Cierra los ojos

Cierra los ojos. . .
Que la noche que se enreda tremenda en las entrañas,
no perciba el temblor de tus gestos,
ni quiera que la sombra proyectada de tu risa
sea una carga en los hombros maltrechos,
este peso infundible de insondable fiebre profunda
golpeando en nuestros huesos desechos
¡No quieran tus manos trágicamente cerradas!
(apretadas en torno a tus sueños)
Despertarse en una pálida mañana,
para lentas como un susurro,
derrumbarse en un aire sin tiempo.
No quieran todas las horas
(esas que no estás conmigo)
llevarse lejos de mí tu recuerdo
. . .porque luego,
cuando vuelva a nombrarte,
Te encontraré en el recuento mental de tu cuerpo
. . .Y serás terrible.
Y serás estival noche bajada a mis huesos
. . .Y serás enorme
. . .Serás el nervio quebrado y el cuerpo de la propagación,
y resistirás desafiante
y serás la oscuridad tallada en las piedras
(o en las pupilas serás entonces).


“Iluminarás el silencio
bañarás de luz mi mirada.
Serás el espejo que no responda a los rasgos de mi cara.”

Y yo
me alejaré vencido,
harto ya de tu ausencia
Pero esperarán todas juntas,
apretadas en torno a tus sueños,
las sensaciones que débil percibe
quien no te imagina en otro lugar que no sea encima de las cúspides,
encima de los cardos,
y siempre arriba del verde de las risas
Ayer fue otro día más,
(no tan oscuro)
pero sé muy bien que quien calla detrás de la puerta,
rápido como una brisa que sabe que va a llegar a besar la tarde
no anidará en su boca más palabras de acero.
. . .Y te recuerdo perdida en una evocación,
sé que tu pelo se movía trágico contra el viento,
que quería moverse,
que se inflaba de orgullo
para después,
terrible como una tempestad,
ocultar en su oscuridad
cualquier imagen que sabiera a tu nombre.
¿Quién sabe donde se balancea la última palabra de su boca?
Muchos han venido a decirme
“No ha dicho nada, solo ha susurrado un leve suspiro”
Fue domingo,
tarde de brisas cálidas perfumadas de somnoliento recuerdo
. . .y recuerdo tus manos,
aferradas como mástiles al viento,
y recuerdo tus ojos,
ventanas que vieron siempre más para adentro
. . . pero no puedo recordar tus palabras de acero,
tu estrépito de viento,
tu tumulto de sombras,
ni tu canto de arena.
Hoy tu imagen me invade. . .y me hace caer rendido
¡Golpean mis manos tierra sin nombre!
(pasos mudos que ya no suenan y que supieron sonar,
. . .que fueron un estrépito corriendo por mi espalda)

 

En El Cerrar Los Ojos Se Abren Los Del Poema...

 

Hola lindo... me gusta como escribes...
Sigue escribiendo.

 

Qué imágenes...
hacen que el poema entre en la mente poco a poco
y la termine invadiendo.
Me han gustado.
Un saludo.

 

Un buen poema tuyo que leo de nuevo... Preciosas imágenes en un texto igualmente precioso... Un placer leerte, Esteban.