1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Con el miedo de mi locura

Tema en 'Prosa: Ocultos, Góticos o misteriosos' comenzado por EPV!, 15 de Septiembre de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 1041

  1. EPV!

    EPV! Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    8 de Abril de 2013
    Mensajes:
    78
    Me gusta recibidos:
    30
    Género:
    Hombre
    Por las noches vivo un mundo aparte. Las ideas básicas que nadie fijo y que afloran en mí son algo extrañas. Debo quedarme por una razón que desconozco hasta lo más tarde que sea posible despierto; sinceramente, no es algo que yo desee, de hecho, sin la intención sucede periódicamente y la tecnología me ayuda a cumplir mi cometido.

    Es una nueva noche y se comienza a hacer tarde, cada vez más tarde, mientras mis difuntos familiares se comienzan a recostar junto a los chillidos naturales de sus camas secas. Los ruidos imaginarios atraviesan mis oídos, mientras intento no despertar a mi hermano que esta recostado a mi lado. Si éste tipo llega a despertar, me mirara con su rostro que parece poseído de rabia y enfermedad. Cuando él despierta sin intenciones de hacerlo, parece estar en trance: sus gestos y ruidos guturales de fastidio me hacen reflexionar que quizás es el culpable del homicidio al sacerdote de la catedral de Santiago.

    Pasan los minutos y yo sigo con una hipnosis progresiva al frente de esta pantalla con teclas. En ocasiones baja una briza helada, junto a esos canticos y chillidos ambientales, provenientes de las películas más horribles del séptimo arte. Lo único que sigue realmente en actividad a esa hora es la luz de la pantalla del computador que observo en un estado angustiante. Mi mente crea imágenes de la oscuridad y piensa que los sonidos callejeros son engendros que entraran al cuarto para degollarme.

    En ese preciso instante comienza el cuestionamiento psicológico, debido a la locura creada por mi mente y las teorías terroríficas de mi cerebro, que deambulan por mi experiencia televisiva de especiales de martes 13. Me comienzo a preguntar qué sucedería si me doy la vuelta, huyo de estas cuatro paredes, o simplemente, me cuestiono si existe la posibilidad de que algo distinto a lo acostumbrado me pudiera suceder en ese preciso instante en el que dejo el asiento y me dirijo a recostarme en mi catre viejo.

    Tal vez todas estas sugestiones nocturnas tengan explicación: es el miedo normal luego de lo sucedido cuando era pequeño. En la otra casa en la que alcance a vivir, se introdujeron unos delincuentes y luego llegaron los detectives para destruir las puertas en búsqueda de estos malhechores. También recuerdo otro hecho en el que vi a una mujer tocar el piano en la cocina de mi casa y al llamar a mi madre ella desapareció. Es posible que debido a estos hechos de mi infancia tenga que vivir con ese miedo por el resto de mis días. Son posibilidades que medito, mientras me quedo sentado frente al computador cagado de miedo y congelándome con la brisa de madrugada.

    Cuando ya tengo claro que la noche es más oscura cada vez, entiendo que debo tomar una decisión que determinará continuar con la vida o conocer lo que es la muerte. Debo enfrentar a mis ilusiones mentales que en ese momento, en cada noche, veo como verdades enigmáticas. Es finalmente el momento exacto, cuento hasta diez y doy la vuelta, enciendo por pocos segundos la luz del baño que esta frente a mi habitación y me encierro junto a esa transpiración húmeda de pavor que cubre todo mi cuerpo.

    Es el momento en el que comienza mi nueva desesperación: si salgo del baño para ir a dormir, es posible que al abrir la puerta en la oscuridad me encuentre con la mirada sugestionada de un tipo que esconde su hacha llena de sangre entre sus espaldas. Luego de creer esa teoría por varios minutos, decido correr hacía mi cama y esconderme. Ya dentro de mi nuevo refugio no se acaba la desesperación y tengo claro que debo esconder todo tipo de reflejo físico hacia el exterior, ya que si alguien lo nota podría asesinarme. Debo decidir en ese instante la posibilidad de ser asesinado por alguien que entre a la habitación con un hacha ensangrentada o morir asfixiado por mis temores al estar cubierto completamente, durante todo el resto de la noche, por mis frazadas del miedo.
     
    #1

Comparte esta página