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Como cambia la mañana cuando el sol se detiene.

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Roberto, 2 de Enero de 2006. Respuestas: 1 | Visitas: 1130

  1. Roberto

    Roberto Poeta recién llegado

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    Como cambia la mañana cuando el sol se detiene.


    “Como cambia la mañana cuando el sol se detiene, que triste es entender este suceso, que oportuno a la vez, que mortal es comprender”

    Puede que lo acontecido esa mañana, de nada me sirva en posteriores vidas, dudo que me sirva ya en esta.
    Despertarse a la cotidianidad nunca fue plato de buen gusto para mí, y no seria mejor ese citado alba al abrir los ojos, pero algo presentí al apoyar mi primer pie en tierra, esa mañana no seria igual, decidí no seguirme investigando y simplemente me levante haciendo lo propio de cada día, la ducha fría que me desentumece, el café cargado que me activa, el cigarro arrepentido que me avergüenza, el acopio de ropa que me cubre y ya. Listo.
    Pero no estaba listo esa mañana, algo me decía que debía quedarme en casa, algo me prevenía, y como es habitual en mi, hice caso omiso a mis instintos, mas aun como siempre, si lo que me presentan son cambios o peligros.
    Así pues salí a la calle, la primavera cubría de luz cada frente y entonces estalló, no lo esperaba tan rápido y me cogió algo desprevenido, pero no me asusté. Como tantas veces solo me dejé llevar.

    Mire al suelo, allí estaba mi acompañante de ese día, negra, fina, pegada al asfalto, mía, irremediablemente mía. Levante la vista, allí estaba el causante de mi compañía, apenas si me dejo mirarle, rápidamente me ataco por arrogante, por incauto. Tuve que volver a bajar cegado los ojos, y al encontrarme de nuevo con mi negro contorno, dije
    - Bien ¡tu mandas!
    Comencé entonces a caminar sin perder de vista el final de mi perfil, apenas 10 metros y valiente se aventuró por encima del capó de un coche aparcado, yo hice lo propio, pasados unos minutos sorteando, viandantes que pisaban mi imagen, farolas que la atravesaban, siempre sin perder de vista la dirección que él, me marcaba, me tope con ella frente a mi en la pared de un edificio.
    - ¿Toca parar?- dije
    Y así me tuvo, a su antojo durante no sé cuanto tiempo, mirándome en la pared, viendo como lentamente estando yo estático mi “zanahoria” se inclinaba hacia la derecha lentamente en aquellos fríos ladrillos..
    Liberada ella y liberado yo, empecé de nuevo a caminar por donde me llevaban aquella combinación de luz y cuerpo. Esta vez, por quiero creer caprichos del destino, nada en un largo rato se interpuso en mi camino y fueron muchos cientos de metros los que mirando al suelo la seguí por la ciudad, evitando o saltando coches, mascotas, papeleras, hasta recuerdo que un carrito de bebe, mas bien recuerdo los insultos y los reproches tras de mi.
    Pero poco a poco y previsiblemente, mi querida amiga empezaba a desvanecerse, y yo veía cerca el final de aquella atadura. Seguí sumisamente caminando deseoso de liberarme y de conocer donde me conduciría ese camino. Finalmente, pasadas tantas horas como él quiso, cansadas mis piernas, cansados mis ojos, me tope de nuevo con un obstáculo insalvable, y me vi de nuevo frente a mí, más gris que negro, mas difuminado en el entorno esta vez no de una pared si no de una puerta. Allí permanecí de nuevo detenido, observando mi pequeña figura. Ella empezaba a desaparecer, él, ni quise cerciorarme, claramente se había divertido, no le daría la satisfacción de girarme y ver su mueca. Cuando me quede solo reconocí delante de mí la puerta que me inmovilizaba, era la puerta de mi casa. Saque la llave de mi bolsillo y entre. Hice entonces lo propio de cada noche, la ducha caliente que me calma, la desnudez que me salva, el sueño que me manda.
     
    #1
  2. Roberto, detengo solo para contemplar ese cambio del dia. Evidentemente tus palabras llevan en si una elegancia de la que se puede aprender. Sin decir mas me ha gustado y aunque no entro mucho a este foro me dio curiosidad hacerlo en este dia nublado.

    Besitos de canela,
     
    #2

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