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casualidades

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por BUSTER, 8 de Enero de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 587

  1. BUSTER

    BUSTER Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    7 de Diciembre de 2010
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    El taxista mira a las chicas que están saliendo del colegio, su pasajera en el asiento de atrás, se asombra de la libido en su expresión, y mientras habla por teléfono con su amiga, husmea unos apuntes de la facultad de medicina, donde en este mismo momento se está recibiendo una compañera suya que se le adelanto, y sus allegados la están esperando para tirarle huevos y harina, con tan mala puntería que le pegan a un señor de traje que salía de la oficina, lamentándose de volver a su casa, donde reina el desamor, lo que no sabía el señor del traje manchado con harina y huevo, es que el amor reina cuando él se va y llega el sodero, y que su esposa no se olvidó de como gemir, sino que no se acuerda de gemir con él, ya que el sodero lo hace mucho mejor, y de fondo escuchan un disco de boleros, comprado a un vendedor ambulante que vive de lo que vende, y con lo que vende le alcanza para el pasaje y la cerveza, la birra ya se la tomo, así que enfila para constitución a tomarse el roca, y cuando sube al tren se le cae en el andén un disco de canciones tristes, que encuentra un muchacho que vuelve de la carpintería con el corazón astillado, y encima por portación de cara, lo para la policía para pedirle su documentación - soy un laburante, no un delincuente- pero al sargento no le importa, porque se acerca el cumpleaños de su hijo y hay que recaudar, tal vez mañana pueda ir a comprar algo a la juguetería donde atiende esa chica, que está podrida de ser acosada por el patrón, y maldice porque ya se acerca la hora del cierre y sabe que va a ser lo de siempre, el asqueroso que le paga el sueldo, correteándola entre los legos, y mientras se lamenta, le vende un andador a un señor que ya se va a su casa, feliz porque su bebe está dando los primeros pasos, y le alcanzaron sus ahorros para comprarle el andador, cuando sale de la juguetería, pensando en la expresión de felicidad de su bebe, un punga que venía corriendo se lo lleva puesto, se caen los dos al suelo, el punga se levanta y sigue corriendo, sabe que si lo enganchan es boleta, pero está contento porque salvo el día con la cadenita de oro que le afano a esa señora que salía del shopping con bolsas en las manos, ella está indignada, y piensa que en este país de mierda habría que matarlos a todos, porque no le afanan solo a los de guita, sino también al laburante, y mientras vuelve a recoger las bolsas, llama por teléfono a su hija para contarle lo sucedido, su hija estaba sentada en la compu, leyendo los versos de un paisano suyo que, se dice hermano del escritor William Molina, pero se preocupa tanto cuando escucha lo que le paso a su madre, que apaga la compu y decide ir a buscarla al shopping, sale de su casa apurada con el auto, y como estaba angustiada llama por teléfono para contarle a su amiga lo que paso, su amiga estaba yendo a la facu en un taxi, y le cuenta de la imprudencia del taxista, que por mirar a las chicas que salían del colegio, encerró a un colectivo, y casi chocan, mira lo que son las casualidades, que en ese colectivo, iba yo, y sentado al lado mío, un hombre que me contaba sus penas, me contaba que trabajaba de sodero, y que estaba harto de la inseguridad, hacia un rato le habían robado una cadenita de oro a su esposa en el shopping, pero se interrumpe la conversación por un llamado a su celular, era una de sus amantes, que le decía que el idiota de su marido se había accidentado, que se había ensuciado el traje con huevo y harina y se iba a quedar ahogando penas en el bar, tal vez tenían tiempo para un rato de amor, entonces me dice –esta es la mía, pibe, mejor me bajo acá- y en esa misma parada, sube un vendedor de discos, que tenía olor a cerveza, ya se volvía a casa, pero quiso probar suerte en el último bondi, a ver si sacaba para una cerveza más, como estaba aburrido, me puse a mirar por la ventana, siempre me parecieron interesantes las pequeñas historias interconectadas, y veo de pasada un escándalo en una juguetería, la chica que atendía señalaba al dueño, y lo acusaba con un policía de que la había estado acosando, pero el policía no le hizo caso, porque el dueño le había prometido un juguete para su hijo, me quedo pensando en esa pobre chica, y me paso un par de paradas, cuando me doy cuenta, me levanto, toco el timbre y me bajo, y mientras camino, ayudo a levantarse a un señor que tropezó mientras llevaba un andador envuelto en papel de regalo, -muchas gracias!- me dijo –es que mi hijo dio sus primeros pasos, y estoy muy emocionado- yo le sonreí y le dije –no hay por qué, señor, me alegro por lo de su hijo- y mientras seguía caminando, decidí que antes de volver a casa, iba a pasar por el bar, me desvié algunas cuadras para tomarme un whisky antes de irme a dormir, y pasaron por delante mío un montón de chicos, una chica estaba enchastrada de harina y huevo, y el resto le gritaba –felicitaciones, doctora!-llegue al bar, entre, me senté y me pedí algo para tomar, y en la mesa de al lado había un señor de traje, con el traje manchado, que le contaba al mozo que encima de sus problemas maritales, unos jóvenes de mala puntería, que agasajaban a una amiga, lo habían ensuciado, y se interrumpió la conversación cuando entro un chico desesperado al bar, queriendo vender una cadenita de oro, y yo me acorde de la cadenita que le habían robado a la esposa del sodero que iba a ir a acostarse con la esposa de un imbécil de traje manchado que se iba a ir a ahogar penas en un bar, y me dije a mi mismo…mira lo que son las casualidades!
     
    #1

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