Claudia, una letra de sus labios...

He salido varios días seguidos amiga, y el cansancio ya me puede, de un momento a otro, mi carcelero, mi estimado Doyle, me sorprenderá en mis andadas y el chute me dejará K.O. Durante días…
Y aunque en esos viajes, son en los que parezco encontrar mi libertad, no deja de ser un control ficticio de mi vida...Él tiene el control, no puedo engañarme, aunque a él no le de el gusto de decírselo, ya me conoces, seguiré echándole cara hasta que mi vida se escape de veras entre las rejas de mis labios, me convierta en aliento y nadie pueda retenerme…
Últimamente apenas soy capaz de conciliar el sueño, es por eso que en las pocas horas en que lo hago, no consigo dar fin a mis viajes y estoy confusa y algo desalentada, pues sólo me besa el silencio en estas noches frías
Y yo, como sabes, necesito y disfruto saliendo de esta casa gris ,y no te voy a engañar, también me me he acostumbrado a contarte mis hazañas y siento que tú, que tú me escuchas…y eso me ayuda a sanarme

Cuando mi estimado doctor Doyle, me permitió salir al patio, por un momento, mientras me abría las puertas pude sentir lo que era ser libre...mi corazón palpitaba tan fuerte que la sangre me golpeaba y me dolía la piel...¡Que buena sensación amiga, que buena! Mas solo fue una leve ilusión, sólo era el patio interno amiga, no el exterior, el de las flores, sino el de los balcones sin puertas, el de las azoteas vacías…Era como una plaza redonda, sin ninguna salida, la única puerta que se abría era la que me llevaba otra vez a mi celda. Me senté en el medio, en el suelo, como lo hacia de niña en mi patio de juegos, y me di cuenta por primera vez que jamás saldría de esta casa gris, a no ser , como te he dicho, cuando mi vida carezca de piel y nadie pueda retenerme…
Me volví adentro con el mismo sentir con el que salí. Con la misma sensación de derrota. Con los mismos desgarros en el alma.
Pero algo me despertó en la noche, en los pasillos todos corrían, reían, parecían felices, supe que se les había ofrecido la misma salida que a mi, ¡Pobres diablos! Su salida era sólo un poco de nada que los hacia confiar mas en su carcelero, sin ningún fruto...Yo ya no quería mas ese trozo de nada...Ya respiro bastante vacío durante días y días...Pero aquellos infelices me empujaban desesperados por hacer de su día algo distinto. Solo Aitor guarda la compostura, me mira desde la puerta de su habitación, y espera para ver que hago...Creo que me quiere más por ser tu amiga que por mi misma...pero no me importa, a falta de ti, él es mi buena compañía.
Los demás, me siguen empujando, hasta que llegamos a una escalera a la que me agarro a su barandilla porque me niego a bajar...No te puedes imaginar lo triste que es ver a todas estas personas, con esas mascaras de locura, contentos por un poco de autonomía. Sin saber que la pagan con creces. Con sumisión, con el robo de sus sueños, con su libertad de gritar quienes son. Me pregunto tantas veces si seré yo uno de ellos. ¿Tendré también yo un antifaz que esconde tanto mi locura que ni yo la percibo? No se...No me respondas por favor, dejame en mi ignorancia y escuchame, sólo escuchame…
Allí continuo, agarrada con fuerza a la barandilla de aquella escalera, que daba a aquella plaza que ahora parecía un abismo, daba miedo mirar abajo. Todos llevaban batas blancas, es por eso que de inmediato le distinguí, pasaba desapercibido a todos, pero no para mi…
Recuerdo que el viento hacia que mi cabello me tapara los ojos y yo con desespero lo apartaba de mi cara para mirarle y comprobar que no era una visión de él...Allí estaba , en medio de la escalera, apoyado también en la barandilla, sin miedo como siempre, con esa seguridad que siempre le caracteriza cuando me habla...Me llamó a mi, pues me miraba, pero decía tu nombre, no lo comprendí, Me miraba y me decía ¡Sandra tu sabes quien soy yo! Y después ¿Sandra tu sabes quien soy yo? Y me extendía su mano. Por un momento amiga, tanta agua cubrió mi rostro que creí que llovía, ´mas eran mis lágrimas las que me bañaban…
Supe que quizá yo no era libre en todo su esplendor, pero que él era mi libertad, que siempre estaba cerca de mi, para recordarme que yo no era uno de ellos, que yo no era una mascara, y que mi ángel, no saldría de allí sin mi. Mi condena era impuesta, mas la de él, voluntaria, sus alas aparcadas en mi habitación, me lo demostraban.
Quizá, amiga, sólo soy una de sus prosas, una letra a la que él quiso dar piel, un dibujoo de sus manos...No se...No me respondas.

PD. Casi se me pasa decirte que Aitor te manda saludos y me ha dicho que te diga que “ Si no oyes la música, sólo hay que subir el volumen” Tu sabrás lo que quiere decir...pues a mi no me lo ha querido revelar…

Claudia, desde la casa gris.

SHA.

 

Nuevo viaje a la casa gris, esta vez para encontrarnos con la soledad acompañada, ese sentimiento de encontrarse uno solo en medio de una multitud con quienes no compartes nada. Me alegra la fortaleza de Claudia, que no cede, no se doblega. Afortunada por tener a su Ángel bueno que la cuida y acompaña. Siempre es interesante viajar en tu compañía, nos llevas a mundos llenos de imaginación. Es toda una aventura. Un abrazo.

 

Mi estimado poeta, no puedo decirte cuanto bien me hacen tus visitas. Supongo que me hace entender un poco a Claudia, cuando alguien le atiende y le entiende...Ciertamente, Claudia es como esa parte de uno que nunca encuentra su sitio, que de alguna manera está configurado de diferente forma, no mejor ni peor, pero diferente y cuesta nadar en todos los lagos...Si, Claudia es fuerte en extremo, en todas sus facetas...sólo es débil en el amor, eso es lo único que la vence...
Gracias Luis...encantada de tu presencia...Un abrazo fuerte.

Sandra.