Chimuno

Cuenta una antigua leyenda que hace muchas lunas un ser habitaba entre blancas montañas (Apus), vivía en una muy especial y se llamaba Verónica. La amaba, era lo único que poseía en su casi funesta existencia. Este ermitaño voló de su pueblo hace mucho tiempo atrás, no tenia alegría, nunca la tendría, así que para no agobiar a sus hermanos partió.
En su travesía se encontró con seres extraños, unos alados con sueños de maldad que deseaban su melancólica alma, otros muy sensuales, peligros y llenos de deseos, se quedo un tiempo con estos, bebió, lloro, conoció el clímax, mato. Matar eso era nuevo para el, era quizás su mayor fascinación, ver la sangre en sus manos para después relamerse, sentir el calor de la victima, sus gritos, la energía que de ellos se libera.

¿Enfermedad o culto?, ¿joven o viejo?, a el le daba igual con tal de poder asesinar, hasta ese día, lo que sucedido esa noche escapa de la lógica; lleno de amargura y sed de deseos se adentro a un pueblo matando a uno por uno, cada corazón devoraba lleno de malicia, una excitación, deseaba mas, mas, mas almas mas cuerpos, cuando su respiración sintió en su boca un sabor muy familiar, aromas de una niñez, recuerdo de lavanda, y claro que como olvidar donde había nacido, era su pueblo, del que alguna vez había huido y al que nunca podría regresar ya que no quedaba nadie a quien visitar, ni a su madre o hermano, el cual tenia en brazos, acariciando su pecho abierto y oscuro, frío, muerto.

Al no controlar tal sentimiento entrego su vida, devoro su propio corazón perdiendo en cada mordisco la razón, pero aunque suene extraño no logro escapar de este mundo, fue convertido en montaña, junto a Verónica, otro como el, una asesina, y ahora el que pasa por esa oscura cadena de montañas buscando los corazones que en oro fueron convertidos solo encuentran la muerte sin conseguir llegar a las faldas de la montaña Chimuno.

 

Muy interesante me encanto leerte en esta noche tranquila...