Contigo por la eternidad

Contigo por la eternidad​

Isabella precioso nombre aquel que adornaba su figura combinaba con sus curvas y su aire de princesa, simplemente divina era aquella damisela; Ojos exuberantes, labios carnosos, deslumbrante cabellera, mirada traviesa, blanca tez digna de realeza, delicada su piel era, imposible no ser esclavo de su cuerpo, complacerla eternamente era lo que yo anhelaba, pues demente debía ser la persona incapaz de no admirar su imponente belleza.

Aún recuerdo aquella tarde de primavera cuando luego de un pequeño recorrido en mi yate, la bese por vez primera, mágicos instantes hechizaron mis sentidos, transformando mis deseos de revolcarme con ella, a partir de aquel insustancial encuentro sin querer me fui enamorando hasta los huesos de aquella electrizante chiquilla.

El día más feliz de mi vida me lo obsequio Isabella, al decir que si frente a un monto de desconocidos que brindaban conmigo el día que celebramos nuestro compromiso, mis amigos cercanos no comprendían lo sucedido pues en el pasado Isabella había sido una perdida sin rumbo ni lugar alguno dentro de la sociedad pero ella había cambiado, ahora tenía quien guiara su vida por el camino correcto, enmendado su ayer, purificando su presente, iluminando su futuro.

En el altar prometimos frente a dios amarnos hasta el final, sernos fiel por toda la eternidad, yo confié en su palabra y ella igual en la mía, éramos almas gemelas, perpetuamente unidas.

Nuestras vidas eran básicamente perfectas todos a nuestro alrededor parecían envidiar nuestro reluciente amor, sin embargo todo cambio repentinamente, hace algunas horas reíamos desvariadamente y ahora la observo yaciente en el piso con sus exuberante ojos abiertos como platos mirándome sin percibir realmente nada…¡ Pobre Isabella!... ¡Pobre Chiquilla ingenua!... Se dejo seducir nuevamente por la tentación. Decidió satisfacer sus deseos en otros cuerpo, yo siendo su cuidador debía ponerle fin a su padecimiento sino conmigo se la llevarían al mismísimo infierno.

Ahora he de irme con ella seguiré cuidando su sendero desde el más allá pues nosotros somos almas gemelas unidas por la eternidad, esa fue mi decisión a pesar de todo no me arrepiento de haberla tomado pues con ella vive inmensamente feliz y este es solo el precio que debo pagar por haber sido esclavo de su cuerpo, ciego sin sentido, perdido en la lujuria que me ofrecía su excitante figura.

Esta confesiones se las obsequio amigos míos pues ustedes comprenderán que sin ella yo simplemente no vivo.

 

Nataly hiciste un precioso relato, no pude desprender la mirada de cada estrofa.
Me gustó mucho, gracias por compartir tu magia.
Un fuerte abrazo.

Joel