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Carta al amor de mi vida.

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por Tatiana Forero, 23 de Septiembre de 2019. Respuestas: 0 | Visitas: 350

  1. Tatiana Forero

    Tatiana Forero Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    4 de Marzo de 2007
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    Es muy frágil el amor, es como la última inhalación del moribundo que clama por llenar sus pulmones de una bocanada de aire más. Y no es tan trágica como suena la comparación, porque en ese suspiro está contenida la materia que estuvo circulando siempre por el mundo y que, tal vez también estuvo en algún momento de la vida dentro de ti.

    El amor te empuja, te hace caer en el paisaje más deseado sin darte cuenta, en nuestro amor, por ejemplo, yo fui lentamente caminando hacia el otoño, era amarillo nuestro amor como el color de las hojas secas, caía en el suelo que pisábamos tú y yo al caminar y crujía, con el sonido que hoy me planto a escuchar para recordarte como una canción que hubiese sido el fondo de nuestra historia.

    Pero el amor también es cruel, es como la enfermedad que te consume desde que empieza pero que sólo te es diagnosticada poco tiempo antes de la expiración, es un sufrimiento consciente, que arde en el fondo del alma porque sabes que hagas lo que hagas, el resultado será el mismo, una última bocanada de aire, un cerrar de ojos y morir.

    Y es tan perfecto el amor, que después de claudicar, cuando se exhaló, cuando se cerró el telón, se ahogó el fuego, se desbordo la marea, ese mismo amor se planta como semilla, en la tierra seca y árida de la melancolía, y lentamente, empieza a echar raíces, crecen bajo todo el sufrimiento, la alegría, la calma, la desesperación, la furia y el éxtasis, la luz y la penumbra; se alimentan de ellos, como pedazos de materia que le reconstruyen en un suelo que lentamente se fertiliza con sus restos.

    Es el tallo de esa semilla, el que me atrapa cuando la marea me tira al centro del océano, y estando allí, agarrándole con fuerza para no caer en la profundidad, el tallo me rodea como el roble, me absorbe y me hace parte de él.

    Ahí, en ese punto me hice una con tu amor, con todo lo que tenía, el desencanto y la ventura, y empecé a crecer, sobre todas esas cosas, alimentada por ellas, y eché raíces tan fuertes, que te consumí por completo, y para el final, ya estabas repartido hasta en mis frutos. Pronto la hoja del árbol quiso volar y se fue, a encontrar nuevos caminos que le permitieran construir árboles nuevos, echar otras raíces, y mira como es el viento, la hoja se topó contigo, en la banca del parque donde alguna vez temblaron tus labios, pero tan lejos de ti que no puedo ni tocar tu imagen.

    Y la hoja en su lenguaje te habló, sabiendo que estaba hablándote desde otra versión de ti, porque ella estaba hecha de tus pedazos y mis pedazos, y verás, mi amor, que se sintió leve al saber que tú tenías tu propio árbol, con sus propias hojas, y ella, que se posa hoy en tu pensamiento conoce el valor de atravesar el mismo aire que tú respiras, que fluye lentamente hacia este sur enfriado por pura distancia de su amante el sol.

    Amor de mi vida, eso eres, porque estoy hecha de ti y de mí, me alegra encontrarte en ese bosque que un día fue nuestro, junto a tus frutos, que capaz tienen también algo de mí, con el perfume de antaño, que mudaba mis sentidos hacia tus praderas. Estoy enredada en ti, amor de mi vida, sólo que ahora, mi amor, el tronco es tan sólido y fuerte que no cae, y está tan bien ajustado que puedo inhalarte mil veces y sentir el fresco de tu brisa, pero nunca más tu ráfaga de viento. Amor de mi vida, nadie hará dentro de mí un bosque como tú y a nadie deseo tener para siempre en mi vida como a ti, rozándome el rostro y aliviándome el alma como antes, justo antes de que fueras mi amor…
     
    #1
    A Sora (Hojas del otoño) le gusta esto.

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