¿Cómo?

No, ni te atrevas a preguntar algo que de antemano sabes la respuesta. ¿Tienes dudas?

Pregúntale aquella estatua si reniega de su quietud, pregúntale al condenado a pintar de azul cada amanecer después de la noche y su negritud

Pregúntame a mi si reniego que al despertar la primera imagen eres tú. No me preguntes obviedades. No me preguntes si te busco en los recuerdos. No, no me preguntes si armo casualidades para encontrarte como si fuera coincidencia.

No, entiende, no me preguntes si te pienso, si te recuerdo, si platico contigo cuando mi cabeza se recuesta en mi almohada. No repaso conversación, no veo fotos, no escribo poemas, no, no, no.

No, no me preguntes, porque ni siquiera te mirare a los ojos, tú ya sabes la respuesta.

 

Letras magníficas en una demostración de arte espléndido.