Cosas en común

Cosas en común

Creo que tenemos cosas en común, pero nos separa un abismo de intensidad de respuestas. A ambos nos afectan los cambios, se nos dificulta seguir instrucciones y memorizarlas. Mientras yo caigo pesadamente en mi rutina, él evita la suya, a su manera, conmocionado por el movimiento de las luces, el reflejo de su sombra, la refrescante caricia del agua; el instante repleto de sensaciones. Él es más sincero, así no lo diga, porque no le importa mucho alguna gente y tampoco se esfuerza porque le agraden. Yo en cambio, soy el hipócrita de las campañas políticas, el payaso de circo, el motivador empresarial, la marioneta y a la vez mis hilos. Hago chistes forzados con la intención de hacer monstruoso mi ego y poder ver pianos relucientes y ojos que ríen, agrandándome como un muñeco de paleta escalofriante; o cuando un sancocho de muelas es la respuesta a mis flojos chascarrillos tengo un reflujo mental que impacta con mi concepto de lo bello. Pero intento agradar en el fondo, cuando lazos imaginarios amarran correspondencias entre personas parecidas al primer grito del parto, a los primeros brazos blancos de mecido. Estoy seguro que él también intenta agradar, y que nos parecemos, pero aún no se de que manera.