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Capitulo 4 de la quinta historia de Periódimen.

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por sergio Bermúdez, 18 de Enero de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 715

  1. sergio Bermúdez

    sergio Bermúdez Poeta que considera el portal su segunda casa

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    CAPITULO 4: LOS GATOS BIOSERDICOS.



    Los gatos Bioserdicos eran gatos muy extraños, pues su crueldad era despiadada y loca, ya que era una enfermedad que iba acechando, entre las gotas de colores del mundo, las cuales tenían maldiciones, e iban a quedar quemadas en la lucha, sin respiración, pues entre las fiebres de vapor, las llamas de sudor, los focos de destrucción, no había más que aguantar la admiración y dejar que las noches fueran las únicas limpiezas de los planetas, esos que dejaban marcadas las huellas del destino. Las cuevas eran gargantas con tronos de reyes despóticos, que dormían entre las sangrientas batallas de no cerrar sus ojos, para comprobar la sangre que solo los malditos estaban dispuestos a explorar. Las rabias sinceras sin ver el lado de belleza de las artes oscuras, de las lágrimas sin diversión, por no poder dejar su emoción al baile del viento. Los gatos Bioserdicos eran como bellos al dormir, y salvajes al despertar. Solo había que explorar a la humanidad, dejarla llevar, y ver que lo negros horizontes sujetaban a la luminosidad maldita, que deparaba el fuego del odio, del olvido, y de la sangre derramada bajo los cuerpos de sudor, sin ser amada, pues las condenas eran síntoma, de que nada podía dejar pasar la verdadera orilla, la cual entre las montañas de Kíder el Lunático y su hambre de verse protegido sin sus orillas de voces, las cuales a los días rompía y dejaba sin regalos, era como si nada pudiera aflorar y amasar cuerpos de Reinas, esas que solo entregaban su corona, para desafiar a las leyendas. Sus ojos eran bellos, sus bocas de seda, pero ocultaban un corazón siniestro, oscuro ante las leyendas, con las maldiciones a flor de piel. No había mejor lado, que explotar ese mecanismo incontrolado, de sabor amargo, de crueldad, de rojos destinos humeados por lo hirviente, de deseos sin hacer de ellos esas burbujas, que daban paso a colorear a la humanidad y dejar que sus bellos paisajes, se convirtieran en la intensidad oscura, de un amanecer mezclado con un anochecer. Los terremotos, los egoístas de la naturaleza, el sabor de la antifrescura, el organismo de basura, sin ver que la orilla de los infiernos, en donde los gatos Bioserdicos eran cazadores, pues sus dientes eran grandiosos y temidos, no había más que ver como Kíder el Lunático, comía bajo su mesa, esa que estaba hecha de ladrillos con carne humana, para así saber, que los actos llamativos imperiales, estaban siendo aceptados por Omicaldus.
     
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