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Carletin Carleais

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Vasonegro, 8 de Agosto de 2009. Respuestas: 1 | Visitas: 822

  1. Vasonegro

    Vasonegro Poeta recién llegado

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    13 de Abril de 2009
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    Carletín Carleáis


    Pícaro de los buenos era, y se pasaba el día dormido entre los árboles o recreándose en los estanques, de vez en cuando saboreaba algún cerezo que le caía de un ramo o lo dejaba para los cisnes si no tenía hambre o si había caído algo retirado, la consigna era no mover un músculo del cuerpo en cosas innecesarias, ni prestarle asunto a las sin importancias e inquietudes del mundo y sus desaires. El ayer era cosa del pasado de la cuál no se acordaba, el porvenir era un asunto para mañana, lo vital era vivir el hoy sin que nada le estorbara, por eso le huía al trabajo porque decía que era morir, y aunque por su pereza igual se moría de hambre, decía que morir trabajando era por demás absurdo y lúgubre, en cambio morirse de hambre aunque era doloroso, era de cierto modo morirse menos, pues mientras en esas fenecía, en dormir y en otros primores toda la vida era, y hasta podía suceder que estando en su fervor las hambres, estas de algún detalle se acordaran y por no querer morirse ellas, a él tampoco le mataran. Con todos esos requiebros y titubeos mejor que otros se la pasaba y gastaba su tiempo de oro en ver pasar la juventud, filosofando bajo los copos de los manzanos y criticando en otros la ausencia de la virtud.
    ¡Ah, pero con todo eso tenía novia! Porque parece ser la suerte cuestión de vagos, y mientras él se la pasaba contemplando el crepúsculo y oyendo a Vivaldi en el canto de las aves, ella como piéride enamorada dormía feliz entre sus brazos.
    Un día en que se vio apretado sintió necesidad de algún dinero, y barajando en su intelecto algunos nombres, descubrió que visitando a alguno de ellos, podía lograrlo. Salió del bosque por un rato, escondió sus chanclas en el estanque y caminando descalzo por el asfalto enfiló hacia el pueblo con su vestimenta de ángel. A no mucho de entrarse en él, vio a un pintor en la esquina de un parque y esbozando su mejor sonrisa, mientras preparaba en su mente su buen discurso, se le acercó al artista y le dijo con voz de fraile.
    -¡Ah, eras tu!, ¡Pues claro hermano, seguramente!
    -¿Qué cosa? ¿La mujer de quién?- le respondió aquel hombre que midiendo un busto con su pincel estaba.
    -¡Te he visto anoche entre sueños recostado junto a una gran puerta! ¡Del otro lado y sobre la misma puerta un cuadro tuyo colgaba sobre un clavo de oro!
    -¿Ah, si? -respondió halagado aquel incrédulo- ¿Y que querrá decir semejante sueño?
    -¡No sé! ¡Seguramente hermano, la providencia tiene para ti un lugar guardado, es posible que seas para la posteridad un gran Caravaggio, seguramente!
    -¡Curioso eh! ¡Pero saludable, muy saludable!
    -¡Un clavo igual al clavo de oro, tenías como pago en tus virtuosas manos!
    -¡Ah, otro clavo! ¡Maravilloso eh! ¡Oh la felicidad, divina felicidad!
    -¡Si claro! ¡Ah, pero hermano! ¿Me podrías prestar veinte reales?
    Y aquel encantado artista halagado con la primicia, sus únicos veinte reales le daba.
    Maravillado Carletín se iba con su amada a los bacanales y se pasaban tres noches con sus días, embriagados de buenos vinos en lo mejor de los festivales. Al cabo de ellos volvían las horas de meditación y el canto de la pobreza a entristecer su corazón, entonces dejando a su ninfa con sus cisnes en la tranquilidad de los estanques, volvía con sus versos nuevos a la serenidad de aquel parque.
    -¡Lo he visto bien!- decía al pintor.
    -¿Qué cosa?


    [SIZE=5][/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]-¡No era oro el valor de aquel clavo que guardabas en tus manos![/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]-¿Ah, no?[/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]-Era un clavo de diamantes bañado en oro, que te fue enviado desde un lugar celestial donde los hay muchos y del cuál serás rey [/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]-¡Ah, maravilloso! ¿Y cuando habrán de coronarme? [/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]-¡Cuestión de nada, todo está en el privilegio que otorgues al entendimiento, solo basta que con tu generosidad alumbres y con tu brocha cantes![/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]-¡Ah, cuestión de armonía! ¡Compaginar mi generosa inspiración con las notas de un regio piano!- interpretó el artista.[/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]-¡Nada de eso! La música es ruido cuando tu arte canta, pero la generosidad está en acudir a una infausta alma cuando tu necesidad aclama; por ejemplo, ¿Hermano me prestarías otros veinte reales? [/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]-Es correcto- respondió aquel pintor mientras le daba sus veinte reales, aunque ahora con un gesto en algo preocupado. [/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]Apenas terminó aquel encuentro, pintor y pícaro se alejaron por senderos diferentes, y en la lejanía de un oscuro parque prosiguió el artista con su cuadro, mientras otra vez ebrio y enamorado se recreaba Carletín en los bacanales.[/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]Pasaron los días y el pícaro en los estanques se cocinaba de hambres, entonces rebuscando en el repertorio se inventó unas nuevas frases y se fue a la plaza en busca del hombre de arte, pero si buscarlo fue dificultoso, más cosa imposible fue encontrarle, por lo cuál comprendiendo en algo su fracaso, penetró por otras calles mientras su mente seguía hilando, en eso al ver que más no aguantaba su necesidad, se entró de lleno en una carnicería donde unos hierros curtidos amolaba un hombre grande. [/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]-Esa cartilla que señala precios ha sido escrita por persona sabia, muy bien ejecutadas las letras, muy elegantes las palabras, diría que es literato el ingenio que las ha creado.[/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]-Estás en lo cierto querido amigo -respondió el carnicero- que poeta, escritor, compositor, filosofo y dramaturgo suelo ser en mis ratos de ocio.[/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]-¡Ah, bien! En su manifestación espontánea se ve el ovillo de su buen discurso, diría también que descendiente de algún gran sabio es.[/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]Sonreía el carnicero porque a fuerza de tantos exagerados elogios el pícaro le había caído bien, aunque no dejabáse convencer del todo porque le conocía de antes, en eso dijo el pícaro buscando granjearse algún favor tan solo por ver si podía comer. [/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]-No me sorprendería que me saliera usted con algún latincillo de los muchos que los entendidos saben, que si eso hiciera sería ahondar en su honra y su donaire.[/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]Y mientras eso decía notaba la alegría del tonto y aprovechando esa confiancilla, se había logrado colar en el establecimiento y haciendo como que no se daba cuenta, mordía algunos salpicones y peor aún, se los tragaba con un par de panes. [/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]Y el carnicero que ya había descubierto la hilacha, tan solo porque se fuera, quiso darle un buen halago y luego echarlo y con esa idea le respondió.[/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]-En libros de grandes sabios escrito está que aquel que tanto alaba o sabe mucho del mundo o presumiendo va.[/SIZE]

    [FONT=Times New Roman]
    [SIZE=5][/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5] Pero no le salió en nada su buen discurso, pues el pícaro en vez de interpretar lo último, se dejó llevar por la algarabía de lo primero, y creyendo que aquella frase de doble connotación guardaba en el fondo un gran entusiasmo, en vez de irse se acomodó mejor y ahora se disponía a devorar un jamoncillo ahumado sin ninguna gota de compasión, y por tratar de acomodarla aún más, decidió impresionar con su latín, pensando que si el carnicero había callado sin hacer uso de él cuando se lo pidió, era en verdad porque no se sabía ninguna frase y no por otra cosa, y de esa manera engañado, dijo de este modo, refiriéndose tanto a su ignorancia como a la que pensó que tenía el carnicero.[/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]-[B]¡Ásinus asinum fricat![/B]- [/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]Pero el carnicero que le había entendido mejor que nadie y que desesperado veía como de a poco le iban arruinando su industria, tomó del suelo algún garrote y sacudiéndolo sin preguntar en las nalgas del bellaco, gritó en forma iracunda y con abundantes odios.[/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]-[B]¡Acta est fábula señor Platón! -[/B]y luego sin terminar de darle azotes, más bien dándoselos ahora dobles y repetidos porque se había acomodado mejor, agregó- ¡Al bicho que no se conoce no se le pisa el rabo![/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5]Y aquel pícaro se fue llorando, descubriendo con desazón que no siempre gana sobre el hombre honrado el hombre vago[/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][SIZE=5][/SIZE]
    [FONT=Times New Roman][FONT=Times New Roman][SIZE=5][B]ALBO AGUASOLA[/B][/SIZE][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT]
     
    #1
  2. Doña Myriam

    Doña Myriam Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    30 de Junio de 2007
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    Encantada de leer a este pícaro!
    ah cómo hay vagos en este mundo!!!
    Me divertí mucho con tu cuentillo, deja mucha moraleja, no hay que dejarse de los aduladores inteligentillos, mejor pensar con la cabeza!!!
    Yo tengo corazón pero jajaja, no me dejo no me dejo! a carnicera! cocinera! también tengo cuchillos acá!
    besos!
     
    #2

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