Cinco cartas a mi hija Ayelén

Primera carta

Ayelén:

Desde el 17 de febrero te estamos esperando.
Ese día (el del cumpleaños de tu abuela Nilda) tu mamá Griselda se hizo el test de embarazo y dio positivo.
A partir de ese momento nuestra vida fue cambiando.
Empezamos a pensar en un futuro de tres.
Ya pasaron siete meses desde entonces y estás por nacer.
En mayo supimos que serías una nena y elegimos llamarte Ayelén, que en lengua mapuche significa la sonrisa, la alegría.
A medida que la panza de mamá Griselda iba creciendo te fuimos imaginando allí adentro moviéndote a tus anchas.
En julio me diste pataditas en la oreja cuando me acercaba para escuchar algo de tu mundo acuoso.
Te sentimos moverte cuando tu mamá comía algo dulce o cuando comenzaba a reposar en la cama.
Ahora te sabemos grande y dispuesta a encontrarte con el mundo, a verle las caras a mamá y a papá, a reconocer sus voces, sus caricias y todo su amor. A conocer tu casa… que no está del todo bien. No te apures en nacer, tómate tu tiempo… Estás cómoda allí adentro? Es como un hotel 5 estrellas?
Tu casa no lo es pero nos gusta: es amplia y tiene una hermosa terraza para que puedas jugar y divertirte.
Tus abuelas también te esperan: Norma y Nilda (que quiere que la esperes porque llega el sábado desde España)
Tu mamá tiene preparada tu ropita y algunos juguetitos que guarda en una caja forrada con papel floreado…

Tu papá Ruben.

Martes, 16 de septiembre de 1997

Segunda carta

Ayelén:

Tal vez hoy sea tu día.
Tu mamá y tu papá ya estamos muy ansiosos, esperándote.
Nueve meses pasaron y estás por nacer.
Llegarás con la lluvia, con la luna nueva y con todo el amor del mundo.
Tu mamá te retiene, te quiere tanto que no te quiere compartir.
Y vos le das culazos y pataditas.
Sentimos tus movimientos y presentimos que eres muy bonita y muy buena.
Serás de libra como tu tío Rolo, serás sociable y muy simpática. Buena persona, sobre todo, y muy cariñosa.
Muchas cosas le faltan a tu hogar… pero le sobra amor.
De a poco lo haremos cada día más confortable para los tres.
Es primavera según el calendario, pero el invierno no se quiere ir aún.
Nacerás con la buena estrella y tu destino será muy promisorio.
Amarás a tus padres y serás amada.
Y algún día tendrás tus propios hijos y nos harás abuelos.
Bienvenida, Ayelén. Te estamos esperando impacientes para brindarte todo nuestro cariño, toda nuestra comprensión, todo nuestro cuidado, todo nuestro corazón.

Tu papá, Ruben.

Viernes 3 de octubre de 1997 2:15

Tercera carta

Ayelén:

Por fin! Ya estás en este mundo desde las 11:26, aún en la incubadora.
Tu mamá y tu papá en la habitación, esperándote.
Qué regordeta! Tres kilos y ochocientos cincuenta gramos!
Pude verte dentro de la incubadora ni bien naciste.
Qué par de cachetes! Qué manitas! Qué dedotes con sus uñitas impecablemente esculpidas!
Indiecita linda, pelito azabache, labiecitos gruesos…
Qué lindo está el día!
Qué suerte tuvimos!
Ni te cuento la alegría de tus abuelas y de tu tía abuela al verte salir del ascensor conmigo.
Te señalé y se acercaron ansiosamente para verte.
Fue una sorpresa para ellas verte tan pronto.
Me abrazaron y me besaron.
Sendas lagrimitas escaparon de nuestros ojos.
Sentimos mucha emoción y mucha alegría.
Tu mamá aún estaba en el quirófano.
Naciste por otra ventanita, por eso a tu mamá la tuvieron que dormir un poquitín. Pero ya está bien.
No puede hablar todavía para evitar que le entre aire en la panza.
Yo estoy muy feliz porque las tengo a las dos, esperando que te traigan a la habitación.
Me pidieron tu ropita y un par de pañales para vestirte aunque no saben si te van a servir porque naciste gordita.
Te entrará el osito? Y la batita? A ver si tengo que salir corriendo a casa para traerte ropita más grande…

Tu papá, Ruben.

Lunes, 6 de octubre de 1997 13:00

Cuarta Carta

Ayelén:

Ya estás con nosotros, desde las 18:00 de ayer.
Ahora, estás durmiendo sobre el pecho de tu mamá.
Ya te cambié el pañal, ya tomaste la teta, hiciste algún que otro provechito y liberaste algunos peditos.
Ahora tenés que dormir en tu cunita.
A las 3:00 te vamos a despertar para cambiarte el pañal y para que mames otra vez.
Sos muy buenita y te hacés entender muy bien.
Cómo chupás las tetas de mamá! Qué hambre que tenés!
Tu mamá y tu papá ya te quieren un montón.
Y eso que hoy… es tan sólo tu primer día!

Tu papá Ruben.

Martes, 7 de octubre de 1997 1:20

Quinta carta

Ayelén:

Hoy pasamos una noche increíble, a puro aprendizaje.
Como los otros papis ya se habían ido con su beba, nos quedamos los tres solitos en la habitación.
Tu mamá había terminado de darte la última teta a las 3:00 y a las 4:15 empezaste a llorar.
Traté de consolarte dándote palmaditas en la espalda y hablándote bajito, pero nada.
Te levanté y te acosté sobre la cama de al lado.
Tu mamá tenía que seguir durmiendo porque estaba muy cansada.
Así es que libramos una dura batalla, vos llorando y yo tratando de domarte, fierita salvaje!
Te tomaba de las dos manitas y cuando pegabas un grito te levantaba y te dejaba caer suave pero firmemente sobre la cama, así varias veces.
Después te agarraba de ambos piecitos y los movía simulando un pedaleo en bicicleta.
Recién ahí te calmaste.
Al fin y al cabo algo habíamos aprendido, cada uno en su rol, padre e hija.
La vida entera es un aprendizaje continuo.
Te amo, hijita mía.

Tu papá Ruben.

Jueves 9 de octubre de 1997 4:35

 

Los niños no nacen con un manual de instrucciones
pero el amor es un lenguaje universal.
Es de suma importancia ( siempre que sea posible )
que el padre viva, junto con la madre,esas emociones
y, también,la responsabilidad que conlleva
la venida de un bebé.Maravillosa experiencia
que tú has relatado tierna y amorosamente
con estas primeras cartas a tu hija Ayalén.
Un placer leerte, compañero,saludos cordiales.

 

Gracias, Rosario, por tus cálidos y generosos comentarios.
Me alegro de que te hayan gustado mis cartas.
Recibe mi afectuoso y cordial saludo.​

 

Cartas demasiado hermosas que expresan ese amor de un padre tan entregado y e inmensamente cariñoso, felicitaciones por eso, un saludo cordial para ti, es un placer leerte.

 

Gracias, nilah, por tus cálidos y halagadores comentarios.
Me alegro de que te hayan gustado mis cartas.
Recibe mi afectuoso y cordial saludo.​