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Capitulo 6 de la cuarta historia de Periodímen.

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por sergio Bermúdez, 12 de Diciembre de 2009. Respuestas: 0 | Visitas: 719

  1. sergio Bermúdez

    sergio Bermúdez Poeta que considera el portal su segunda casa

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    CAPITULO 6: OMICALDUS CONSTRUYE UNA CIUDAD MEDIANTE POESÍA OSCURA.



    Las explosiones se sucedían en el templo de Omicaldus, además de ver como le atacaban sus soldados, pues a estos se les estaba lavando el cerebro, mediante la película de Periodímen. Pero Omicaldus tenia un plan y era recurrir a la poesía satánica, para levantar su imperio, y dejar escrito en el tiempo, que sus leyes eran la sangre que originó la guerra entre los espíritus, para machacarse entre cuerpos muertos, y dejando violada la ley de la libertad a lo sagrado, pues mediante una inspiración que quedo grabada en las memorias de una especie de virus llamado Jolmentóco, se adiestro mediante las instrucciones de un Dalay Lama diabólico, que le apretó su corazón, desnudando al terror, y dejando que las armas del viento, arrasaran con la sangre del virus. Estas le afectaron en su pequeño cerebro, e hizo que mediante las voces hipnotizantes del Dalai Lama diabólico, se emprendiera la guerra de colmillos, que serian la mayor catástrofe que se produciría en los Ángeles. Un Anyelisco apareció con un violín color negro, y también tenia una bufanda sudada con lágrimas de sangre bautizada en los mares de Galkei Undiarmotikins, el dueño de las zonas prohibidas, que hacia que se apoyaran unas orillas con otras, para alimentar el fuego, y hacerlo evaporarse, prendiendo de fuego a una atmósfera asfixiante, que estaban matando a las gaviotas procedentes de otros lugares americanos. Omicaldus empezó a escribir poesías oscuras, de las cuales el verso se hacia mediante grasa humana, además de ir acompañada de animales muertos, y llevados a su eclipse de sombras, que no podían soportar la compañía de esos suelos fríos y resbaladizos, que emprendían su aventura, desafiando a cada persona, que iba cayendo en las redes del destino. El Dalai Lama oscuro, empezó a sacar una corbata, y le inyecto saliva de Anyelisco, para después colgársela del cuello. Una vez que hizo ese ritual, todos los edificios empezaron a caerse, para convertirse en casas zombis. Esas casas tenían aspectos de horror, y estaban podridas ante cada luz, que salía de las ventanas, y ardía entre pisadas ocultas, que se reflejaban en espejos, apareciendo figuras paranormales, secuestradas por manos escondidas en los cristales, y martirizadas por tentáculos de un fantasma sin alma. La ciudad se iba construyendo, y en donde estaba el templo de Omicaldus, las criaturas empezaron a romper las sillas eléctricas, y fueron a estampida hacia la llamada de la ciudad que les esperaba, y fueron recitando en sus caminos esas poesías escritas por Omicaldus, hasta llegar al puente de las huellas de la noria de sangre, que se divorciaba de la brisa, y se hacia su luz, mediante una vela de fuego ilimitado, que disparaba balas, y las cargaba mediante la sangre derramada por personas inocentes, que no podían curar sus almas condenadas al dolor, y llevadas bajo el lema de una muerte sin recompensa, hasta que apareció Periodímen y se alzo la vista de los cielos, y empezaron las luchas entre el bien periodístico de las redacciones contra la acción sangrienta, vestida de una nueva construcción, que no fue detenida por esos momentos de angustia para los mortales, y de sabor a crueldad para aquellas criaturas que desafiaron la luz de un sol, que no pudo calmar ni al mismísimo Omicaldus.
     
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    Última modificación: 12 de Diciembre de 2009

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