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Cinco mariposas

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por danie, 8 de Marzo de 2015. Respuestas: 1 | Visitas: 404

  1. danie

    danie solo un pensamiento...

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    Cinco mariposas revolotean en mi estómago, a veces beben de más y una se amotina al resto para subir a mi cabeza y de ahí ver con una visión más elevada las emociones que me afrontan.

    Cuando me refiero a mariposas, ustedes, no se deben imaginar las joviales y tiernas mariposas que revolotean en el jardín de una casa, es que de tiernas no tienen ni las sombras de sus coloridas alas, y con respecto a lo jovial, tranquilamente, se puede llevar a un concepto extremo de un carácter muy libidinoso.

    Son cinco y cada una con sus vuelos llevan y traen a mis sentidos, todas hasta el margen del desvarío.

    Una mariposa es la del olfato, esta se vuelve loca cada vez que respiro el aire de las rosas, el femíneo perfume de las damas en celo. Esta me hace delirar con los sueños de hoteles[​IMG], las estadías de alcobas y las horas besando estrellas.
    Otra mariposa es la de la vista, sin esta no puedo andar de noche transitando la ciudad y sus bares, esta se encoleriza si se entera que alguna vez salí a pasear mi insomnio sin su compañía. Es una mariposa que aletea hasta que salten de mis ojos las pupilas cuando observo el vaivén de un par de piernas sensuales o el coqueteo de alguna falda a altas horas de la madrugada.
    La otra es la del paladar y su extraño gusto, ya que jamás se cansa de pedirme con sus antojos que le compre un Chandon con helados de fresa, y como si eso fuera poco siempre me exige que le dé a degustar algún cutis de mujer con sabor a melón.
    Otra mariposa más es la del oído, y la verdad que no tengo palabras para explicar cómo se pone de loca esta pequeña alborotadora cuando oye detrás del teléfono que me llama alguna mujer joven y con voz erótica. Esta si es la que más me desquicia porque luego se la pasa hablándome de esa voz días enteros, pidiéndome que por favor consiga una cita.
    La última es realmente terrible en comparación al resto, esta es la del tacto, ¿y saben por qué es terrible? Por el simple hecho de que si en la semana no la llevo a algún burdel, durante meses enteros, me hace golpearme la cabeza contra la pared y me fuerza a confesarme frente a todos lo desdichado que soy por no disfrutar los placeres de la vida.
    Definitivamente esta última mariposa no puede vivir sin acariciar un par de voluptuosos pechos o dar un par de nalgadas a algún trasero prominente.


    Estas mariposas muchas veces me hicieron meter en grandes problemas; complacerlas me lleva a que quiebre hasta la economía más solvente, ya que a ninguna la puedo satisfacer con la misma mujer más de una vez. Gracias a ellas pierdo las novias como me puedo cambiar de ropa interior tantas veces a la semana.

    La novia que más me duró y, con esto aclaro, que no llegó a más de una semana, es la camarera de un bar de la esquina de mi casa. Una morocha despampanante por donde se la mire. Pero les puedo decir que las cinco se confabularon para que el romance no tenga chance alguna.


    No me gusta el sadomasoquismo, detesto la flagelación en el sexo, pero una noche, y todavía no sé cómo me convencieron, me hicieron actuar como un completo idiota mostrándole a mi morocha despampanante todos los tipos de lluvias posibles. Desde entonces la relación acabó, aunque pienso que ellas lo disfrutaron por partida doble, una porque son bastantes morbosas con respecto al acto sexual y otra porque espantaron a la mujer de mis sueños. Todo por el simple capricho de que estas mariposas no pueden regocijarse con los mismos senos dos veces.

    Lo más insólito es que luego me hacen salir a buscar, como un caníbal atropellado, carne fresca por los rincones de mi barrio.
    Detenerme en todos los bares como una bestia sedienta de tragos fuertes, gritar y berrear con palabras soeces a las modelos del caño de las discotecas lindantes “eso me trajo muchas veces algún ojo en compota por el puño de un patovica”.


    Como, tranquilamente, cualquiera se puede dar cuenta vivir con estas mariposas que empiezan a revolotear en mi estómago pueden volver loco hasta al más cuerdo, y con esto me aferro a la idea de que no estoy loco como muchos piensan, y eso se los digo a mis psiquiatras, esos gorilas ignorantes que me metieron en el nosocomio estatal por tercera vez. Les recalco una y mil veces que no es culpa mía, que yo no soy así, que es todo culpa de las mariposas rijosas.
     
    #1
  2. rosamaría

    rosamaría Exp..

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    ... nadar y saber guardar la ropa, ¿se dice así? Excelentes sentidos. Me encantó.
     
    #2

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