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¡chao papi¡ , ¿mañana vienes?

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por jarb20, 26 de Diciembre de 2022. Respuestas: 3 | Visitas: 391

  1. jarb20

    jarb20 Poeta recién llegado

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    Para enero del año 2018, ya luego de las fechas navideñas y todo lo que conlleva diciembre, me encontraba en una encrucijada de emociones, indecisiones, miedos, temores y un sinfín de sentimientos que te invaden cuando ya has tomado la decisión de irte del país. Son muchas cosas las que te pasan por la cabeza, un millón de imágenes por la mente, básicamente, frente a mis ojos se reproducía una película sin fin. Si me preguntas en este momento cómo definiría esa película. Para mi seria una mezcla de todos los géneros cinematográficos posibles que haya desarrollado la humanidad. Pero siendo honesto, no solo me estaba pasando a mí, seguro, así como yo, estaban muchos más. Mis días pasaban entre, llevar a mis hijos al colegio, ir a dar clases en el liceo publico donde trabajaba, salir al medio día, pasar por mis hijos luego de sus clases, dejarlos jugar un rato en el parque frente al prescolar. Mismo parque donde yo jugué cuando mi mama me iba a buscar. Ya luego del almuerzo, mi madre quedaba con ellos y yo salía para el otro colegio privado donde también daba clases, y en la noche a impartir clases para adultos que de alguna manera retomaban sus estudios. Una vida muy cíclica, lo único que lo hacia diferente, era que tenia que ir sacando citas para el pasaporte, renovación y esas cosas, para algunas personas que me contactaban, de esa forma iba resolviendo lo de como irme del país.

    Un buen día conversaba con un amigo de infancia que conocí en caracas, nos criamos en la misma calle, siempre fue un buen amigo, aun nos comunicamos. En ese entonces estaba el en España, bueno aun esta allí. Conversábamos sobre el hecho de que me iría a ecuador, a ver que tal me iba, me ofreció su ayuda, y me facilito 50 euros, claro dinero que yo le indique me enviara cuando yo estuviera en Colombia o en Ecuador, en mi país no había, o dejo de existir la oficina para recibir remesas desde el exterior. Si, esa misma que todos conocemos.

    Mientras todo eso pasaba de forma rutinaria, a la par, estaba concursando por un tercer empleo, como camillero en el hospital de la ciudad de barinas, el mismo hospital donde yo nací. Hasta que por fin se dio, y tuve que dejar el trabajo de dar clases en la noche, para poder cumplir con mis guardias nocturnas en el hospital, después de todo ya era un empleado del ministerio de salud. Hasta tal punto que solo me quede con el trabajo del hospital. Trabajar en un hospital, sinceramente creo que no es para todos, allí se ven cosas que ni te imaginas, de hecho, aun tengo el concepto que; un hospital tiene dos realidades: una cosa es cuando vas como paciente, y otra muy, pero muy distinta es cuando eres quien trabaja allí.

    Para ese entonces, ya había comunicado la decisión de irme del país a mi mama, quien, por supuesto no lo tomo de buena manera, de hecho, no estuvo de acuerdo para nada, me decía que iba a pasar con los niños, y todas esas cosas, que realmente ya las había pensado y que no me dejaban dormir, recuerdan la película que les dije que se reproducía en mis ojos. Bien todo eso pasaba por la mente, obviamente ya había conversado con la mama de mis hijos de que se los llevaría (mis hijos vivían conmigo desde el momento en que me separe de la mama de ellos, al separarme yo me mude de caracas a Barinitas, a mi pueblo), porque yo me iría del país, y que así sería una forma más fácil para mi poder ayudarlos un poco mejor.

    Así que, el día 01 de abril en la mañana del 2018, era un domingo, estaba viajado con mis dos hijos, junto a mi hermano y su esposa a la ciudad de caracas, para dejarlos junto a su madre, durante el viaje fue un torbellino de emociones, mis hijos y yo nos dormíamos, luego jugábamos a contar las vacas y lo mallos (así llamaban mis hijos a los caballos).

    La noche anterior, era el cumpleaños del hijo de mi hermano, comimos hamburguesas, torta y tomamos refrescos, se divirtieron mucho. Pero ya era otro día, y estábamos de camino a caracas, lloraba en silencio durante el viaje en los ratos que los niños se quedaban dormidos, a medida que nos acercábamos mas a caracas, sabia que de alguna forma era la ultima vez que los iba a ver, al menos durante un tiempo, hasta tanto no regresara a Venezuela.

    Estaba consiente que por lo pronto era un ultimo abrazo, un ultimo beso, y esas cosas pegan en lo más profundo del corazón, ya son casi cinco años de eso, creme, sigue doliendo de la misma manera, cual herida abierta y sangrante. Por eso trataba de disfrutar lo mas posible el viaje, iba grabando muchos recuerdos en mi memoria. Recuerdos que se mantienen como marca de agua, y los alimento, sabiendo que volveré en algún momento

    A eso de las cinco o seis de la tarde de ese domingo primero de abril del 2018, estaba llegando a Caracas, y tomábamos camino a la ciudad de Charallave, donde estarían mis hijos junto su a su mama desde ese día, el corazón se arrugaba mucho más, era casi imposible contener las lágrimas, pero me hacia el fuerte delante de ellos. Al llegar al edificio donde viven recuerdo que bajaba sus maletas y sus cositas con especial lentitud, como haciendo pasar el tiempo, más bien quería detenerlo, pero no tenía esos poderes. Y fue allí, había llegado ese preciso momento, el que tercamente de cierta forma estaba retrasando, pero ya no tenía vuelta atrás, solo quedaba despedirme. Me agache, los tome uno por uno, primero a Thomas, el menor, en ese entonces solo tenía tres añitos, le puse la bendición, lo abrace, le dije: - te amo mi rey, pórtate bien y hazle mucho caso a tu mama-, su respuesta fue: - ¡siii papiiii! Y allí, a un lado estaba Gabriel, el mayor con cinco añitos, ya no podía ocultar mis lagrimas delante de ellos, me veía llorar, parecía entenderme porque solo me abrazo mientras le decía: -papi, pórtate bien, haz caso a tu mami, haz todas tus tareas, te amo-. A lo cual el respondió: -si papi, no llores-. Me despedí de ellos, mientras regresaba al carro para regresar a la ciudad de caracas, di la vuelta para verlos, y allí estaban los dos, sonrientes, moviendo sus manos diciendo chao, esa imagen quedo tatuada en mi memoria, a tal detalle que puedo decirte que tan brillante estaba el sol. Hasta que uno de ellos grito; - ¡chao papi ¡, ¿mañana vienes papi? –
     
    #1
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  2. Maramin

    Maramin Moderador Global Miembro del Equipo Moderador Global Corrector/a

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    Sigue siendo interesante el relato y bien presentado.

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    #2
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  3. jarb20

    jarb20 Poeta recién llegado

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    garcias, y gracias por leer.
     
    #3
  4. marlene2m

    marlene2m Miembro del Jurado Miembro del Equipo Miembro del JURADO DE LA MUSA

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    Conmovedora prosa .
    Creas una visión sobre los anhelos ,
    la ruptura de la familia y la incertidumbre
    a lo desconocido .
    Muy buena . Me encantó .
    Saludo.
     
    #4

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