Consuelo

Consuelo

Al terminar, soltaste un lamento
solo un lamento, oscuro paredón.
Lucías inerte, anclada en un rincón
sin conocer el ácido tormento.

Ahora por fin, descansas del momento
en que te fue amputado el corazón
por un falaz e ingrato batallón
que acribilló tu afable sentimiento.​

Yaces ahí, pequeña de alma pura
tan virginal, fantasma del ayer
en tu jergón, hermosa criatura​

Al fin se fue el inefable padecer
frío estertor, potente envergadura.
Ya se acabó, murió, dejó de ser.

Rodrigo del Río​

 

Maravilla excelente de poesía divina, magistral página perfecta.

 

Gracias maestro Jorge.
Es parte de una trilogía de sonetos llamada "Tres sonetos y un adios".
Soy nuevo en este blog y me ha gustado mucho su dinámica y diversidad.
Espero poder publicar los otros dos. Gracias por su saludo y respuesta.
R del R.

 

Pues también espero poder disfrutar los otros dos sonetos...
Este va cargado de melancolía, aunque respirada de paz.
Saludos y Bienvenido

 

Y así va ser, te lo prometo...
R. del R.

 

un poema dedicado a la nostalgia y el tonto orgullo...

 

aún no he terminado de agradecer los like y buenos comentarios
Narablus,Mar, La dama triste. Muchas gracias
Rodrigo

 

Gracias Mar por tu "me gusta.
Un abrazo
Rodrigo

 

Muchas gracias Lirae por tu lindo comentario y tu me gusta
Rodrigo del Río