Cosas de duendes (2)

Para hacer una ensalada
habrán requerido aceite
los malditos:
lo busqué por todos lados
seguro de que aún había
un poquito.

Por último, resignado,
abrí una nueva botella
con suspiros
de protesta ante el ultraje
al que sin cesar me veo
sometido.

Algunas noches después
somnoliento y en penumbras,
distraído,
buscando agua fresca fui
a servirme en la heladera
¡aceite frío!

Esta sorpresa asquerosa
los delató de inmediato:
he sufrido
tanta ingeniosa maldad
de los muy pícaros duendes
en mi exilio...

 

Cuando era chico a veces nos hacían beber aceite de ricino, no recuerdo para qué: no fue tan malo, pero lo terrible fue esperar el agua y trasegar el aceite... puáj.

Entre tantas amenidades que Alatorre menciona en su artículo «Avatares barrocos del romance» figura un antecedente de un romance 8-12, que en su nomenclatura significa que se alternan los octosílabos y los dodecasílabos; más allá de la geometría de la estrofa, mi tema entraría en ese esquema. No pude encontrar el antecedente que Alatorre menciona, un villancico de 1680, si no recuerdo mal.

gracias y abrazo
Jorge

 

Los duendes pululan en todas partes, querida Isabel, aún en los países más civilizados. ¿A quién se le puede ocurrir guardar el aceite en la heladera?: solo a ellos, en su pícara maldad, adivinando lo que causarán. Mi sombra es bastante benigna, me acompaña a todos lados: ¿tienes problemas con la tuya?; hay una famosa canción de Zitarrosa (Vidala para mi sombra) que recomienda, para esos casos, darle un trago de vino.
un abrazo
Jorge

 

Esos duendes nos hacen la vida de cuadritos en las casas, los míos
me dejaron una vez los lentes en el refrigerador!! Excelentes tus
coplas, simpáticas e ingeniosas, grata lectura que se agradece.
Besitos apretados en tus mejillas.

 

Sí, no sé para qué usarán los lentes, pero es cierto que tienen predilección por ellos. Tienen obligación moral, la mamá los reta, de devolver lo que roban, pero eligen con maldad la manera de devolverlo, para hacernos creer que somos unos despistados. Ah, ¡si pudiera atrapar uno in fraganti!

gracias y abrazo
Jorge

 

A lo grande, como siempre.
Un gusto leerte, Jorge.
Abrazo.

 

Jajaja, a lo grandulón diría, en este caso... Gracias, Ángel.

abrazo
Jorge