Confundidos

Confundidos​

Mi amor:Como hago para desahogarme si frente a ti no lo conseguí; después de que conversamos mi mente quedó cargada de dudas y de vacios, me llene de nostalgia con tu inoportuna propuesta.

Recuerda que cuando te invite a que me acompañaras a llorar, ya de tus ojos escurrían dos inmensas lágrimas.

Pero no lloraste apartada de mi, ni mirándome a los ojos; lloramos recostados sobre mi hombro y todo lo que habías conversado se fue a pique; esa ternura tuya se junta con la mía y producen las dos una reacción corporal inevitable.

Ya habíamos anteriormente tocado el tema que me comentaste; recuerdo que me insinuabas que cuando nos viéramos yo no podía seguir manifestando mi pasión por ti.

Eso ya lo tenía más que claro, pero se te olvidó que no busco de ti nada que te pueda causar daño; lo que sucede es que a ti no te puedo ver con los mismos ojos que veo a todas las mujeres.

Tu sabes la adoración que siento por ti y que no busco apoderarme de tu cuerpo ni de tu mente.

Sin embargo quieres que cambie si no es así tu desaparecerías de mi vista.

Eso a tu edad es muy fácil decirlo, pero lo pensé fríamente y escogí lo mejor para los dos, que desaparecieras de mi vista que seguir con esta farsa; esto me hace daño y prefiero perderte que aceptar una propuesta tan desproporcionada.

Volvamos con el tema hace ocho meses apareciste en mi vida y yo en la tuya; eso que me pides lo hemos dialogado tres o cuatro veces; sin embargo, seguimos por el mismo camino ninguno de los dos se atreve a alejarse.

En el momento de la despedida se te acabaron los afanes y con un gesto que me pareció de reconciliación te subiste sobre mis piernas y una de ellas quedo incrustada dentro de las tuyas, en silencio esperé tu reacción porque mis instintos estaban regañados y ni siquiera hicieron el intento por despertarse seguramente tu te diste cuenta de ello porque me dijiste:

Quería comprobar que sucedía y si yo era la que te excitaba a ti, pero veo que los dos somos como un imán y apenas le mesclamos a nuestra relación un tris de ternura inmediatamente la reacción corporal no se hace esperar; lo más hermoso es que aunque lo hagamos contra nuestra voluntad lo disfrutamos de tal manera que casi nos enloquecemos realizándolo.

En ese instante lo comprobaste después de tantos desprecios mi mente reacciona, ya lo sabes, pero mis instintos tiene cabeza pero no piensan.

Solo te pido que me dejes amarte; yo se que tienes muchos admiradores no voy a competir con nadie, déjalos que se peleen entre ellos mientras nosotros dos nos seguimos amando.

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