Con un escarabajo en el estómago

Ya estaba tarde. Su novia le debía estar esperando. Habían quedado en verse en el café en el que se conocieron de la calle 9, a las 4 en punto; eran las 4 con 15. ¡Maldita vanidad! Se había quedado durante una hora aproximadamente frente al espejo, mirando que cada detalle de su atuendo este perfecto. No podía quedar mal.

Sus suegros debían tener una excelente impresión sobre el en todo caso no iban a permitir que cualquier carpintero espose a su única hija. Sabía que ni siquiera la merecía. Era demasiado perfecta para él.

Pero hoy... hoy sería distinto, sus suegros verían que la perfección le pertenecía, que seria el esposo perfecto, el nuero perfecto, que el amor entre ambos era perfecto, como el lo sería hoy. El miedo lo había invadido otra vez. Necesitaba comer algo antes de llegar para poder tranquilizarse.

Encontró un árbol algo extraño que llamo su atención, el cual poseía unos frutos bastante similares a manzanas. Así que agarró una y la sacó, de la rama de la que había arrancado, empezó a salir un líquido verde viscoso, no le presto atención, hasta que vio que muchos escarabajos empezaron a subir por el árbol, se asustó pero igual decidió seguir su camino, por la tardanza que ya tenía.

Probó la fruta extraña, y fue el mayor placer que en toda su vida había sentido, era algo exótico, fuera de lo común, bastante inusual.

Prosiguió su camino con la “manzana” en la mano. De pronto tropezó en una rama, y cayó al piso, su primer pensamiento voló a la idea de que su atuendo estaría manchado, y no sería apropiado presentarse así ante sus futuros suegros.

A los pocos segundos consiguió estar en pie nuevamente, se sacudió la camisa, y estaba listo otra vez.

Dio pocos pasos más, y sintió que el mundo le dio la vuelta; se apoyó en un árbol, y noto que era del cual había sacado la fruta.

No entendía que pasaba, pero creía haber dado vueltas en círculos, porque ahí estaba otra vez; trato de no perder el equilibrio y se agarró de una rama, la cual se rompió enseguida, dejando caer el liquido verdoso por su mano.

Para recobrar fuerzas se acabo la bendita fruta, mientras tanto los escarabajos empezaron a subir otra vez por el tronco, hasta llegar a la rama recientemente rota y subieron por su brazo, y empezaron a recorrerlo.

Trato de quitarlos, pero al mínimo intento de movimiento cayó al piso, notó que los bichos le caminaban por el cuerpo provocándole dolor, llegaron a su estomago y le pareció que le intentaban sacar algo. Intentaba levantarse pero no pudo.

Empezó a sentir que la sangre salía de su estomago a cantaros, trataba de mantenerse vivo, pero le resultaba casi imposible no gritar y mantener los ojos abiertos. Vio como poco a poco sacaban algo, le pareció ver la fruta, en medio del mareo que sentía, pero lo mas extraño es que ¡¡estaba completa!!

Quiso ver que pasaba, trato de levantarse; sus pies ya no le respondían; el mundo giraba a su alrededor, y le parecía que los escarabajos entraban en su estomago con un hueco ahora…

El dolor aumentaba, y el volumen de su voz disminuía, sus ojos se cerraban, por un momento llego a creer que todo había acabado, que se levantaría, se volvería a limpiar la camisa, y continuaría el camino hacia el encuentro de su futura esposa; pero no lo logro…


Sus ojos se cerraron, y solo sintió frío…