se adueñaban del deseo para convertirlo en pesadilla. Los Marsai salían con sus lanzas y se apoderaban de la muerte, para convertirla en la belleza. Periódimen apareció entre los horizontes de la información para aclimatarse entre los tentáculos de los Baderdianos, un grupo de personas con aspectos de zombis, así hasta llegar al puente de las cadenas, que estallaban entre bombas, para plasmar la electricidad en su cuerpo y atacar con mordidos potentes, así hasta llegar a las zonas, que se hacían entre el peso de los sueños de los Marsai, que caracterizaban los lugares entre los terremotos, que se acariciaban para apoyar sus muertes en los soplidos de piedras que caían estancando los puentes de información, a la vez que Periódimen tendría que luchar contra los demonios llamados Demonits, que se hacían de cuerpos, para estallar en la destrucción, que harían de los lugares el verdadero infierno, antes de caer el sol, dando a entender el misterio de la iglesia, en el cuadro del corazón robado, pues esas luces caerían en unas aguas apocalípticas, que mostrarían el mensaje del misterioso lugar para encontrar vida extraterrestre inteligente, así hasta encontrar la belleza desconocida, a la cuales los demonios le temían, y así lucharían entre los continentes para que los demonios fueran esclavos de la condena eterna, pues esa condena era la muerte de sus volcanes que representaban sus infiernos y energías.