Complemento

Nunca me ha sido posible desnudar el alma y desnudar el cuerpo en forma independiente. La noche está presente en mis sentidos cuando la luz yace empotrada en el alma, se unifican al radiar el día y también en el ocaso, así el amor hace gala de tornasoles insospechados en las líneas de nuestros cuerpos.

La claridad del sentimiento se fusiona con el fuego de la pasión, fotosíntesis en las venas que reverdecen nuestros días. Cada encuentro es vida, se anegan los estuarios donde se enraízan los sueños.

Cada jornada deja huellas, intangibles en el espíritu que luego serán recuerdos en la bitácora de nuestra existencia, y en la piel, trazas de los calendarios que suman estaciones, anuarios que navegaron en nosotros, guiándonos con donaire por las riberas empalizadas y al final, muy despacio, arribamos al invierno de nuestros años.

Al estar presente, te leo con la piel, con los huesos, te observo desde los profundos universos de mis ojos, ellos, te cualifican, te cuantifican, te redescubren cada vez, confirman el espacio que ocupas en este plano fantástico.

¡Tu nombre!. Tu nombre tiene música propia, genera notas cada instante, vibran en el tiempo y capturan mi atención en la ausencia, posicionándose de ese lugar, sagrado recinto donde palpita la emoción, allí, se transcriben los mensajes en el idioma universal de las sonrisas o las lágrimas.

Al desnudarte el alma, no percibo la desnudes del cuerpo, y al desnudar mi piel, mi espíritu se torna un haz de luz que se fusiona con el tuyo, pintando de esperanza el camino de la vida.




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Que bello sentimiento, la entrega total de cuerpo y alma, para mi, solo puede ser así, las dos juntas, para que pueda ser real. Me gustó mucho.
Saludos.