CIBER, REALIDAD Y VICEVERSA

No se cuándo leerás esto, pero no importa, lo importante es que sepas que me estoy muriendo por ti-hoy sábado desde mi trabajo-, lugar dónde te conocí, también un sábado.

Ahora son las dos de la tarde, no soportaba mi casa, vine a terminar pendientes y no pude aguantar la tentación frente a esta máquina, a través de la cual te encontré y te sigo encontrando, a través de la cual nos sumergémos en nosotros.


Anoche soñé contigo, de nuevo un sueño de encuentro, ahora en un desierto con tormentas de arena -una arena púrpura- y nosotros en medio de esa inmensidad, -más bien era una isla desierta-, había agua por todos lados, pero como si estuviera congelada, y ahí estábamos nosotros en un beso del cual no podíamos salir, lo intentábamos pero no podíamos retroceder; desperté con ese sabor a ti, con el sinsabor de tu ausencia.


No se si algún día te dije que nunca la había pasado tan increíblemente fantástico con nadie más, esa sensación de plenitud, de complemento, no sabes cuan rico se siente eso: ese no sentir que falta algo, ese sentir que todo está en nosotros, sin mascaras, sin escudos, sin teatros.


Aquí me tienes, a tu merced, escribiéndote, deseándote, amándote, sintiéndote, extrañándote, necesitándote, recordándote, oliéndote, soñándote, trayéndote, y toda una pléyade verbal que me llevan a un te

Amoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo.
Contigo descubro cada día, cuanto soy capaz de amar.