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Carta de Despedida

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por Jorge Mosquera, 10 de Septiembre de 2009. Respuestas: 1 | Visitas: 8311

  1. Jorge Mosquera

    Jorge Mosquera Poeta recién llegado

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    Hola…
    Sin afán de caer en el romanticismo excesivo o en la nostalgia desmedida, acudo a mi único refugio, las letras, para tratar de desahogar tantos sentimientos y pensamientos que se quedaron atorados entre el corazón y la garganta y que no pude decirte en su momento.
    Supongo que trato de decirte adiós de la mejor manera; y no es que cuando me despedí de ti lo haya hecho de una forma insensible o que le faltara de algún modo el respeto a nuestro pasado corto pero maravilloso. Simplemente fue demasiado tierno y apasionado, y por tierno y apasionado careció de objetividad.

    Es cierto, tal vez muchas de las cosas que estoy a punto de escribir ya me las hayas escuchado decir no una sino muchas veces, pero a diferencia de aquellas veces esta vez las digo (o las escribo) con el triste convencimiento de que deben suceder, de que tienen que encontrar su lugar en mi vida así nunca haya imaginado que tendrían cabida. Y es que si bien no estaba preparado para lo que ahora debo enfrentar, ahora entiendo que ya no está en mis manos el construir caminos… ahora me toca caminar por los que ya se han construido.

    ¡Si!, traté de construir un camino diferente para nosotros… no con la idea de que al final de ese camino tu y yo continuáramos juntos, pero si con la ilusión de por lo menos caminarlo, por un tiempo, juntos y ver que sucedía. A lo mejor nos hubiésemos separado a la mitad de ese camino tal y como hoy lo estamos… a lo mejor nos hubiésemos encontrado al final del mismo aún tomados de la mano. Pero el único mal sabor de boca que me queda es saber que no me diste tiempo de terminar de construir el camino… peor empezar a transitarlo.

    Las razones (razones que tanto tiempo busqué) para que hayas tomado las decisiones que tomaste y para que le hayas puesto un punto final prematuro a nuestra historia… hoy sobran. De nada me sirve conocerlas, ni mucho menos entenderlas porque si así lo hiciera sería seguirle dando vueltas en mi cabeza a un carrusel que ya no tiene porque seguir girando. Sólo me quedó aceptarlas… al principio a regañadientes, con mil y un reproches, y con un resentimiento tal vez más grande que el vacío que hoy siento al decirte adiós; pero al fin y al cabo es esa aceptación de la realidad que me envuelve la que me ha hecho pensar con un poco más de claridad para poder plasmar en esta carta las que sean probablemente las últimas palabras que acerca de lo nuestro me oirás pronunciar.

    No puedo negar que todavía te sueño por las noches… con mucha menor frecuencia que antes, pero aún te sueño. Aún recuerdo los momentos juntos, y debo admitir que de vez en cuando compro un boleto de regreso al pasado. Que a ratos todavía extraño el roce de tus manos y de tu cuerpo, la ternura de tus abrazos y lo dulce de tus besos… si, también es cierto. Pero ahora a diferencia de antes me prohíbo pensar tanto en eso, y si me encuentro a mi mismo recordándote de esa manera trato de hallar algún tipo de distracción.

    Fueron tantos los momentos inolvidables que, inclusive hasta hace poco, compartimos que no se entienden esas dicotomías de la vida: olvidar algo que sabemos jamás conocerá el olvido… no en vano utilizo el término “inolvidable”. Pero alguna forma tiene que haber de recordar a quién tanto se quiere pero sin desear estar con esa persona. Alguna manera debe existir para que el recuerdo que nos visita de vez en cuando no llegue engalanado en sus vestiduras de ilusión y de esperanza.
    Si dijese que te voy a dejar de querer tampoco es cierto, porque no se puede dejar de querer a alguien que tanta trascendencia tuvo en nuestra vida. No se puede dejar de querer a alguien con quien vivimos tantos buenos momentos, ni a quién nos hizo sonreír como jamás creímos que podíamos hacerlo. ¿Ves lo difícil que es todo esto?

    La solución de expresión que he encontrado es decir “te voy a dejar de querer tanto como te quiero ahora”… lo que voy a cambiar entonces es la intensidad de cariño. Porque olvidarte es imposible… siempre te voy a recordar, inclusive si nunca más te vuelvo a ver. Dejar de quererte tampoco se puede lograr… porque al recordarte recuerdo que fui feliz y si es así entonces siempre una sonrisa me vas a arrebatar. Me voy por el lado de quitarle las fuerzas al amor que siento, de dejarlo inválido, si es que cabe el término; para que si en algún momento tu quisieras o pretendieras que el corra de nuevo a tu lado no pueda, y seas tu quien tenga que ir hasta él, para curarlo y enseñarle de nuevo a caminar.

    Lo que siento por ti, eso hasta ahora está más que claro. Lo sabes… y muy bien. De mi lado las puertas de mi corazón quedan abiertas por si alguna vez decides regresar. Te dejé salir de mi corazón y de mi vida porque me di cuenta de que te tenía en ellos de manera obligada, como si fueras prisionera de guerra… y así no quiero a nadie conmigo. Si eres para mí regresarás algún día… ya lo sabes, las puertas quedan abiertas. Si no regresas entonces nunca fuiste para mi, y las puertas de mi corazón se mantendrán abiertas para recibir en cualquier momento a alguien que sepa apreciar lo poco o mucho (como tu lo hayas considerado) que tengo que ofrecer.

    Tú me pediste que me “olvidara” de ti (y si bien el término es mal usado por el protocolo social de lo que conocemos como melancolía), eso es lo que haré. Y sé que me dirás que tu nunca me pediste eso, y yo te digo que no fue necesario que lo dijeras con palabras… bastaron tus actitudes, la ausencia de detalles y la falta de algo tan sencillo como un sincero “te quiero”. Es cierto que en algunas ocasiones me dijiste ese “te quiero” al que hago referencia… pero me pregunto yo que tan sincero fue, y si realmente fue sincero cuanta de esa sinceridad se debió a una circunstancia de tu vida que no formó parte de lo cotidiano, de la rutina… de tu “mundo” en general.

    Hoy te digo adiós… no sé si para siempre o tal vez por unos cuantos meses, pero si con el convencimiento de que de ahora en adelante mi camino no está ni siquiera cerca del tuyo; de que si en algún momento te recuerdo, tu recuerdo venga desnudo y no tratando de aparentar ser el ministro de un sueño; de que ya no vale la pena seguir malgastando el tiempo pensando en alguien que hoy por hoy no me quiere; me despido con un último “te quiero” que te deje saber lo especial e importante que siempre serás.

    Las puertas quedan abiertas… eres bienvenida cuando quieras… y si es que quieres regresar.
     
    #1
  2. GUISE

    GUISE Invitado



    vaya el final es muy esperenzador, grato leerle en su carta
     
    #2

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