Cosas que digo ahora que me puedo dormir sola

Los miles de espejos reflejan mis sonrisas y mis ilusiones dormidas. Ya no hay nada que me haga más feliz que despertarme pensando solo en mí. Critico cada pequeño instante en el que te da miedo recordarme, eres mi mal necesario.
Cuando las estrellas saben a lo que dejaste tirado debajo de mi cama, siento que no hay nada más hermoso que nuestra desnudes en una noche de lluvia. Hasta que no haya nada más de que hablar con las estaciones ni con los cambios de clima-que cambian conforme cambia mi humor. Eres un ingenio de mi escapatoria: siento que nada me pertenece y que los instantes en los que me sepulcro son tan cortos como mi respiración.
A veces me da miedo. Deduzco por mis comportamientos que todo va a estar bien, pero son los días más cortos de lo que necesito y los deseos más grandes de lo que espero.
Mi felicidad ya no pende de tu ironía o tu realidad. Soy lo que soy y lo que me atrevo a mostrarle a tu mirada. Me conoces mejor de lo que pienso, pero me importa poco, de cualquier manera ya no tengo nada que perder.
Ya no quiero que me besen, ni que me abracen, ni sentirme cómoda en los brazos de nadie. Ya no deseo que me esperen, ni que me llamen, ni que hagan de mis lágrimas recordatorios de mi ingenuidad y mi fragilidad. Sabes que te amo, pero ahora estoy segura de que no espero nada de nadie-incluyéndote.
Que se quemen los barcos, los amantes y los despertares. Que se mueran las palomas, las princesas y los duendes. Que se suiciden los meses, los instantes y los besos. Que se borren los recuerdos, los silencios y los llantos. Que se desaparezcan los pasados, los presentes y los futuros.
Viste mis miradas con tu desprecio, que ya no me importa que me duela el alma y que me sangren las manos. La vida se me parece al ayer y ya no me importa tener que beber sola el cáliz de la desesperación. Soy más fuerte de lo que creí...
Piensas que eres lo que no eres y soy lo que siempre deseaste ser. Veo venir la lluvia, ya no me dan miedo los días de soledad ni los sepulcros abiertos. Sé que me amarás cuando me vaya, cuando ya no me sientas entre tus cartas, cuando te veas reflejado solo, cuando pases por los lugares en los que tanto te gustaba besarme. No vengas a memorizar mis derrotas que yo las escogí.
Me estalla la cabeza y me importa poco tener algo que me lata por dentro. Le eres innecesario a mis poesías. Siempre pensé que te quedarías a mi lado por siempre, pero veo que necesitas tiempo para conocerte y para taparte los defectos. Pero, ¿cuánto tiempo es por siempre?
Ya no me persigue el ayer. Puedes cambiar lo que quieras, pero mantendré los ojos enrumbados a tu alcoba, y tu mantendrás el alma prendida de mis prosas. Puedes decir que estás aburrido, cansando, torcido, pero ya no me hieres más. Ya no verás nada más que deambular en mis madrugadas y danzas en mis atardeceres. Ya no tenemos mucho que perder. Hazte para un lado que me toca desfilar a mi...