Carne abstracta

Es tarde para andar descalzo, para andar sin sombra y sin tiempo.
Es tarde para viajar al exterminio de los sueños, es tarde y aún queda tiempo y al unísono es exquisitamente sarcástico.
Para mis calmas ansiedades.
Pero
¡Siempre será tarde!
…a veces vuelvo y refuto cada adjetivo, cada rasgo, cada raro pensamiento, de este circo aberrante.
E impido el vacío de un silencio excelso, altísimo, bello.
Sin embargo.
¡Hay tan poco tiempo!
¡Y tanto por leer!
Esa es una frase, que no es mía, que leí por ahí, y envuelto en la fascinación de su porte, me apropié de ella, porque me hizo bien leerla y hacerla carne, en la carne abstracta de mi capciosa mente.
Tanto recorrí tenaz de mente y sueños.
Que se hizo tarde.
El mundo material, ese que nos envuelven para regalo a diario. Se desliza sugerente apocopando distancias y sentimientos lánguidos.
Modifica hasta el último acorde de mis intensiones más siniestras, y las proyecta intuitivas; desprovistas quizás, de razones dogmáticas.
Destila movimientos frágiles, rupestres, ancestrales, en la virtualidad de mi abstracción corpórea, intáctil, dependiendo directamente del origen sistemático de mis genes, de mi historia incierta.
El destino se convierte en una sustancia inútil dentro de mi cabeza y esa voz otra vez agitando las palabras, vuelve a enfrentarme ambiciosa y repite que siempre será tarde para mí.