Contraste

Es solía llamarme Hank. Infortunio y caos en un alma cobarde. Por el personaje de una novela de bukowski. El solía morder, con gran fuerza erótica, mi labio inferior hasta tornar la blanda carne roja y en ella convocar un dolor terriblemente disfrutable. Alexander…. El solía llamarme…. El solía tomarme entre sus brazos por la espalda y susurrar lentamente para mi incauto odio palabras oscuras que llevaban, exitosas, hasta mis ansiosos intestinos haciéndolos pensar. La apretada mezclilla de tu entrepierna, la deteriorada y deslavada tela que me gusta comparar con la textura de tu alma, Alexander. La amarga lluvia cae afuera mientras nosotros tratamos, inútilmente, de alejarnos de la resequedad de nuestros días en este barato cuarto de hotel donde la luz roja, neón, del espectacular que exhibe el nombre del lugar nos ilumina sin poder disolver por completo las sombras que nos ocultan. Cerveza de lata, tu aliento mágico… la edad que poseo junto con el tipo de sangre que dispensa mi joven corazón.

Lo único que quiero de esta vida es poder tener te junto a mí por el resto de mi existencia… no soltarte en ningún momento… lo único que quiero de esta experiencia es poder conservar te y poder fumar la hierva de tus jardines... perdernos entre el magnífico humo y la locura de las flores… olvido, delirio…. Sueño, hambre, Alexander.

 

Exquisitos momentos de locura mi querido Alan.
has aprobado en la materia conmigo con 9...
ya que este poema va a la prosa de amor...

ojo amigo​