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Charles Pierre Baudelaire (biografía)

Tema en 'Biblioteca de Poesía y Prosa gótica' comenzado por danie, 25 de Noviembre de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 2733

  1. danie

    danie solo un pensamiento...

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    6 de Mayo de 2013
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    Charles Pierre Baudelaire (biografía)
    (9 de abril de 1821 - 31 de agosto de 1867) fue un poeta, crítico de arte y traductor francés. Paul Verlaine lo incluyó entre los poetas malditos, debido a su vida de bohemia y excesos, y a la visión del mal que impregna su obra. Barbey d'Aurevilly, periodista y escritor francés, dijo de él que fue el Dante de una época decadente. Fue el poeta de mayor impacto en el simbolismo francés. Las influencias más importantes sobre él fueron Théophile Gautier, Joseph de Maistre (de quien dijo que le había enseñado a pensar) y, en particular, Edgar Allan Poe, a quien tradujo extensamente.
    En 1840 Baudelaire se matricula en la Facultad de Derecho. Comienza a frecuentar a la juventud literaria del Barrio Latino y conoce a nuevas amistades, como Gustave Levavasseur y Ernest Prarond. También entabla amistad con Gérard de Nerval, con Sainte-Beuve, Théodore de Banville y Balzac. Intima igualmente con Louis Ménard, poeta y químico.
    Comienza a llevar una vida despreocupada; los altercados con la familia son constantes debido a su adicción a las drogas y al ambiente bohemio. Frecuenta prostíbulos y mantiene relaciones con Sarah, una prostituta judía del Barrio Latino. Charles la denomina La Louchette (la bizca). Además de torcer la vista, era calva. Probablemente fue ella quien lo contagió de sífilis. Dentro de su obra capital, Las flores del mal, Baudelaire se refiere a Sarah en un poema, probablemente escrito en el momento en que dejó de verla asiduamente, reanudando sus relaciones con su otra amante, Jeanne Duval.
    [TABLE="class: MsoNormalTable"]
    [TR]
    [TD] Une nuit que j'étais près d'une affreuse Juive, Comme au long d'un cadavre un cadavre étendu, Je me pris à songer près de ce corps vendu a la triste beauté dont mon désir se prive.[/TD]
    [TD] ‘Una noche en que estaba con una horrible Judía, como un cadáver tendido junto a otro, pensaba, al lado de aquel cuerpo vendido, en esta triste belleza de la cual mi deseo se priva.’[/TD]
    [/TR]
    [/TABLE]
    Charles Baudelaire.​
    La conducta de Baudelaire, que rechaza entrar en la carrera diplomática, horroriza a su familia. Su padrastro, descontento con la vida libertina que lleva, trata de distanciarlo de los ambientes bohemios de París. En marzo de 1841 un consejo de familia lo envía a Burdeos para que embarque con destino a los Mares del Sur, a bordo de un paquebote. La travesía debía durar dieciocho meses y llevarlo hasta Calcuta, en compañía de comerciantes y oficiales del Ejército. En este periodo escribe uno de sus poemas más célebres "El Albatros". Pero llegando a la Isla Mauricio, Baudelaire decide interrumpir su viaje y regresar a su país.
    De regreso en Francia, se instaló de nuevo en la capital, volviendo a sus antiguas costumbres desordenadas.


    Empezó a frecuentar los círculos literarios y artísticos y escandalizó a todo París por sus relaciones con la joven Jeanne Duval, la hermosa mulata que le inspiraría algunas de sus más brillantes y controvertidas poesías. Destacó pronto como crítico de arte: El Salón de 1845, su primera obra, llamó ya la atención de sus contemporáneos, mientras que su nuevo Salón, publicado un año después, llevó a la fama a Delacroix (pintor, entonces todavía muy discutido) e impuso la moderna concepción estética de su autor.
    Buena muestra de su trabajo como crítico son sus Curiosidades estéticas, recopilación póstuma de sus apreciaciones acerca de los salones, al igual que El arte romántico (1868), obra que reunió todos sus trabajos de crítica literaria. Fue asimismo pionero en el campo de la crítica musical, donde destaca sobre todo la opinión favorable que le mereció la obra de Richard Wagner, que consideraba como la síntesis de un arte nuevo.
    En literatura, los autores Hoffmann y Edgar Allan Poe, del que realizó numerosas traducciones (todavía canónicas en francés), alcanzaban, también según el criterio de Baudelaire, esta síntesis vanguardista; la misma que persiguió él asimismo en La Fanfarlo (1847), su única novela, y en sus distintos esbozos de obras teatrales.
    Comprometido por su participación en la revolución de 1848, la publicación de Las flores del mal, en 1857, acabó de desatar la violenta polémica gestada en torno a su persona. Los poemas (las flores) fueron considerados «ofensas a la moral pública y las buenas costumbres» y su autor fue procesado.Ante tales acusaciones Baudelaire respondió:
    “Todos los imbéciles de la burguesía que pronuncian las palabras inmoralidad, moralidad en el arte y demás tonterías me recuerdan a Louise Villedieu, una puta de a cinco francos, que una vez me acompañó al Louvre donde ella nunca había estado y empezó a sonrojarse y a taparse la cara. Tirándome a cada momento de la manga, me preguntaba ante las estatuas y cuadros inmortales cómo podían exhibirse públicamente semejantes indecencias”.
    Su coetáneo Barbey d'Aurevilly, escritor y crítico literario, que fue uno de los primeros en defender la calidad de su obra, dijo de él que fue el Dante de una época decadente.
    Baudelaire fue para algunos la crítica y síntesis del Romanticismo, para otros el precursor del Simbolismo, y tal vez haya sido ambas cosas al mismo tiempo. También es considerado el padre espiritual del decadentismo que aspira a épater la bourgeoisie (escandalizar a la burguesía). Los críticos coinciden al señalar que formalmente abrió el camino de la poesía moderna. Su oscilación entre lo sublime y lo diabólico, lo elevado y lo grosero, el ideal y el aburrimiento angustioso (el Spleen) se corresponde con un espíritu nuevo, y precursor, en la percepción de la vida urbana. Además, estableció para la poesía una estructura basada en las antedichas Correspondencias o trasvases perceptivos entre los distintos sentidos, idea ésta que desarrolla en el poema de ese título con el que se abre Las flores del mal. Las correspondencias equivalen a audaces imágenes sensoriales representativas de la caótica vida espiritual del hombre moderno.
    Obras



    Algunas de sus obras

    El albatros

    Por distraerse, a veces, suelen los marineros
    dar caza a los albatros, grandes aves del mar,
    que siguen, indolentes compañeros de viaje,
    al navío surcando los amargos abismos.

    Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas,
    estos reyes celestes, torpes y avergonzados,
    dejan penosamente arrastrando las alas,
    sus grandes alas blancas semejantes a remos.

    Este alado viajero, ¡qué inútil y qué débil!
    Él, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco!
    ¡Éste quema su pico, sádico, con la pipa,
    aquél, mima cojeando al planeador inválido!

    El Poeta es igual a este señor del nublo,
    que habita la tormenta y ríe del ballestero.
    Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,
    sus alas de gigante le impiden caminar.
    -------------------------------------------------------------------------------------

    Elevación

    Por encima de estanques, por encima de valles,
    de montañas y bosques, de mares y de nubes,
    más allá de los soles, más allá de los éteres,
    más allá del confín de estrelladas esferas,
    Te desplazas, mi espíritu, con toda agilidad
    y como un nadador que se extasía en las olas,
    alegremente surcas la inmensidad profunda
    con voluptuosidad indecible y viril.

    Escápate muy lejos de estos mórbidos miasmas,
    sube a purificarte al aire superior
    y apura, como un noble y divino licor,
    la luz clara que inunda los límpidos espacios.

    Detrás de los hastíos y los hondos pesares
    que abruman con su peso la neblinosa vida,
    ¡Feliz aquel que puede con brioso aleteo
    lanzarse hacia los campos luminosos y calmos!

    Aquel cuyas ideas, cual si fueran alondras,
    levantan hacia el cielo matutino su vuelo
    -¡Que planea sobre todo, y sabe sin esfuerzo,
    la lengua de las flores y de las cosas mudas!
    ---------------------------------------------------------------------------------------
    La voz

    Se encontraba mi cuna junto a la biblioteca,
    Babel sombría, donde novela, ciencia, fábula,
    todo, ya polvo griego, ya ceniza latina
    se confundía. Yo era alto como un infolio.
    Y dos voces me hablaban. Una, insidiosa y firme:
    «La Tierra es un pastel colmado de dulzura;
    yo puedo (¡y tu placer jamás tendrá ya término!)
    Forjarte un apetito de una grandeza igual.»
    Y la otra: «¡Ven! ¡Oh ven! a viajar por los sueños,
    lejos de lo posible y de lo conocido.»
    Y ésta cantaba como el viento en las arenas,
    fantasma no se sabe de qué parte surgido
    que acaricia el oído a la vez que lo espanta.
    Yo te respondí: «¡Sí! ¡Dulce voz!» Desde entonces
    data lo que se puede denominar mi llaga
    y mi fatalidad. Detrás de los paneles
    de la existencia inmensa, en el más negro abismo,
    veo, distintamente, los más extraños mundos
    y, víctima extasiada de mi clarividencia,
    arrastro en pos serpientes que mis talones muerden.
    Y tras ese momento, igual que los profetas,
    con inmensa ternura amo el mar y el desierto;
    y sonrío en los duelos y en las fiestas sollozo
    y encuentro un gusto grato al más ácido vino;
    y los hechos, a veces, se me antojan patrañas
    y por mirar al cielo caigo en pozos profundos.
    Más la voz me consuela, diciendo: «Son más bellos
    los sueños de los locos que los del hombre sabio».
    --------------------------------------------------------------------------------------
    La musa enferma

    Mi Pobre musa!,ay! ¿Qué tienes este día?
    Pueblan tus vacuos ojos las visiones nocturnas
    y alternándose veo reflejarse en tu tez
    la locura y el pánico, fríos y taciturnos.

    ¿El súcubo verdoso y el rosado diablillo,
    el miedo te han vertido, y el amor, de sus urnas?
    ¿Con su puño te hundieron las foscas pesadillas
    en el fondo de algún fabuloso Minturno?

    Quisiera que, exhalando un saludable olor,
    tu seno de ideas fuertes se viese frecuentado
    y tu cristiana sangre fluyese en olas rítmicas,

    Como los sones múltiples de las sílabas viejas
    donde, reinan Por turno Febo, padre del canto,
    y el gran Pan, cuyo imperio se extiende por las mieses.
    ------------------------------------------------------------------------------------------
    El enemigo

    Mi juventud no fue sino un gran temporal
    atravesado, a rachas, por soles cegadores;
    hicieron tal destrozo los vientos y aguaceros
    que apenas, en mi huerto, queda un fruto en sazón.

    He alcanzado el otoño total del pensamiento,
    y es necesario ahora usar pala y rastrillo
    para poner a flote las anegadas tierras
    donde se abrieron huecos, inmensos como tumbas.

    ¿Quién sabe si los nuevos brotes en los que sueño,
    hallarán en mi suelo, yermo como una playa,
    el místico alimento que les daría vigor?

    -¡Oh dolor! ¡Oh dolor! Devora vida el Tiempo,
    y el oscuro enemigo que nos roe el corazón,
    crece y se fortifica con nuestra propia sangre.
    --------------------------------------------------------------------

    La mala suerte

    Para alzar un peso tan grande.
    ¡Tu coraje haría falta, Sísifo!
    Aun empeñándose en la obra
    el Arte es largo y breve el Tiempo.

    Lejos de célebres túmulos
    en un camposanto aislado
    mi corazón, tambor velado,
    va redoblando marchas fúnebres.

    -Mucha gema duerme oculta
    en las tinieblas y el olvido,
    ajena a picos ya sondas.

    -Mucha flor con pesar exhala
    como un secreto su grato aroma
    en las profundas soledades.
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    La máscara

    Estatua alegórica
    a la manera del renacimiento
    a Ernest Christophe, escultor


    Contempla ese tesoro de gracias florentinas;
    en la forma ondulante del musculoso cuerpo,
    son hermanas divinas la Elegancia y la Fuerza.
    Esta mujer, fragmento en verdad milagroso,
    noblemente robusta, divinamente esbelta,
    nació para reinar en lechos suntuosos
    y entretener los ocios de un príncipe o de un papa.

    -Observa esa sonrisa voluptuosa y fina
    donde la Fatuidad sus éxtasis pasea,
    esos taimados ojos lánguidos y burlones,
    el velo que realza esa faz delicada
    cuyos rasgos nos dicen con aire triunfador:
    «¡El Deleite me nombra y el Amor me corona!»
    A un ser que está dotado de tanta majestad,
    ¡qué encanto estimulante le da la gentileza!
    Acerquémonos trémulos de su belleza en torno.
    ¡Oh blasfemia del arte! ¡Oh sorpresa brutal!
    La divina mujer, que prometía la dicha,
    ¡concluye en las alturas en un monstruo bicéfalo!

    ¡Más no! Máscara es sólo, mentido decorado,
    ese rostro que luce un mohín exquisito,
    y, contémplalo cerca: atrozmente crispados,
    la auténtica cabeza, el rostro más real,
    se ocultan al amparo de la cara que miente.

    ¡Oh mi pobre belleza! El río esplendoroso
    de tu llanto se abisma en mi hondo corazón.
    Me embriaga tu mentira y se abreva mi alma
    en la ola que en tus ojos el Dolor precipita.

    -Más, ¿por qué llora? En esa belleza inigualable
    que tendría a sus pies todo el género humano,
    ¿qué misterioso mal roe su flanco de atleta?

    -¡Insensata, solloza sólo porque ha vivido!
    ¡Y porque vive! Pero lo que lamenta más,
    lo que hasta las rodillas la hace estremecer
    es que mañana, ¡ay!, continuará viviendo,
    ¡mañana, al otro día, siempre! ¡Igual que nosotros!
    -------------------------------------------------------------------------------------------
    Tristezas de la luna

    Esta noche la luna sueña con más pereza,
    cual si fuera una bella hundida entre cojines
    que acaricia con mano discreta y ligerísima,
    antes de adormecerse, el contorno del seno.

    Sobre el dorso de seda de deslizantes nubes,
    moribunda, se entrega a prolongados éxtasis,
    y pasea su mirada sobre visiones blancas,
    que ascienden al azul igual que floraciones.
    Cuando sobre este globo, con languidez ociosa,
    ella deja rodar una furtiva lágrima,
    un piadoso poeta, enemigo del sueño,
    De su mano en el hueco, coge la fría gota
    como un fragmento de ópalo de irisados reflejos.
    Y la guarda en su pecho, lejos del sol voraz.
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    Sueño parisiense

    a Constantin Guys


    I
    De aquel terrible paisaje
    como nunca vio mortal,
    esta mañana, aún la imagen
    vaga y lejana perdura.

    ¡Lleno está el sueño de magia!
    Por un singular capricho
    desterré de ese espectáculo
    al barroco vegetal,

    Y, pintor fiel de mi sueño,
    en el cuadro saboreé
    la monotonía embriagante
    de agua, mármol y metal.

    Babel de arcos y escaleras,
    era un palacio infinito
    lleno de fuentes y aljibes,
    en oro bruñido o mate;

    y rumorosas cascadas,
    como cortinas de vidrio,
    se suspendían destellantes
    sobre murallas metálicas.
    No árboles, sino columnas,
    ceñían estanques dormidos,
    donde gigantescas náyades
    como damas se miraban.

    Capas de agua se extendían,
    por muelles rosas y verdes,
    durante miles de leguas,
    hacia el fin del universo;

    Había piedras inauditas
    y olas mágicas; había
    inmensos hielos absortos
    por lo que ellos reflejaban.

    Taciturnos y distantes,
    Ganges en el firmamento,
    arrojaban sus tesoros
    en diamantinos abismos.

    Arquitecto de mis magias
    hacía, a mi voluntad,
    bajo un enjoyado túnel
    pasar un manso océano;

    y hasta los negros colores
    parecían claros y limpios;
    fundía su gloria el líquido
    en el rayo cristalino.

    No había vestigio de astros,
    ¡ni siquiera el sol poniente,
    para alumbrar los prodigios
    que con su fuego brillaban!
    Y sobre esas maravillas
    planeaba (¡atroz novedad!
    Presente el ojo, no el oído)
    Un infinito silencio.

    II
    Al abrir mis ardientes ojos,
    miré el horror de mi cuarto
    y sentí, de nuevo en mi alma,
    de la inquietud el aguijón;

    el fúnebre son del péndulo,
    me recordó el mediodía;
    caía la oscuridad
    sobre el embotado mundo.
    -----------------------------------------------------------------------------
    De "Flores del mal":
    La destrucción

    A mi lado sin tregua el Demonio se agita;
    en torno de mi flota como un aire impalpable;
    lo trago y noto cómo abrasa mis pulmones
    de un deseo llenándolos culpable e infinito.

    Toma, a veces, pues sabe de mi amor por el Arte,
    de la más seductora mujer las apariencias,
    y acudiendo a especiosos pretextos de adulón,
    mis labios acostumbran a filtros depravados.

    Lejos de la mirada de Dios así me lleva,
    jadeante y deshecho por la fatiga, al centro
    de las hondas y solas planicies del Hastío,


    y arroja ante mis ojos, de confusión repleta,
    vestiduras manchadas y entreabiertas heridas,
    ¡y el sangriento aparato que en la Destrucción vive!
    -----------------------------------------------------------------------------------
    La plegaria de un pagano

    No dejes morir tus llamas;
    caldea mi sordo corazón,
    voluptuosidad, cruel tormento.
    ¡Diva! ¡supplicem exaudî!

    Diosa en el aire difundida,
    llama de nuestro subterráneo,
    escucha a un alma consumida
    que alza hacia ti su férreo canto,

    ¡Voluptuosidad, sé mi reina!
    Toma máscara de sirena
    hecha de carne y de brocado,

    o viérteme tus hondos sueños
    en el licor informe y místico,
    ¡Voluptuosidad, fantasma elástico!
    -------------------------------------------------------------------------------
    Mujeres condenadas

    Como bestias inmóviles tumbadas en la arena,
    vuelven sus ojos hacia el marino horizonte,
    y sus pies que se buscan y sus manos unidas,
    tienen desmayos dulces y temblores amargos.

    Las unas, corazones que aman las confidencias
    en el fondo del bosque donde el arroyo canta,
    deletrean el amor de su pubertad tímida
    y marcan en el tronco a los árboles tiernos;

    Las otras, como hermanas, andan graves y lentas,
    a través de las peñas llenas de apariciones,
    donde vio san Antonio surgir como la lava
    aquellas tentaciones con los senos desnudos;

    y las hay, que a la luz de goteantes resinas,
    en el hueco ya mudo de los antros paganos,
    te llaman en auxilio de su aulladora fiebre.
    ¡Oh Baco, que adormeces todas las inquietudes!

    Y otras, cuyas gargantas lucen escapularios,
    que, un látigo ocultando bajo sus largas ropas,
    mezclan en las umbrías y solitarias noches,
    la espuma del placer al llanto del suplicio.

    Oh vírgenes, oh monstruos, oh demonios, oh mártires,
    de toda realidad desdeñosos espíritus,
    ansiosas de infinito, devotas, satiresas,
    Ya crispadas de gritos, ya deshechas en llanto.
    Vosotras, a quien mi alma persiguió en tal infierno,
    ¡hermanas mías!, os amo y os tengo compasión,
    por vuestras penas sordas, vuestra insaciable sed
    y las urnas de amor que vuestro pecho encierra.
    * * * * *


    [FONT=&quot] Biografía extraída de [FONT=&quot]wikipedia- [FONT=&quot]www.baudelaire.galeon.com/biog.htm[FONT=&quot]‎- [FONT=&quot]www.lecturalia.com/autor/3116/charles-baudelaire[FONT=&quot]‎[FONT=&quot]

    [FONT=&quot]Poemas extraídos de media voz; el libro “Las flores del mal” [FONT=&quot]Versiones de Antonio Martínez Sarrión, La Gaya Ciencia S.A. Barcelona 1976.
    [FONT=&quot]
     
    #1
    Última modificación: 25 de Noviembre de 2013

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