Castigo a los homicidas

Mis ojos siguen mojados de tanto llorar la vida
pues no pueden concebir que haya tantos genocidas.

Una familia quebrada al cabo de ochenta días
preguntándose por qué lo alejaron de sus vidas.

Un pueblo que acompañó cada día este calvario
que terminó tristemente con la muerte de Santiago.

Un joven muy solidario alegre y muy divertido
y una historia lamentable que tuvo al pueblo en vilo.

Sólo nos resta esperar que al fin se haga justicia
y condenen sin piedad a esta manga de inmundicias.

Por Santiago Maldonado y por toda su familia
hoy clamamos por justicia y castigo a los homicidas.

Ruben Edgardo Sánchez, 22 de octubre de 2017

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