Conciencia

Despido, mis tediosos lloros.
Lloros en colapso.
Hasta sentir, espasmos de no salir nada.
Nada que genera una barrera dura.
No hay, barrera que no congelé mi mente.
Ni deje de pensar, en el porqué.
De dejar ir más allá.
Cuando la situación, es el ahora.
Comprendo, el desahogo.
Junto con el ahogo de no tener la capacidad de respirar.
Hace, que la multitud te supere.
Retener el miedo, y no sacar la venda de los ojos.
Deseosos somos, los que extendemos la mano.
Y agrandamos horizontes.
Gente que tapa su mano, y la mentalidad dañina.
Increpa ver nuestro mar.
Lo puro, verdadero, de nuestra vida.
Es la existencia, y dar todo por los sueños.
Esas manos, extendidas, fueron afortunadas.
Que en su día, nos agradecieron la lucha.
Los otros.
Dirán gracias por la lección.
Evitó hacerte el feo, hacerte daño.
Hacerte tantas maldades.
Cuando no comprendiste, ni entendiste nada.
Tus, pensamientos, hicieron de mi un mar.
Que con lucha pude parar.
Jugamos como títere, con las palabras.
Herimos, sin parar.
Aparentemente, no tenemos marcas, en la piel.
No comprendemos, toda la bondad que somos.
Dudamos, confundimos, e impulsamos nuestro mandato de dolor al otro.
No son, visibles los pedales.
Los frenos quedan siempre en reflexión.
Justamente dónde los tengo ahora, no me estamparé.
Sabré maniobrar mi decisión.
Pondré los recuerdos en una caja.
Así poder congelar lo vivido